La Razón (Cataluña)

El cumpleaños más difícil del Rey Felipe VI

Con su padre, Don Juan Carlos, en Emiratos desde agosto, se encuentra en un ambiente muy viciado en el que está obligado a continuar con su actividad institucio­nal

- POR A. ROJO MADRID

Felipe VI cumple hoy 53 años en un momento en el que, al igual que el conjunto del país, la Institució­n que encarna –e incluso su propia familia– vive uno de los periodos más convulsos que se recuerdan. Este 30 de enero, al no tratarse de una cifra «redonda», no habrá ningún acto especial y, además, al coincidir en sábado y no contar el Rey con ningún acto en su agenda oficial, el camino está libre para una celebració­n familiar. Por supuesto tendrá que ser circunscri­ta a la familia más cercana, con Madrid en uno de los momentos más difíciles de la tercera ola del Covid.

El año pasado –en términos astronómic­os 365 días pero en términos mentales parecería que estamos hablando del siglo pasado–, Don Felipe también tuvo despejada su agenda y pudo quedar con su grupo más cercano de amigos en un restaurant­e de El Viso especializ­ado en comida española, La Tragantía, cerrado al público aquel día según fue publicado en diversos medios de comunicaci­ón. Apenas 7 días antes habían empezado a llegar extraños titulares de una ciudad china llamada Wuhan, completame­nte desconocid­a a pesar de tener más habitantes que las ciudades de Nueva York o Londres.

Su anterior cumpleaños, el 51, tuvo sabor especial ya que el Rey quiso compartir la fecha con sus «compañeros» de las Fuerzas Armadas y viajó por sorpresa a Bagdad, donde realizó una entrañable visita a las tropas españolas que participan en la misión de la OTAN que adiestra al Ejército iraquí en la luchaba contra el grupo terrorista Estado Islámico. Más relevancia institucio­nal tuvo si cabe el año anterior, que sí que era una fecha redonda, 50 años, y que Zarzuela quiso subrayar con un acto de especial transcende­ncia dinástica: la recepción de la Heredera al Trono en la Orden de Toisón de Oro en el Palacio Real. En otra España situada en otro planeta queda ya el cumpleaños del año 2000 con Pedro Almodóvar cantándole «Cumpleaños Feliz» en la Gala de los Goya.

A pesar de que estos últimos compases del mes de enero están siendo relativame­nte tranquilos si lo comparamos con el vendaval que precedió al Mensaje de Navidad, lo cierto es que sobre el horizonte de Zarzuela siguen sobrevolan­do los mismos retos. En primer lugar está la situación de Don Juan Carlos, que permanece en Emiratos desde agosto y que aun no tiene dibujado en el futuro próximo su ansiado retorno a España. Los meses pasan y cada vez vez se encuentran menos argumentos para rebatir a los agoreros que predijeron el pasado verano que el artífice de la Transición no regresaría ni a España ni, desde luego, al palacio de la Zarzuela.

Es de suponer que Doña Leonor deberá ir asumiendo cada vez más protagonis­mo en este complejo contexto

Como era de esperar, su decisión de blandir el argumento epidemioló­gico para no retornar a España en Navidades, lejos de servir para acallar las críticas de la extrema izquierda y del independen­tismo, solo han conseguido redoblarla­s y crear, de paso, un nuevo frente: la cuestión de si debe o no el Estado hacerse cargo de los gastos de los escoltas del Rey en Abu Dhabi. Por supuesto, el hecho de que todos los ex presidente­s de Gobierno gozan de una retribució­n vitalicia no es contestado, como tampoco el hecho de que Don Juan Carlos, que ocupó la Jefatura del Estado durante décadas, debería tener más derecho que nadie a percibir esta asignación. En realidad el anterior Jefe de Estado no es el fin, sino el medio por el cual los enemigos del actual régimen constituci­onal quieren la sustitució­n por un nuevo modelo republican­o cuyos precedente­s en nuestro país son justificad­amente preocupant­es.Es de suponer que a medida que se vaya despejando la situación judicial Don Juan Carlos (para bien o para mal) la extrema izquierda y los independen­tistas persistan en su actitud. En este viciado ambiente estará el actual Monarca obligado a realizar su actividad institucio­nal. También Doña Leonor deberá ir asumiendo cada vez más protagonis­mo en este complejo contexto.

Pero quizá nada dé mejor la medida y el cariz de este nuevo cumpleaños que compararlo con el momento que España y la Corona vivían cuando Don Juan Carlos cumplió 53 años, en 1991. España, creciendo anualmente al 3%, se preparaba para la celebració­n de las olimpiadas de Barcelona y con Felipe González en el poder desde hacía una década y un tal José María Aznar como líder de la oposición, las tensiones políticas de entonces, comparadas con las de ahora, apenas hacen sonreír. ¿Problemas con Bruselas? Sí: por la suciedad de las playas.

Sonrisa imperturba­ble

En septiembre Don Felipe realizaba su primer viaje oficial al extranjero (Argentina y Bolivia) y se acercaba el día de su inolvidabl­e desfile como abanderado del equipo olímpico español en Barcelona 92, una ciudad en la que Gobernaba el PSOE y en la que Guardiola –apenas unos pocos pasos por detrás del Príncipe de Asturias en el desfile– no tenía ningún problema con los colores nacionales. Cierto es que Don Juan Carlos tuvo aquel año un desafortun­ado accidente esquiando en el que se rompió la rodilla y le obligó a estar de baja cuatro meses, pero el país marchaba a velocidad de crucero hacía la burbuja del ladrillo con Solchaga de ministro de Economía y el cielo de un azul intenso sobre las cabezas de los españoles. Sin embargo hoy el cielo luce algo gris y en lo económico no se atisba casi nada, ni siquiera una burbuja. Una cosa no ha cambiado en cualquier caso: la imperturba­ble sonrisa de Felipe de Borbón.

El año pasado lo celebró con amigos. El anterior, con las tropas en Bagdad. Esta vez deberá hacerlo solo con su familia

 ?? EUROPA PRESS ?? El Rey Felipe besa a su padre hace justo un año, el 29 de enero de 2020, en el funeral por la Infanta Pilar de Borbón.
EUROPA PRESS El Rey Felipe besa a su padre hace justo un año, el 29 de enero de 2020, en el funeral por la Infanta Pilar de Borbón.

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