Netanyahu se declara inocente
A menos de dos meses para las cuartas elecciones, el primer ministro israelí afronta tres causas por fraude, cohecho y abuso de confianza
Ayer se reanudó en la corte del distrito de Jerusalén la audiencia para debatir las acusaciones penales que se ciernen sobre el primer ministro Benjamin Netanyahu. A menos de dos meses de los cuartos comicios en dos años en un Israel sumido en una agónica crisis política, el «rey Bibi» afronta tres causas por fraude, soborno y abuso de confianza, por presuntamente recibir regalos de lujo y tramar con propietarios de influyentes medios coberturas positivas hacia su figura a cambio de regulaciones favorables para dichas cabeceras. Además de la segunda comparecencia del líder del Likud en la corte, se sentaron también en el banquillo de los acusados Noni Mozes, editor del popular tabloide «Yediot Aharonot», y Shaul Elobitz y su esposa Iris, quienes fueron propietarios del gigante de telecomunicaciones Bezek y del portal informativo Walla. Los cuatro inculpados tenían la obligación de acudir presencialmente para responder ante los jueces si se consideran culpables o inocentes respecto a las causas presentadas en su contra. En todos los casos, reafirmaron su inocencia, como ya declararon previamente sus abogados en los escritos presentados.
La próxima fase será la más espinosa. La corte deberá fijar los plazos para debatir las pruebas y escuchar los testimonios involucrados en la causa, y la gran incógnita es si esto ocurrirá antes o después de la cita electoral del 23 de marzo. En una polémica intervención alejada de sus facultades ejecutivas, el presidente de la Knesset y peso pesado del Likud, Yariv Levin, pidió a los jueces que retrasen las sesiones para después de las elecciones. La sesión de ayer, de carácter técnico, sirvió para que acusación e inculpados intentaran llegar a acuerdos al respecto de testimonios y pruebas sobre las cuales no hay necesidad de debatir, para así optimizar el proceso. Por la magnitud del mismo, hay quienes dan por hecho que las audiencias sobre las pruebas que inculpan a Netanyahu no arrancarán hasta después de la votación del 23-M.
En los accesos a la corte, decenas de manifestantes se congregaron bajo el eslogan «Crime Minister», y como llevan haciendo durante el último medio año frente a la residencia oficial en Jerusalén, exigieron la inmediata renuncia del «premier» hebreo. «¡Fracasado, mentiroso, a la cárcel!», gritaban enfurecidos antes de su llegada, marcada por un gran despliegue policial. También imprimieron en letra grande la primera frase de la inculpación: «El Estado de Israel vs Benjamin Netanyahu». Frente a ellos, apenas dos likudniks sostenían el lema «nunca caminarás sólo» junto a un retrato del líder hebreo.
Hace un mes, el «premier» desgranó su presunta inocencia en el escrito de sus abogados. Respecto a la causa 1.000, alegó que él no pidió recibir regalos de lujo de los productores de Hollywood Arnon Milchan y James Packer, sino que los recibió debido a la profunda amistad» que les une. De la causa 4.000, dijo que no intentó revertir la línea editorial del portal Walla, sino «aportar la percepción e ideología de un político ante la opinión pública». Y de la carpeta 2.000, dijo que no consideraba que existiera soborno en sus reveladas conversaciones con el editor de «Yediot Aharonot», y que nunca pensó en aprobar una ley para debilitar a la competencia del periódico.
Amnon Reichman, profesor de Derecho Público, explicó en una charla con corresponsales en la que participó LA RAZÓN que los abogados de «Bibi» alegan que hay deficiencias en la causa presentada por la fiscalía. Desde la acusación lo desmienten, y durante la sesión de ayer defendieron que se siguió correctamente el protocolo.