¿Y ahora esto quién lo limpia?
El paraíso en la tierra .... hasta hace dos días. El enésimo desastre medioambiental, provocado por la operadora japonesa del carguero «MV Wakashio» solo se diferencia de otros que le han precedido, en otras partes del mundo, en que los habitantes, voluntarios y operarios que han acudido en un primer momento a limpiar el desastre lo hacen sin mascarilla. Allí, en isla Mauricio hay más petróleo en las aguas que Covid en el aire. O no les ha dado tiempo a cogerla. O están excusados de llevarla, por aquello del trabajo manual y de fuerza. Luego, después de limpiar el petróleo vendrán los PCR. Por lo demás, el caos ecológico está servido. Y el origen del desastre no se diferencia en demasía de otros similares: un barco encalla y deja una mancha de 1.000 toneladas de combustible en las turquesas aguas de la isla. Luego llegan las peticiones de perdón y los lamentos. Pero eso no limpia ni las aguas ni las playas. «Lo sentimos enormemente», afirmaba el vicepresidente de la naviera Mitsui OSK, Akihiko Ono. Pues gracias. Pero sus lamentos no les dará de comer. Isla Mauricio, que tiene en el turismo su principal fuente de ingreso –y ya sabemos que la cosa de viajar está como está–, deberá sumar ahora la publicidad negativa de este vertido. Una mancha que ha oscurecido sus playas, sus aguas y que necesitará ser limpiada con una campaña de imagen. Una campaña que podría ser pagada por los que fletaron el carguero que llevó la miseria a sus costas.