Siluetas de cartón

En plena resaca de la Super Bowl, donde muchos de los asientos del Raymond James Stadium aparecían ocupados por espectadores hechos de cartón, conocemos que la Fiscalía Anticorrupción envía a la Fiscalía del Tribunal Supremo la denuncia presentada contra el Consejo de Coordinación de Podemos por presuntos delitos de falsedad, usurpación de identidad, revelación de secretos y una ristra más de acusaciones contra el vicepresidente Pablo Iglesias y la ministra Irene Montero, en la que ya nos perdemos y ni siquiera seguimos leyendo porque nos hemos quedado en «Fiscalía». Entre fiscalías anda el juego.

De un tiempo a esta parte, muchos escuchan «Fiscalía» –sea en en el contexto que sea y con los protagonistas que en él intervengan– y se les queda la misma cara de esas siluetas de cartón de la Super

Bowl, inmóviles y sin capacidad de reacción, pase lo que pase ante ellas, porque están hechas de papel, como los decorados de las películas donde todo parece de verdad pero no lo es, aunque con el tratamiento adecuado consigue dar el pego. Puede que sea injusto, pero son ellos los que se dedican a la Justicia y deben de estar familiarizados con el concepto.

Ni siquiera les voy a aburrir entrando en el meollo de la cuestión sobre la ética, la ilegalidad, el fraude o la falta de todo ello, al presentarse a unos comicios cuando el propio Código Ético lo impide.

No sé en qué momento se empezó a judicializar y a politizar todo: desde un chupete o una vacuna, pasando por un alquiler o una orden de alejamiento y terminando por un ataúd o una herencia. Podría pensarse que lo hacen con la única intención de aburrirnos y que no acudamos ni a la Justicia ni a las urnas. La táctica de la silueta de cartón funciona.