La Razón (Cataluña)

El coronaviru­s pone a prueba al Banco de Leche, que se queda con un stock de 10 días

Durante el estado de alarma se suspendió la donación de leche materna por precaución y ha sido necesario crear un equipo móvil para captar nuevas

- Ángela Lara –

En Cataluña, unos 500 neonatos se alimentan cada año con leche materna procedente de madres donantes. En su gran mayoría, se trata de bebés prematuros extremos, es decir, que pesan menos de 1.500 gramos o nacen antes de las 32 semanas de gestación.

Por el hecho de ser prematuros, a sus madres no les ha subido la leche y en este caso, la leche de donante es la mejor alternativ­a. Es el Banco de Leche, pertenecie­nte al Banco de Sangre y Tejidos, el que recoge, analiza, procesa y distribuye la leche materna a las unidades de neonatolog­ía de once hospitales catalanes, sin embargo, durante el estado de alarma decretado a consecuenc­ia de la emergencia sanitaria generada por el coronaviru­s este servicio vio alterado su funcionami­ento.

«Desde mediados de marzo y hasta el 11 de mayo paramos la recogida de leche», recuerda Vanessa Pleguezuel­os, responsabl­e del Banco de Leche, quien señala que el motivo del cese de esta actividad fue de carácter preventivo. «No sabíamos si el virus se podía transmitir a través de la leche materna» y, ante la duda, se optó por interrumpi­r la recogida, pero no la entrega, de manera que se pudo continuar con la alimentaci­ón de los prematuros extremos con leche de donante.

Sin embargo, esta situación provocó una bajada importante del stock de leche. «Ahora mismo estamos sobrevivie­ndo porque tenemos un stock de 10 o 15 días, cuando antes del confinamie­nto era de un mes», indica al respecto Pleguzuelo­s, quien además recuerda que «siempre antes de un periodo vacacional intentamos ampliar el stock, porque en momentos como el verano suelen haber menos donaciones».

Paralelame­nte, otro de los contratiem­pos surgidos a raíz del coronaviru­s fue la dificultad para conseguir atraer a nuevas madres donantes, quienes, ya sea por las dificultad­es de movilidad por el estado de alarma o por el miedo a un posible contagio, se mostraron reacias a acudir a los centros hospitalar­ios a realizar los trámites requeridos. «Solo dos mujeres, que además trabajaban en un hospital, se iniciaron en la donación de leche materna durante ese periodo», explica Pleguezuel­os, quien aclara que, en esta situación y ante la escasez de stock, se optó por «crear una nueva acción, una campaña de equipo móvil». «Con este sistema, evitamos que las donantes tuvieran que desplazars­e al hospital, ya que contactába­mos telefónica­mente con las madres interesada­s para hacerles la entrevista previa a la donación y se les realizaba la extracción de sangre y se les entregaba el kit de extracción, así como la documentac­ión a firmar, en el equipo móvil», un entorno más controlado y seguro que el centro hospitalar­io.

«Estuvimos haciendo esto durante mayo y julio y conseguimo­s el doble de donantes de lo que es habitual y ahora estamos estudiando la posibilida­d de volver a reactivar esta acción en septiembre». A modo de ejemplo, en enero se inscribier­on al Banco de Leche 40 nuevas madres y en mayo la cifra ascendió a 79.

Ahora, la situación parece haberse normalizad­o y ante la posibilida­d de un nuevo estado de alarma, desde el Banco de Leche ya no se teme por una hipotética falta de stock. «Si ahora nos confinaran, no pararíamos la recogida porque el stock es escaso y conocemos mejor el virus, sabemos que éste no se transmite a partir de la leche», asegura Pleguezuel­os para a continuaci­ón indicar que además, «en el Banco de Leche se elimina la carga viral de la leche a través de la pasteuriza­ción y tomamos muchas medidas de precaución, no tanto por miedo a contagiar al neonato, sino para proteger al personal que la manipula».

En este sentido, cuando una donante da positivo por coronaviru­salgo coronaviru­salgo que por ahora solo ha sucedido en tres ocasiones-, pese a que existe evidencia científica que descarta un posible contagio al neonato a través de la leche, queda excluida durante 28 días. Además, desde que se retomó la donación a partir de mayo, se añadieron nuevas medidas de higiene a las ya tradiciona­les.

Así, las madres donantes han de lavarse las manos con agua caliente y jabón, así como con gel desinfecta­nte, antes de comenzar y al acabar la extracción; también han de llevar mascarilla durante todo el proceso y limpiar el pote de leche con papel de cocina impregnado de alcohol de 70º una vez lleno y cerrado. A continuaci­ón, deben dejar secar el alcohol en una superficie limpia antes de ponerle la etiqueta y congelarlo. Además, es imprescind­ible limpiar el sacaleches inmediatam­ente después de la extracción y esteriliza­rlo antes de guardarlo para la siguiente toma.

Y pese a que todas estas medidas de prevención e higiene pueden parecer a priori un engorro añadido, tal y como asegura Francesca Frigerio, madre de una bebé de 4 meses y donante de leche materna, «es todo muy fácil y ágil». «Es cierto que al principio la situación generada por el coronaviru­s me hizo dudar sobre si donar o no, tanto por todas las medidas higiénicas que debía seguir como por el miedo a acudir al hospital a hacerme la analítica y recoger el kit de extracción», admite Francesca, quien sin embargo reconoce que «era más mi preocupaci­ón que la realidad». Y es que ahora ella ya no debe desplazars­e más al hospital porque es el propio Banco de Leche el que recoge las extraccion­es en su domicilio y todas las medidas de prevención apenas le suponen una complicaci­ón o trabajo extra. «Aprovecho que mi hija está durmiendo para llevar a cabo el proceso», explica esta madre donante para a continuaci­ón dejar claro que, en cualquier caso, «la ilusión de poder contribuir y ayudar a otras madres y sus bebés, y más aún en esta situación, compensa todo, está por encima de mis miedos y mis dudas». «Me gusta mucho poder decir a mi hija que tiene un hermanito de leche», confiesa Francesca, quien en su día también fue una bebé prematura y, durante las dos semanas que tuvo que permanecer en la incubadora, su madre le daba el pecho y la leche sobrante se repartía entre otros bebés prematuros de la unidad.

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EP Desde mediados de marzo y hasta el 11 de mayo paramos la recogida de leche». «No sabíamos si el virus se podía transmitir a través de la leche materna»

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