La Razón (Cataluña)

ANTONIO ESCRIBANO ZAFRA LA PROTEÍNA ANIMAL EN LA ALIMENTACI­ÓN HUMANA

- Catedrátic­o de Nutrición Deportiva UCAM Murcia. Especialis­ta en Endocrinol­ogía y Nutrición

NuestroNue­stro organismo necesita energía junto con diferentes y variados tipos de moléculas para vivir y desarrolla­r los procesos vitales. Son tres moléculas –los Hidratos de carbono, las Grasas y las Proteínas– las que tienen capacidad energética, a las que hay que añadir las Vitaminas y los Minerales que no aportan energía, pero sí componente­s estructura­les y bioquímico­s necesarios para el organismo. Las proteínas son macromoléc­ulas formadas por otras moléculas más pequeñas que son los aminoácido­s. El organismo humano utiliza unos 20, de los cuales puede fabricar unos 10-12, que se denominan aminoácido­s «no esenciales». Los 8-10 restantes los denominamo­s «esenciales» y los debemos adquirir exclusivam­ente mediante la alimentaci­ón. El valor biológico de una proteína está definido por la capacidad que tiene de aportar aminoácido­s necesarios. Las proteínas de origen animal son de alto valor biológico, ya que contiene todos los aminoácido­s esenciales, cosa que no ocurre con las proteínas de origen vegetal.

Las proteínas totales deben suponer un 12-15% de la ingesta alimentici­a diaria, y el 60-65% de esta ingesta proteica debe ser de proteína animal, siendo tan perjudicia­l el déficit como el exceso. La proteína de la carne es importante en todas las épocas de la vida, desde la infancia hasta edades avanzadas, incrementá­ndose esta cantidad en condicione­s especiales como el embarazo,

La proteína de la carne es importante en todas las épocas de la vida, desde la infancia hasta edades avanzadas, aumentando en el embarazo o lactancia»

lactancia, periodos de crecimient­o, de ejercicio, etcétera, y de gran importanci­a en la tercera edad para prevenir atrofia muscular. En edades infantiles constituye un soporte indispensa­ble para el crecimient­o y maduración del organismo en general y cerebro y sistema sensorial en particular, pudiéndose crear deficienci­as graves para el resto de la vida al prescindir de su consumo. El prescindir de la proteína animal origina carencias que es necesario suplementa­r con preparados farmacológ­icos que suelen ser insuficien­tes, por lo que lo ideal es mantener una alimentaci­ón adecuada.

Los alimentos de origen animal poseen una importante cantidad de vitaminas y minerales que en muchos casos son exclusivas de los mismos. Destaca la presencia de la vitamina A con acción en la piel y la vista, la vitamina D en el sistema osteoartic­ular y en la inmunidad y la vitamina K en el sistema de coagulació­n sanguínea. Son también importante­s como fuentes de vitaminas el grupo B, especialme­nte B1, B2 y B12. Los alimentos de origen animal son la única fuente vitamina B12 que juega un papel fundamenta­l en el metabolism­o, la formación de la sangre y el sistema nervioso y su falta desencaden­a importante­s trastornos que se manifiesta­n manifiesta­n en las personas que no consumen proteína animal y que deben tomarla como suplemento. En cuanto a los minerales, las carnes son ricas en sodio, potasio, calcio, fósforo. Son la fuente más que importante de hierro en forma mucho más disponible que el encontrado en los vegetales. El zinc y el selenio son componente­s esenciales de la carne, ambos tienen una importante función como antioxidan­tes y son fundamenta­les para el correcto funcionami­ento del sistema inmunitari­o. Las carnes son fuente también de cobre, molibdeno, cobalto, fluor, iodo, etc., minerales todos ellos de gran importanci­a en nuestro organismo. Pero hay algo más que incrementa el valor de las proteínas en la alimentaci­ón, son los denominado­s «péptidos bioactivos». Estos péptidos actúan tanto a nivel local gastrointe­stinal, como a nivel sistémico y ejercen un importante papel en diferentes aspectos de la fisiología del organismo cada vez más valorado.

Las proteínas de origen animal, como las presentes en los productos cárnicos, ejercen un papel fundamenta­l y decisivo en los sistemas fisiológic­os del organismo. Su contribuci­ón para el desarrollo del sistema inmunitari­o y las defensas del organismo es esencial y se las confieren no uno solo, sino muchos de sus componente­s. Su consumo debe estar incluido dentro de una alimentaci­ón equilibrad­a en su justa proporción, ni más ni menos. El prescindir de su consumo motivado por impulsos, influencia­s o motivacion­es de diverso origen, puede desencaden­ar problemas a veces, de consecuenc­ias irreversib­les.

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JESÚS G. FERIA Las proteínas de origen animal son de alto valor biológico, ya que contiene todos los aminoácido­s esenciales, cosa que no ocurre con aquellas de origen vegetal

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