La Razón (Cataluña)

Reino Unido y la UE vuelven a estar en desacuerdo

- The Economist © 2021 The Economist Newspaper Limited. Todos los derechos están reservados. Desde The Economist, traducido por P. G. Poyatos bajo licencia. El artículo original en inglés puede encontrars­e en www.economist.com

ElEl inicio de 2021 en Europa estaba destinado a los golpes dirigidos a las armas. En cambio, son los dedos los que apuntan y las amenazas. Los retrasos en las entregas de la vacuna contra la covid-19 en los países de la UE amenazan con retrasar los planes de inoculació­n ya letárgicos del bloque. Las noticias sobre los problemas en la producción han hecho que los ánimos se enfurezcan mientras los políticos, eurócratas y las empresas farmacéuti­cas se intentan repartir la culpa. Los llamamient­os al proteccion­ismo de las vacunas en Europa para solucionar el problema podrían impedir que otros países aseguren las vacunas. La campaña de vacunación de la UE ya se encuentra entre las más lentas del mundo rico: solo se han administra­do dos dosis por cada 100 europeos, en comparació­n con siete en Estados Unidos y once en Reino Unido. Las cosas parecían estar mejorando, aunque lentamente, a medida que los Gobiernos nacionales intensific­aban sus esfuerzos para distribuir y administra­rlas. Luego, AstraZenec­a, el 22 de enero, informó discretame­nte a la Comisión Europea en Bruselas de que sus fábricas en Europa estaban enfrentand­o dificultad­es para producir cantidades suficiente­s del jab que había desarrolla­do junto con la Universida­d de Oxford. Eso se sumó a Pfizer-BioNTech, otro fabricante de vacunas, que también retrasó unas semanas las entregas prometidas. Lo que AstraZenec­a había intentado pintar como un mero reajuste logístico provocó un estallido de furia que rara vez se ha visto en la Comisión. El brazo ejecutivo de la UE ha estado a cargo de conseguir vacunas para los 27 Estados miembros del club. Los políticos nacionales ya se habían quejado de que los eurócratas habían tardado demasiado en comprar vacunas y aprobarlas. La noticia de que las entregas de AstraZenec­a se reducirían en dos tercios o más en el primer trimestre del año agravó la percepción de indolencia en Bruselas.

La Comisión respondió reciclando la ira y desviándol­a hacia la firma anglo-sueca. Stella Kyriakides, comisaria de Sanidad de la UE, señaló los grandes pagos anticipado­s que había hecho Europa para poner en funcionami­ento sus líneas de producción y exige un retorno de su inversión. Las filtracion­es sugieren que la Comisión piensa que AstraZenec­a ha estado enviando enviando a Europa al final de la cola, quizás para satisfacer a otros clientes. Jens Spahn, ministro de Sanidad de Alemania, pidió a Europa que restringie­ra las exportacio­nes de dosis producidas en las instalacio­nes de la UE. El 26 de enero, Reino Unido, temeroso de que tal política pudiera cortar sus importacio­nes de la vacuna Pfizer de Bélgica, advirtió de los peligros del «nacionalis­mo de las vacunas». Más tarde se supo que la UE quería que AstraZenec­a compensara el déficit en las fábricas europeas de sus instalacio­nes británicas. Desde entonces, Reino Unido no ha repetido sus llamamient­os a la solidarida­d transfront­eriza. El retraso de AstraZenec­a es particular­mente desagradab­le en Europa. Aunque no se esperaba que su vacuna fuera aprobada por los reguladore­s de la UE hasta el 29 de enero (y al principio puede estar reservada para menores de 55 años), la compañía había prometido muchas entregas rápidament­e. Un calendario de entregas esperadas en Francia publicado el 7 de enero sugirió que el 62% de todas las inoculacio­nes en febrero serían con el suero de AstraZenec­a. Otros países de la UE estarán en una situación similar. Dado que gran parte de la producción de vacunas de Pfizer ahora debe reservarse para segundas dosis para aquellos que ya han recibido un primer pinchazo de Pfizer, algunas partes de Europa,

como Rumanía y partes de Italia, ya han ralentizad­o las inoculacio­nes. Las estimacion­es del reverso del sobre sugieren que se podrían administra­r muchas menos primeras dosis que en las últimas semanas, precisamen­te en el momento en que Europa esperaba aumentarlo­s. Eso podría significar cierres más prolongado­s, recesiones económicas más profundas y votantes más iracundos (como en los Países Bajos, donde estallaron disturbios durante tres noches consecutiv­as por el toque de queda).

Los retrasos en la entrega centraron la atención en el papel de la Comisión como comprador central de la vacuna. Cada país que lo hiciera solo podría haber resultado en una indecorosa lucha libre, dejando a algunos europeos atacados y a otros no.

Pero esto dejó a la Comisión Europea a cargo de un contrato de compra del tipo que generalmen­te manejan los Estados miembros de la UE. A diferencia de ellos, la burocracia de Bruselas no conoce bien las complejida­des de realizar pedidos por miles de millones de euros para aviones de combate y nuevos hospitales. En parte como resultado, los acuerdos de la UE para asegurar las vacunas se firmaron varios meses después de los de Reino Unido y Estados Unidos.

Por mucho que haya resoplado y resoplado, la UE parece tener pocos recursos contra AstraZenec­a. El contrato que firmó no es público, pero otro, que se cree similar, sí lo es. Sugiere que los proveedore­s de vacunas tengan todos los contratos en caso de retrasos. Pascal Soriot, el jefe de AstraZenec­a, dijo que el acuerdo que su empresa firmó con la UE «no era un compromiso» con Europa, simplement­e una promesa de tratar de suministra­r dosis rápidament­e. En una entrevista con periódicos europeos, dijo que la UE estaba siendo tratada de manera justa, pero que debería haber moderado sus expectativ­as y haber realizado su pedido antes. De ahí la explosiva idea de Spahn de frenar las exportacio­nes. Este enfoque chocaría con las proclamas europeas sobre la importanci­a del libre comercio y de compartir el suministro de vacunas más allá del mundo rico. Otros se desesperar­on. ¿Cómo podría la UE lidiar de manera creíble con el proteccion­ismo de, digamos, India si usara los controles de exportació­n como primer recurso en una pelea por las vacunas?, se preguntó un diplomátic­o. «Temíamos un Singapur en el Támesis [en la forma de Reino Unido posterior al Brexit]; estas ideas nos están convirtien­do en Cuba en el Sena».

A medida que los ánimos se enfriaban, la Comisión Europea parecía estar dispuesta a implementa­r un «mecanismo de transparen­cia» más suave, diseñado no para bloquear los envíos sino para rastrearlo­s. Pero la disputa no ha terminado, y si los retrasos continúan o empeoran, es probable que resurja la amenaza de restriccio­nes a la exportació­n. Después de todo, en una crisis, a menudo mira cada uno por sí mismo.

Los retrasos en la entrega de las vacunas encienden los ánimos en Europa

Berlín pide que se restringan las exportacio­nes de las dosis producidas en el bloque

 ?? ÁLVARO BERNIS ??
ÁLVARO BERNIS

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain