La Razón (Cataluña)

Sor Rocío de Jesús, la monja carmelita que reza por su primo el Rey Emérito

TERESA ZAMOYSKA Y BORBÓN TIENE 82 AÑOS E INGRESÓ CON 25 EN EL CONVENTO DE LA ALDEHUELA. ANTES DE ENCLAUSTRA­RSE, SE LA INCLUYÓ EN LAS QUINIELAS DE LAS POSIBLES CASADERAS DE DON JUAN CARLOS

- José Beltrán -

EL GEN BORBÓN LA DELATA Y HAY QUIEN LE ENCUENTRA PARECIDO CON LA INFANTA PILAR

SeSe llama María Teresa, tiene 82 años y es carmelita descalza. Forma parte de las carmelitas descalzas de La Aldehuela, en Getafe, el convento donde descansan los restos de santa Maravillas de Jesús. Es una monja más en la comunidad que tomó el nombre de sor Rocío de Jesús como religiosa contemplat­iva. Sin embargo, los apellidos de los que se despojó cuando entró en el Carmelo dicen mucho más de ella.

Teresa Zamoyska y Borbón es prima hermana del Rey Emérito, en tanto que su madre, la infanta Isabel Alfonsa de Borbón y Borbón era hermana por parte de padre de María de las Mercedes, la madre de Juan Carlos. El gen Borbón la delata y hay quien la encuentra un parecido más que razonable precisamen­te con Doña Pilar de Borbón, la hermana del Rey Emérito que falleció en enero de este año. Alta, rubia y de la misma edad que su primo, cuando eran jóvenes hay quien la llegó a incluir en las quinielas como futura esposa de Juan Carlos. Por él reza cada día desde que Teresa se enclaustró, como toda la vida contemplat­iva encomienda diariament­e a los gobernante­s de nuestro país en sus oraciones, lo mismo en su coronación y en su abdicación. También ahora en su marcha fuera de España. No son pocas las ocasiones en las que Don Juan Carlos ha hecho una escapada para visitar a su prima, solo o acompañado con Doña Sofía o alguno de sus hijos. De hecho, los Reyes Eméritos asistieron como invitados a su profesión el 2 de noviembre de 1963, a la que también acudió la condesa de Barcelona. Solo unos meses antes, en mayo, entraba como novicia en el convento.

Infancia en Sevilla

Con poco más de 25 años, la joven y guapa aristócrat­a nacida el 18 de abril de 1938 en Bratislava (Eslovaquia) decidió sumarse a de la santa madrileña en una casa fundada a los pies del Cerro de los Ángeles en la pedanía getafense de Perales del Río. Un distrito periférico que compartía carencias estructura­les con la barriada de Sevilla donde ella vivió su infancia y adolescenc­ia. Y es que Teresa recaló en Andalucía con sus padres y sus tres hermanos mayores cuando apenas tenía siete años, huyendo de la Segunda Guerra Mundial. Su padre, el conde Zamoyski fue detenido por la Gestapo en 1944 debido a sus orígenes familiares polacos.

Tras la intermedia­ción de la Familia Real española, el esposo de Isabel Alfonso consiguió ser liberado y fue entonces cuando se plantearon trasladars­e a España. En Sevilla, lejos de llevar una vida de lujo en su finca, llegaron con un mano delante y otra detrás, y se integraron como unos vecinos más, dedicándos­e a la venta de los productos de su huerta y la leche de la vaquería, amén de colaborar con aquellos que más lo necesitaba­n. Sus padres se separaron de forma amistosa, dicen, por el complicado carácter del conde.

Educación austera

Son muchos los que todavía recuerdan a Doña Isabel como una gran trabajador­a y benefector­a, además de como una mujer de oración. Cuentan que no dudó en desprender­se de sus joyas para ayudar a los últimos de la capital hispalense a la par que educaba a sus hijos en la máxima austeridad y humildad. De la misma manera, llegó a donar hasta dos millones de pesetas para las obras de la ermita de la Virgen del Rocío y colaboraba con becas para los seminarist­as. Unos valores que fueron empapando en Teresa, a quien todavía hoy se la recuerda en Sevilla como una adolescent­e sensible a la situación de los excluidos y fuertement­e identifica­da con la religiosid­ad popular, con una particular devoción a la Virgen de los Reyes, patrona de la ciudad. Pero, sin duda alguna, su pasión era la Blanca Paloma, de ahí que fuera una habitual de las peregrinac­iones al santuario en Almonte, por lo que resulta sencillo deducir el origen de su nombre como monja de clausura.

Cuenta el presbítero Camilo Oliveras, biógrafo de la madre de Sor Rocío de Jesús que, cuando la infanta Isabel Alfonsa estaba a punto de morir en 1985 no quiso que su hija saliera del convento para darle el último adiós para que no rompiera con los firmes votos de toda carmelita descalza de la madre Maravillas. Entre las últimas visitas de Don Juan Carlos a su prima, se encuentra el funeral por el hermano de Teresa, el conde Zamoyski Borbón, que falleció en 2010, a los 75 años de edad, en la aldea del Rocío. El ahora Rey Emérito acudió acompañado de las infantas Doña Pilar y Doña Margarita, así como del duque de Soria.

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LUIS DÍAZ Son frecuentes las visitas de Don Juan Carlos a su prima. La última vez junto a sus hermanas

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