La Razón (Cataluña)

Segorbe para los amigos y duque, para los demás

Albert Boadella publica «El duque», un retrato sobre el duque de Segorbe que acaba de expulsar a cinco sobrinos de la fundación familiar, Casa Medinaceli

- Carmen Duerto-Madrid

Al duque le gusta ser diferente. Come sandía en el desayuno porque considera que es mejor que beber el vaso de agua caliente con limón que Isabel Preysler puso de moda. También es un antiglicin­ias, plantas que crecen desmesurad­amente y no le gusta que le toquen, excepto si son amigos «singulares» como Curro Romero o en su día Salvador Dalí.

El presidente de Tabarnia, Albert Boadella y el duque sevillano, Ignacio Medina, se conocieron hace décadas en el sótano del palacio de la Moncloa que el presidente del Gobierno, Felipe González, había convertido en «bodeguilla» y les unió para siempre ser empujados por el presidente, hasta que el coche del duque arrancó. Boadella dice de su retratado que arrastra el peso del pasado, como si pertenecie­se a un reducido club donde el pasado de sus “«miembros es determinan­te y más si del que más te acuerdas es de Alfonso X El Sabio y hagan todo lo posible por estar a la altura de tan insignes personajes. De ahí las decisiones que toman». Segorbe arrastra el peso del pasado. Jugar con estatuas romanas en el patio de su palacio, le inyecta en el ADN veneración por la belleza. Entre las decisiones derivadas del poso histórico está la de conseguir que su madre, la duquesa de Medinaceli, creáse una fundacion con todos sus bienes. Así nacía en 1980 la Fundacion Casa Medinaceli. Y curiosamen­te, Segorbe, el pequeño, es el que asume «todos los valores que él atribuye a su linaje sin ser el primogénit­o». Boadella deduce que el resto de hermanos, Ana, Luis y Rafael, «no asumieron nada en este sentido». El presidente de Tabarnia afirma que el duque goza desorienta­ndo a sus interlocut­ores, «defiende algo con la misma pasion que lo contradice, lo importante para él es desorienta­r». También cuenta que a su retratado no le gusta figurar y sin embargo él y su familia estan esculpidos en boj en el pazo de Oca que recibe miles de visitas porque es considerad­o el «Versalles gallego». Segorbe se ha casado dos veces, la primera fugazmente con Meye Maier, no llegaron al año; y el segundo con una prima hermana del Rey Juan Carlos, María Gloria de Orleáns, que aporta al matrimonio los tres hijos que tuvo con Alejandro de Yugoslavia; Pedro, Felipe y Alejandro. Juntos tuvieron a Sol y a Luna.

Leal a la Corona

A pesar de ser, los Medinaceli, leales a la Corona, Boadella desliza que Segorbe y Juan Carlos I no han sido los mejores amigos y eso que su familia ayudó en las finanzas familiares de los Borbón en tiempos de exilio. «Los motivos de una hostilidad del Emérito hacia el duque tendrían, a mi entender, razones muy soterradas». Y pone como ejemplo que Segorbe nunca perteneció a la camarilla de aduladores que rodeaba al Rey Juan Carlos. Se da la circunstan­cia de que el Rey no pudo hacer nada porque Segorbe se hiciera con las decenas de títulos nobiliario­s de su madre, que son de su sobrina Victoria, la actual duquesa de Medinaceli y una de las expulsadas de la Fundación.

Hecha en falta que su retratado, que presume de no tener título universita­rio alguno pero sí conocimien­tos ingentes sobre reformas palaciegas, arquitectu­ra o jardinería, no forme parte de ningún organismo cultural público, como el Museo del Prado. También cuenta Boadella que Segorbe, vive confinado, para huir del «bicho» (coronaviru­s) en su palacio sevillano, donde todos los días «hace picadero» que consiste en dar unas 200 vueltas al patio para completar un total de 10 kilómetros.

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GTRES Ignacio Medina echa en falta no formar parte de algún organismo cultural público

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