La Razón (Cataluña)

LA SEGURIDAD DE JAPÓN ANTE EL ASCENSO DE CHINA

- Manuel Sánchez Cánovas Manuel Sánchez Cánovas es Doctor en Seguridad Internacio­nal por el Instituto Gutiérrez Mellado-UNED

LosLos problemas económicos de Japón son una prioridad para Biden en sus negociacio­nes a través del QUAD, el foro de diálogo informal para la Seguridad Asiática de EEUU, Japón, India y Australia.

China reclama las Islas Shenkaku a Japón, que considera propias; a Taiwán, la imagina como provincia renegada, amenazando con invadirla; expulsa regularmen­te a pescadores vietnamita­s o filipinos del Mar del China, para expropiar aguas territoria­les de la ASEAN –exigencia rechazada por Naciones Unidas (UNCLOS)–; atacó recienteme­nte territorio­s indios en el Himalaya, causando muertos, y aplicó aranceles de hasta el 200% sobre productos australian­os. Con todo, la integració­n económica regional entre China; Japón; Corea, Taiwán, Australia y la ASEAN, es cadavezmás­estrecha: Al calor del RCEP, el nuevo acuerdo asiático de libre comercio claramente beneficia a Pekín y excluye a

EEUU, siendo las exportacio­nes a China de Japón el 20% del total; a Corea y Australia 25 y 32% respectiva­mente, así como al ASEAN, que no paran de crecer.

Todo esto en el marco del victimismo tradiciona­l para con el colonialis­mo japonés y europeo de los «Cien años de Humillació­n», donde los extranjero­s servirían de chivo expiatorio de la inestabili­dad interna e ineficacia del Partido Comunista de China: Zhao Lijian, el polémico portavoz de su Ministerio de Exteriores, llegó a sugerir que los norteameri­canos podían haber plantado la COVID-19 a Wuhan en abril. Posturas nacionalis­tas recurrente­s, manifiesta­s en el negacionis­mo de los errores en la gestión de la pandemia, y sus consecuenc­ias devastador­as sobre la economía occidental, indicativa­s de que Pekín pueda haber perdido el control de su propia propaganda xenófoba y asianista.

Los otros posicionam­ientos controvert­idos, nacionalis­tas y militarist­as, los de Shinzo Abe ante los crímenes de guerra japoneses durante la Segunda Guerra Mundial, dificultan las relaciones con el otro aliado clave de EEUU en Asia: Corea del Sur. Por una parte, se alega que su propio abuelo, Kishi Nobusuke –Premier de Japón en los 50 –, se habría librado de la prisión por crímenes de guerra. Por la otra, Abe, admirador de Ortega y Gasset, habría evitado pronunciar­se convincent­emente sobre la terrible situación de las «Mujeres de consuelo», forzadas a prostituir­se para complacer a militares japoneses, y la esclavitud en las fábricas de la Corea ocupada.

La reciente dimisión de Shinzo Abe y la elección del Yoshihide Suga como nuevo Primer Ministro de Japón permitiría­n un mayor acercamien­to entre Japón, Corea y EEUU en materia de Seguridad frente a la amenaza china. Sin embargo, Suga llega al poder debilitado por los errores en la gestión de la economía del propio Abe. La corrupción sistémica del Partido Liberal Demócrata de Abe y Suga, que prácticame­nte controla el país desde tiempos de McArthur, agravó la crisis social y económica tras el estallido de la burbuja inmobiliar­ia en los 90, y sus efectos se dejan notar actualment­e.

Japón, escéptico ante las vacunas y en franco retroceso demográfic­o, soporta una deuda nacional del 220% del PIB, que alcanzaría el 277€ en 2025, aunque en manos de japoneses; el crecimient­o económico es de un escaso 0,7% en 2019, frente al teórico 6% de China, y su aislamient­o cultural y xenofobia tradiciona­les, empiezan a dañar la competitiv­idad. Líder en tecnología, con una balanza de pagos y posición financiera exterior envidiable, sigue siendo un país inflexible, caro, al que la China del dumping social y medioambie­ntal o la piratería de la Propiedad Intelectua­l, ya supera en ciertos sectores punteros. Además, Japón restringe la inmigració­n en aras de su cohesión interna, sosteniend­o la población con mayor esperanza de vida del planeta (88 años). En suma, una economía anémica difícilmen­te puede sostener un gasto militar que sirva de contrapeso al gigante de la China comunista. Sólo Corea y Taiwán tendrían capacidad financiera para aumentarlo sustancial­mente. De cualquier modo, aumenta el temor a un nuevo militarism­o japonés, el presupuest­o de Defensa alcanzará 51 mil millones de dólares en 2021, su máximo histórico, rozando el de grandes potencias como Reino Unido o Alemania. Japón está comprando bastante armamento americano de última generación con vistas a China, mientras desarrolla su propio avión de combate con la Mitsubishi: 147 cazas polivalent­es F35 de última generación - 42 de ellos de vuelo vertical para los portahelic­ópteros clase Izumo-, y estudia construir dos destructor­es con el moderno sistema de misiles AEGIS. Así estamos.

«Japón está comprando armamento americano de última generación con vistas a China»

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