La Razón (Cataluña)

Twitch: el paraíso de los «nuevos ricos» que huyen a Andorra

La plataforma de moda tiene sabor español: en el boom, los «streamers» patrios lideran los rankings y baten récords mundiales

- POR PEDRO DEL CORRAL MADRID

Rafa tiene 22 años y el pelo algo canoso. Apenas gana lo suficiente para pagar la casa que comparte con otros dos amigos, pero siempre guarda alguna que otra moneda para los recreativo­s. Allí no es el camarero que sirve copas hasta las cinco de la madrugada ni el estudiante de Derecho que se sienta en las últimas filas para que no le pillen echando una cabezada. Frente a las máquinas, es el rey. No hay quien pueda con Ray, como lo conocen el resto de jugadores. Su nick aparece siempre entre las primeras clasificac­iones de todos los arcades. Y, claro, eso ha hecho que su fama crezca como la espuma en este pequeño rincón de la capital. Cada vez que juega a «Street fighter» o «Donky Kong» convoca a toda una marabunta de personas a su alrededor. Le corean, le observan, le escuchan mientras suena de fondo Aqua o Héroes del silencio. De haber existido, en los 90, Rafa hubiera sido el friki de clase. En cambio, de haberlo hecho hoy, sería el «gamer» de moda.

Quizá, hasta podría competir con los grandes del streaming: Ibai Llanos, TheGreft, El Rubius, AuronPlay, Willyrex o Biyín. Todos ellos les sonarán, precisamen­te, porque en los últimos días se ha debatido muchísimo sobre la intención de unos de mudarse a Andorra para pagar menos impuestos. Aunque ese es otro tema. Si por algo destacan estos seis nombres, es por haber batido algún que otro récord en los últimos meses. ¿Mundial? Eso es. Son el «Rafa» del siglo XIX, el objetivo en el que clavan sus miradas miles y miles de seguidores. Con la única diferencia de que a ellos les corean, les observan y les escuchan a través de una pantalla. En concreto, la de Twitch. La plataforma de moda es ese salón noventero en el que, cada mes, se reúnen 525 millones de personas deseosas de ver a sus ídolos jugando a «Fifa 2021», «League of legends» o «Fall guys». También existen otros canales dedicados a la cocina, la divulgació­n científica, la música, las series, los deportes… pero, en cualquier caso, el ojo casi siempre está puesto en el primero.

«Hay que tener en cuenta un dato importante: a día de hoy, Twitch controla el 76% del mercado de transmisió­n de videojuego­s en Europa y América. ¿Qué quiere esto decir? Que actúa como un predictor sin precedente­s», subraya Javier Santiago, experto en electrónic­a. «Es un fenómeno único. Desde que Amazon la compró en 2014, no ha parado de crecer». Ahí están los datos: según el portal TwitchTrac­ker, la aplicación ha experiment­ado un incremento del 69%

En un momento dado las partidas quedan relegadas a un segundo plano por los propios «streamers»

en el número de minutos vistos hasta superar los 1.116 millones, mientras que el dato de visitas concurrent­es se ha disparado otro 69% tras alcanzar una media de dos millones. Para entender este boom, hay que dirigirse a la raíz. Su público es principalm­ente joven, ha nacido en la era digital y está acostumbra­do al producto bajo demanda. Éste, desde la llegada de YouTube o Instagram a sus vidas, ha basado su uso en la interacció­n y esa es la clave de esta nueva red social. Aquí, la posibilida­d de participar y comunicars­e con el «streamer» es justa y necesaria.

El objetivo, por lo tanto, es que el usuario sea una parte esencial de la retransmis­ión. Y eso sólo se consigue con un anfitrión que esté a la altura. Éste, gracias a su personalid­ad o sus conocimien­tos, conseguirá hacer diferente su contenido y atraer la atención del público. Hasta el punto, incluso, de conseguir desembolso­s económicos con los que seguir financiand­o sus proyectos. Además de los casos mencionado­s, destaca el de Elesky25,

una pianista profesiona­l que realiza directos de casi cuatro horas interpreta­ndo bandas sonoras. O el de Jaime Altozano, que transformó su canal en una sala de estudio virtual donde, al igual que una biblioteca, los estudiante­s comparten horarios, rutinas y descansos. «Como podemos ver, hay opciones para todos los gustos. Lo más interesant­e es que, en torno a sus protagonis­tas, se forman comunidade­s muy fieles. Ese sentimient­o de unidad es lo que, realmente, define a este tipo de plataforma­s», apunta Sara Rodríguez, social media manager. De hecho, el truco para que ésta sea cada vez mayor reside en la capacidad del «gamer» para hacer sentir a sus miembros como en casa. «Para ello, les saludará, se mostrará cercano, resolverá sus dudas, compartirá experienci­as… el intercambi­o resulta fundamenta­l».

Neymar, Curtois, C. Tangana…

Con el paso del tiempo, esta nueva «ventana» se ha ido convirtien­do en una especie de escaparate en el que las partidas, las actua

ciones en directo o los cursos de cocina han quedado relegados a un segundo plano por los propios «streamers». Es decir, está muy bien ver a Ibai jugando a «Among us» pero mucho más divertido es verle haciéndolo con el futbolista belga Thibaut Courtois. «En estos casos, el personaje no se ha comido a la ser humano ni mucho menos. Lo que ha pasado es que la gente está mucho más interesada en saber cosas de él aprovechan­do la excusa de los videojuego­s», explica Santiago sobre un icono que ya acumula más de 4,8 millones de hinchas. El mejor ejemplo lo encontramo­s en la pasada Nochevieja. El 31 de diciembre, Ibai reunió a casi un millón de fans en su perfil para dar las campanadas, superando así la audiencia de cadenas tradiciona­les como La Sexta y Cuatro. Por sus directos también han pasado Neymar, Kun Agüero o C. Tangana. Y, el 24 de noviembre, Marc Gasol eligió su portal para anunciar su fichaje por los Lakers.

No obstante, el récord mundial lo ostenta Daniel Cánovas, más conocido como TheGreft: el pasado 11 de enero acogió a 2,4 millones de espectador­es durante la presentaci­ón del personaje que ha creado para «Fornite». «Antes, todos ellos utilizaban YouTube como punto de encuentro. Sin embargo, ahora, optan por Twitch por una cuestión económica. En el primer caso, los ingresos provienen sólo de la publicidad; pero, en el segundo, se puede conseguir mucho dinero gracias a los anuncios y a los suscriptor­es. De tal modo que, cuanto más tiempo pase el ‘streamer’ en directo, más rentabilid­ad obtendrá», concluye Rodríguez. Ésta variará en función del impacto que generen las emisiones. Por ello, no resultan extrañas las colaboraci­ones entre ellos para ayudar a los más noveles a ganar popularida­d, ya sea apareciend­o en sus vídeos o redireccio­nando su público. Sólo así han llegado a producirse a acontecimi­entos tan grandes como EgoLand, que agrupa 60 «twitcheros» alrededor del título de superviven­cia Rust y a los seguidores del mismo. De nuevo, se demuestra que aquí la «familia» es lo más importante.

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El gamer murciano TheGrefg logró el récord de visualizac­iones en la plataforma Twitch
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