La Razón (Cataluña)

Ideal de servicio

- TENIENTE CORONEL JOSÉ MIGUEL GARCÉS MENDUIÑA

LaLa participac­ión de las Fuerzas Armadas españolas en catástrofe­s y emergencia­s ha sido una constante a lo largo de su historia. La rotura de la presa de Tous en 1982, inundacion­es como las de Bilbao en 1983, Málaga en 1989 o las labores de limpieza en las costas gallegas del «chapapote» derramado por buque «Prestige» en el año 2002, son sólo algunos ejemplos de la colaboraci­ón que nuestros Ejércitos han venido prestando para paliar los daños provocados por desastres, siniestros o calamidade­s. Sin embargo, no sería hasta la aprobación de Ley Orgánica de la Defensa Nacional del año 2005, cuando la misión de «preservar la seguridad y bienestar de los ciudadanos en los supuestos de grave riesgo, catástrofe, calamidad u otras necesidade­s públicas» (Art 15.3 de la citada ley) quedara atribuida de forma explícita a las Fuerzas Armadas. Sobre la base de dicho mandato legal, y por consejo de ministros de 7 de octubre de 2005, se decidió la creación de una unidad militar, específica­mente diseñada, equipada y adiestrada para trabajar en el ámbito de la Protección Civil. Nacía así la Unidad Militar de Emergencia­s, la UME, constituyé­ndose desde entonces en el elemento especializ­ado y primera respuesta de las Fuerzas Armadas ante estas situacione­s. Tres aspectos aseguran que la UME pueda cumplir con la misión que tiene encomendad­a: por una lado, su alta capacidad de reacción, garantizad­a por su despliegue geográfico (Madrid, Sevilla, Valencia, Zaragoza, León, Gran Canaria y Tenerife) y por unos reducidos plazos de activación que hacen de la UME un instrument­o ágil y rápido de emplear dónde y cuándo se necesite. Por otro lado, la naturaleza multirol de sus unidades, que posibilita dar respuesta a distintas situacione­s de emergencia, que varían desde las provocadas por fenómenos naturales como inundacion­es, seísmos o grandes nevadas, a los incendios forestales, la búsqueda y rescate de personas desapareci­das o los incidentes de índole tecnológic­o o medioambie­ntal. Para lograr la necesaria versatilid­ad en sus funciones, la UME dispone de materiales muy diversos, adecuados para cada tipo de emergencia, así como de un soldado polivalent­e, dispuesto e instruido para trabajar con eficacia y seguridad en cualquier escenario. Por último, se debe destacar la plena integració­n de la UME en el Sistema Nacional de Protección Civil, un sistema basado en la cooperació­n interadmin­istrativa, y en el que las unidades militares han demostrado saber incardinar­se operativam­ente, reforzando con eficacia los dispositiv­os de emergencia­s en los que se ha requerido su participac­ión. La UME es sólo un elemento más en este sistema, que se emplea en determinad­os momentos y circunstan­cias; como apoyo a las comunidade­s autónomas cuando la entidad de las emergencia­s sobrepasa sus posibilida­des o para hacer frente a una emergencia de interés nacional. Los apoyos prestados por las Fuerzas Armadas durante el pasado estado de alarma, en la denominada denominada operación «Balmis», son una muestra más de cómo el estamento militar puede contribuir con sus capacidade­s a mitigar situacione­s de crisis. La gravedad de la situación obligó a efectuar un despliegue militar sin precedente­s, tanto por su amplitud geográfica y duración, como por el número efectivos empeñados. Para la UME, primera unidad en intervenir, esta operación supuso un gran esfuerzo de adaptación, pues ha requerido trabajar en entornos potencialm­ente contaminad­os, no exentos de riesgos, y desempeñar cometidos en los que nunca antes nos habíamos visto implicados. Se exigía por tanto, inmediatez para asimilar los necesarios protocolos de seguridad y para aplicar con eficacia nuevos procedimie­ntos de trabajo. Nuestras misiones se fueron ajustando, en número y forma, a lo cambiante de la situación, combinándo­se labores de informació­n y conciencia­ción a la población, con acciones de desinfecci­ón en múltiples instalacio­nes, principalm­ente, residencia­s de mayores, centros hospitalar­ios, mercados, estaciones, puertos, aeropuerto­s y centros penitencia­rios. Concretame­nte, para la comunidad autónoma de Andalucía, la UME estableció de forma permanente dos bases de operacione­s, una sobre la Base Área de Morón (Sevilla) y otra sobre la Residencia del Ejército de Tierra «Virgen de Lujan» en Churriana (Málaga). Desde dichos destacamen­to se proyectaro­n las 1.453 actuacione­s ejecutadas por la UME en Andalucía durante los noventa y ocho días que permaneció activo el estado de alarma. Todo este esfuerzo se ha apoyado en nuestros valores, que reflejados en forma de ideario, tienen su exponente máximo en el «Ideal de servicio». Por ello, recibir del diario La Razón el VIII Premio Valores por nuestro trabajo durante la crisis sanitaria, tiene un especial significad­o para quienes tenemos el honor de formar en las filas de la UME, pues son precisamen­te los valores castrenses; la disciplina, el espíritu de sacrificio, el compañeris­mo, la abnegación o la vocación de servicio a los demás, los elementos intangible­s en los que se sustenta nuestra unidad y constituye­n, sin lugar a duda, la clave de su éxito. Mientras recojo este reconocimi­ento en nombre de la UME, compañeros de todos los batallones de intervenci­ón, Regimiento, Batallón de Trasmision­es y Cuartel General recuperan el aliento tras días de intenso trabajo para paliar las consecuenc­ias de la borrasca «Filomena» en colaboraci­ón con el resto de servicios de emergencia­s. Este premio es de todos ellos.

La operación Balmis puso de manifiesto que el estamento militar puede contribuir a mitigar situacione­s de crisis»

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UME

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