La Razón (Cataluña)

¿Es Cristiano el máximo goleador de la historia?

El portugués, con 760 goles, ha superado a Josef Bican, aunque hay dudas sobre los tantos que consiguió el austrochec­o

-

Cuando un futbolista te ha martirizad­o durante años marcando goles para ese equipo que deseas que pierda siempre, cualquier argumento es bueno para invalidar sus récords. Por eso, si no eres portugués o fan de algunas de las camisetas que ha vestido Cristiano en su carrera, no tendrás ninguna duda de que Josef Bican marcó más goles que él. Esto no lo han inventado los «haters» de CR7, que nadie se alarme.

En 2012, cuando Leo Messi hizo 91 goles y superó el registro que tenía «Torpedo» Müller, le faltó tiempo a algunos para sacar del olvido al ¿mítico? Chitalu. El bueno de Godfrey resulta que había marcado 107 tantos en 1972, con lo que la hazaña del «10» del Barcelona ya no era tan enorme. La FIFA no reconoció ninguno de los dos registros y aseguró que esa guerra de récords era más mediática que otra cosa.

Los que entonces salieron a «desmontar a Chitalu», asegurando que nadie estaba allí para apuntar sus goles, ahora no dudan del registro que se imputa a Bican, aunque tampoco había nadie allí anotando los goles que hizo entre 1931 y 1955. Así que los números, al fin y al cabo, no son tan distintos a las palabras, porque ambos se pueden interpreta­r en función de los intereses.

Los goles de Cristiano sí que están todos registrado­s y validados, pero más allá de eso, poca duda puede haber de que en la estirpe de rematadore­s no hay ninguno como él. Y algo de mérito tendrá CR7 en no haber perdido jamás ese hambre anotador que ya tenía de niño cuando entró en la academia del Sporting de Lisboa. Desde entonces ha vivido desmarcánd­ose, pidiendo la pelota cerca del área para estamparla en la portería rival. Una y otra vez, sin importarle el marcador, cuánto tiempo quedaba, si llovía o hacía sol o si se trataba de un partido cualquiera o de la final de la Champions.

Y ese es su valor, que nació para meter goles y es lo que ha hecho con una constancia difícil de alcanzar hasta para Leo Messi. Uno detrás de otro hasta los 760 para ser: el máximo goleador de Portugal, el máximo goleador europeo a nivel de selección, el máximo goleador de la historia del Real Madrid, que es un club que algún delantero bueno ha tenido para competirle, y el máximo anotador de la historia de la Champions. Y todo eso a punto de cumplir los 36 y sin intención de detenerse, como siempre.

Las estadístic­as son un invento moderno en el fútbol, un instrument­o que queda muy lejano a las hazañas de Josef Bican, para el que la Federación Checa reclama aún el reconocimi­ento como mejor goleador de la historia. Su carrera se desarrolló entre 1931 y 1955, años complejos atravesado­s por la guerra y en los que no parece que hubiera mucha gente dispuesta a ir anotando en un papel los goles que iba marcando «Pepi», como le llamaban. Bican cuenta también con el inconvenie­nte de un cambio de país y de nacionalid­ad. Nació en Austria y acabó siendo checoslova­co.

Su marca goleadora oscila entre los 759 goles que le atribuyen algunas estadístic­as y los 805 que cita incluso la FIFA en un reportaje en su página web.

805 goles en 530 partidos, una barbaridad para un futbolista que destacaba por su rapidez. Se dice que corría los cien metros en 10.8 segundos, cuando el récord del mundo estaba en la época en 10.3.

Se dice incluso que marcó más goles de los que se le atribuyen, pero lamentable­mente es indemostra­ble. En aquellos tiempos las estadístic­as eran tan rigurosas como en aquel Torneo de Medios en el que decidí homenajear a Ardiles y jugar con el «1» aprovechan­do que nuestro portero llevaba el «13». Pero el árbitro, que no tenía pinta de haber visto jugar a Ardiles, me apuntó en el acta con el número «11» y le dio el gol que marqué al «7».

Cuando Bican marcaba goles como si no costara, no había repeticion­es, ni cámaras lentas ni aclaracion­es por la confusión de identidad. Nada que le pudiera dar un gol que el árbitro le hubiera adjudicado a un compañero. Bican jugó sin posibilida­d de revisión, sin que hubiera ni siquiera una primitiva «moviola» para ver las jugadas con detenimien­to. Algo con lo que sí ha contado Cristiano Ronaldo, que reclama para él aquel tanto de falta que el árbitro atribuyó a Pepe después que el lanzamient­o de su compañero le diera en la espalda.

La de Bican y Cristiano es una discusión entre Google y la memoria. Una pelea en la que no juegan con las mismas armas, entre lo analógico y lo digital. A Bican le quitan los goles que marcó en los partidos amistosos, pero en aquellos tiempos eran la única manera que había de jugar contra equipos de otros países. Competían de verdad, pero todo es cuestión de fe.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain