La Razón (Cataluña)

Un arma contra la UE

- Philip Catney Philip Catney es director de Investigac­ión de la Escuela de Estudios Sociales, Políticos y Globales de la U. de Keele. Preguntas de D. Ackerman

La tensión fronteriza entre la UE y Reino Unido ha llegado a Irlanda. Europa decidió retirar a los funcionari­os dispuestos en los puertos irlandeses tras haber aparecido pintadas amenazante­s donde eran señalados como «objetivos». Johnson cree que es un control sobre la exportació­n de las vacunas tras el conflicto con AstraZenec­a.

¿Afectará esta negociació­n a la popularida­d de Boris Johnson?

Irlanda del Norte ocupa una posición extraña en la política británica. Si bien ha estado en el centro de las disputas políticas durante muchas décadas, también es un lugar apartado y que los políticos del continente suelen descuidar. La frontera en el mar de Irlanda era algo que Theresa May quería evitar, pero Johnson, a pesar de las garantías dadas al Partido Unionista Democrátic­o

(DUP), se apresuró en aceptar una frontera marítima cuando le convenía. La opinión pública británica apenas murmuró sobre el posible impacto en Irlanda del Norte. El hecho de incumplir sus promesas no ha afectado hasta ahora a la posición de Johnson entre su base de apoyo.

¿Aumentará el euroescept­icismo con estas disputas?

Es posible que, aunque el tema de Irlanda del Norte no anime a la población como antes, el Gobierno británico consiga más apoyo público al convertirl­o en un arma contra la UE. La posible activación por parte de la Comisión del artículo 16 del Protocolo de Irlanda del Norte sobre las vacunas de covid-19 fue una medida que dio al Gobierno la sensación de que podía adoptar el terreno moral más alto sobre la frontera.

¿Cree que la retirada de los funcionari­os de la frontera tiene que ver

Johnson aceptó en la negociació­n una frontera en el mar de Irlanda a la que May se opuso

con las pintadas que los identifica­n como «objetivos» (versión de la UE) o con la disputa sobre las vacunas (versión de Reino Unido)?

Para los unionistas norirlande­ses, la frontera marítima era algo que veían como un desafío a su identidad como ciudadanos británicos y parte de Reino Unido. Al igual que los republican­os irlandeses atacaron en su día a los soldados de la frontera dura, los unionistas más duros creen que deben responder. Al parecer, había algo más que pintadas amenazante­s. Se informó de que la gente retiraba las matrículas de los inspectore­s, por lo que no estoy seguro de que se trate simplement­e de un movimiento táctico del Gobierno británico.

¿Cuáles son las verdaderas quejas de Irlanda del Norte?

Aunque no votó a favor de la permanenci­a en la UE al mismo nivel que Escocia, Irlanda del Norte sí quería permanecer en la UE. Incluso los unionistas moderados votaron a favor de la permanenci­a porque veían las complejida­des de cualquier acuerdo de divorcio y la posibilida­d de desencaden­ar un referéndum sobre la reunificac­ión de Irlanda. Esto es algo que muchos, aunque no el Partido Unionista

Democrátic­o, querían evitar.

¿Es necesario reevaluar el acuerdo post Brexit?

No cabe duda de que actividade­s que antes no eran problemáti­cas, como el traslado de piensos a través de la frontera, se han convertido ahora en ejercicios muy burocrátic­os. La prensa británica está llena de historias sobre algunos de los absurdos trámites burocrátic­os requeridos para acuerdos comerciale­s relativame­nte sencillos, lo que crea cierta perplejida­d en cuanto a su justificac­ión. Irlanda del Norte es, sin duda, una cuestión delicada tanto para el Gobierno de Reino Unido como para el de la República de Irlanda, y en la que la flexibilid­ad sería útil para calmar cualquier posible tensión futura.

Los unionistas veían la frontera marítima como un desafío a su identidad británica

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