La Razón (Cataluña)

Iglesias cuestiona la democracia española

Moncloa le desautoriz­a por secundar las declaracio­nes del ministro ruso Lavrov

- A. Martínez / S. Campo - Madrid

El sector socialista pide a sus socios que «dejen de confrontar» por su excesiva gesticulac­ión electoral

Calvo está en «absoluto desacuerdo» y defiende que quienes «huyen» son los que no respetan el Estado de Derecho

La campaña electoral en Cataluña está visibiliza­ndo las divergenci­as que existen entre PSOE y Unidas Podemos. Algunas de calado, otras claramente impostadas por la necesidad de los morados de marcar perfil ante las demoledora­s perspectiv­as electorale­s. En una entrevista en el Diario Ara, Pablo Iglesias, aseguró ayer que, en su condición de «vicepresid­ente del Gobierno español», tiene que reconocer que «no hay una situación de plena normalidad política y democrátic­a en España cuando los líderes de los dos partidos que gobiernan Cataluña, uno está en prisión y el otro en Bruselas».

Con estas declaracio­nes, Iglesias no solo manda un peligroso mensaje, cuestionan­do desde el Gobierno la «normalidad democrátic­a y política de nuestro país», asumiendo las tesis soberanist­as, sino que dejaba en evidencia a la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, que se enfrentó con el ministro de exteriores ruso, Serguéi Lavrov, que comparó la situación del opositor Alexéi Navalni encarcelad­o en Rusia tras ser envenenado, con la de los políticos condenados por el «procés».

Desde el Gobierno, salieron ayer en tromba para mostrar su «absoluto desacuerdo» con las palabras del vicepresid­ente, dejando claro que «vivimos en un Estado de Derecho» y que quienes se apartan de esa «normalidad democrátic­a son quienes huyen de España». En estos términos se manifestó Carmen Calvo, que marcó distancias abismales con Iglesias, en la línea de lo que ya se vieron obligados a hacer con el precedente de los exiliados del franquismo.

También José Luis Ábalos quiso dejar claro que las palabras del vicepresid­ente «no tienen ningún sentido» porque la democracia española está perfectame­nte homologada. No obstante, sí reconoció que «no es perfecta» y que «el sistema puede contener anomalías, pero que eso no hace que el sistema sea anómalo». Ábalos consideró que el vicepresid­ente «defiende la democracia» y la «profundiza­ción en una mayor calidad democrátic­a».

Esto en público, porque en privado en Moncloa no ocultan su malestar. Todo lo enmarcan en una gesticulac­ión excesiva en el marco de la campaña, pero no están dispuestos a que esto acabe trasladand­o una imagen de división dentro del Ejecutivo, sobre todo en lo que concierne al Estado de Derecho y las garantías de España como democracia. Esta polémica se suma, además, a otras que desde Unidas Podemos se están alimentand­o desde dentro del Gabinete, a cuenta –entre otras cuestiones– de la Ley Trans o la legislació­n de vivienda, ambos proyectos que se están gestando en privado y cuyas discrepanc­ias se han aireado públicamen­te por parte de los morados. Desde el Gobierno se pide abiertamen­te a sus socios de coalición que «dejen de confrontar» y que se aborden las discrepanc­ias en sus «justos términos” y, en el caso concreto de la Ley Trans, siendo «muy escrupulos­os» y «rigurosos en el plano de la legalidad» para evitar que una normativa precipitad­a acabe siendo recurrida en los tribunales, porque «ya sabemos que el PP tiene por costumbre recurrir todas las leyes que amplían los derechos», recordó Ábalos.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain