Macron da la última oportunidad antes de confinar a los franceses
Cuando toda Francia daba por descontado el anuncio de un tercer confinamiento, alimentado por filtraciones desde el propio Gobierno en los últimos días, la sorpresa es que, de momento, no lo hay. El primer ministro, Jean Castex, comparecía anoche en tono solemne para anunciar, y aleccionar en cierta forma a los franceses, que la de los próximos días es la «última oportunidad» antes de llegar a un eventual tercer confinamiento.
Macron ha querido evitar a toda costa llegar a tal extremo tras pedir múltiples informes en los últimos días sobre la expansión de la cepa británica en una Francia que viene registrando de media 25.000 contagios diarios y que tiene un pequeño margen de maniobra para no llegar a la situación que han vivido vecinos como Reino Unido.
Castex anunció, sin embargo, una batería de restricciones que amplían el catálogo de las ya existentes al toque de queda en el que continuará todo el territorio desde la 6 de a tarde. La más destacada es el cierre de las fronteras a los países externos a la UE salvo motivos justificados de causa mayor desde el domingo. Para el resto de socios europeos se permitirá el acceso previa presentación de una prueba PCR negativa salvo para los trabajadores transfronterizos.
Además, se cerrarán centros comerciales y superficies no alimentarias de más de 20.000 metros cuadrados. Estas medidas se verán complementadas con un refuerzo del teletrabajo en empresas siempre que sea posible.
Las medidas anunciadas por el Ejecutivo galo son sorprendentes por ligeras cuando todo el país se preparaba para el tercer confinamiento e incluso el propio portavoz del gobierno, Gabriel Attal, había evocado hace 24 horas la posibilidad de un confinamiento domiciliario «estricto», con el que, según los sondeos, estaban de acuerdo dos de cada tres franceses. Sin embargo, las imágenes de disturbios en algunos países europeos como Países Bajos esta misma semana y el creciente movimiento «Yo no me confino» en Francia han sido bien tenidas en cuenta por Macron, que habría calificado el confinamiento como una medida «propia de la Edad Media» en el Consejo de Ministros. Un presidente que, además, habría mostrado sensibilidad por informes sobre el coste tanto económico como social que provocaría la drástica medida que previamente miembros de su Gobierno habían evocado.