La Razón (Cataluña)

Ganar o perder... son centímetro­s

Dinamarca vence en semifinale­s a España, que, pese a su irregular partido, tuvo balón para empatar

- POR FRANCISCO MARTÍNEZ

Dinamarca fue mejor que España, le ganó en las semifinale­s del Mundial de balonmano de Egipto y jugará la final contra Suecia. Pero qué equipo España. Ni en un mal día abandona el partido del todo, ni siendo inferior y yendo siempre por detrás en el marcador pensó que era imposible ganar al actual campeón, que también conquistó el oro en los últimos Juegos Olímpicos. Remó de las manos de los hermanos Dujshebaev, Álex y Dani, se acercó... Y lo tuvo. A falta de 30 segundos Marchán, el pivote novato que está haciendo un campeonato espectacul­ar, lanzó para el empate a 34... La bola pegó en el larguero... Botó... Cerca de la línea. Pero no entró. Así es la vida, así es el deporte: si hubiera tocado unos milímetros más cerca del poste, se hubiera ido para adentro. Pero no. Lo que no pudo ser con balonmano tampoco pudo ser con carácter.

Todo empezó mal. España no fue capaz de frenar a Dinamarca en el arranque. Si algo identifica a los Hispanos durante los últimos años es su capacidad para defender. Pero cada ataque de los nórdicos iba para adentro. Si no era Hansen, inmenso en todo con sus goles y sus pases, era la facilidad para encontrar al pivote Saugstrup o los uno contra uno de Gidsen. Empezó España con una defensa 5-1 y Dinamarca contestaba contestaba quitando al portero y jugando con siete de campo, algo que no gusta a todo el mundo del balonmano, pero es un arma que se puede utilizar. Volaban los nórdicos, porque sin defensa es más difícil que los porteros actúen. Aunque España también marcaba con cierta facilidad, las diferencia­s empezaron a ser importante­s. Llegaron a cinco goles a los 19 minutos (8-13). Jordi Ribera cambió el portero, entró Corrales y llegó la primera recuperaci­ón. Algo era algo. Pero todavía fue una cosa puntual.

Pese a lo mal que iban las cosas, no estaban los Hispanos tan lejos. Y más que se acercaron en una segunda parte en la que hubo partido de verdad. Hacía el acordeón el equipo nacional: un poco cerca, lejos otra vez... Pero con la defensa algo más cerrada y Dani

Dujshebaev más inspirado en ataque, ya estaban ahí: un gol de diferencia: 26-27. Dani sólo tiene 23 años, pero en este campeonato ya ha demostrado que tiene capacidad para liderar un equipo. Sus goles, los de su hermano Álex o los pases de ambos al pivote Adriá Figueras hacían que España sumara. Hansen seguía a lo suyo, pero se trataba ya de un intercambi­o de golpes.

Ángel Fernández tuvo la primera oportunida­d de empatar a 29, era un contragolp­e, pero se estrelló con Landin. Tocaba volver a empezar. A los hermanos se unió Aleix Gómez con su finura. Y los últimos diez minutos ya fueron de infarto: dos abajo, uno abajo... Pero sin pasar la frontera. Gonzalo también comenzó a aparecer en la portería. Dos intervenci­ones seguidas resucitaro­n de nuevo al conjunto de Jordi Ribera. Esta vez de verdad y a falta de las últimas acciones. La tuvo Marchán, que aguantó el choque, lanzó y se estrelló con el palo y con la mala fortuna. Ya no había tiempo para el milagro.

España perdió con honor, pero su labor todavía no ha terminado. Se tiene que reponer anímicamen­te porque mañana espera Francia. El premio es una medalla de bronce, que no es poco.

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AP Maqueda consuela a Dani Dujshebaev tras la derrota de España ante Dinamarca
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