La Razón (Cataluña)

Ojito: Illa podría ser derrotado por los rezos del clero secesionis­ta

- Jesús Amilibia

Lo ha contado Arcadi Espada y a él se lo contó una monja catalana: «En el convento benedictin­o de Barcelona, la abadesa obligaba a la comunidad a rezar cada día por el retorno del fugado Puigdemont». Si a esto añadimos las plegarias de las hermanas independen­tistas de siempre, sor Teresa

Forcades y sor Lucía Caram, los cantos gregoriano­s del obispo Xavier Novell, los

maitines de las abadesas Esperanza Atarés, Nuria Illa, María Assumpció Pifarré y Ana María Camprubí, las flagelacio­nes que Junqueras ofreció a Sant Jordi en la trena y los salmos, vísperas y aleluyas del clero nacionalis­ta en general, veremos que los enemigos del constituci­onalismo recurre a fuerzas espiritual­es, sincretist­as y ocultistas como arma contra Salvador

Illa, que solo cuenta con el apoyo de San Pedro de la Moncloa. Aunque Él lo presente con la lanza de las vacunas, no veo yo al candidato del PSC con el arrojo y la bizarría suficiente­s como para enfrentars­e al santo que mató al dragón. El hecho de que tal mito sea el origen de todos los cuentos de hadas sobre princesas y dragones que se cuentan en Occidente convierte a Sant Jordi en el santo idóneo del independen­tismo: la simbiosis perfecta de leyenda y victimismo. No olvidemos que, cristiano confeso, fue torturado y decapitado por orden de Dioclecian­o, o sea, todo un mártir del fascismo opresor e imperialis­ta de los romanos. Por si faltaba algo, la Iglesia medieval interpretó que Jordi representa­ba al creyente, el caballo blanco a la Iglesia y el dragón, la idolatría y Satanás. Para la iglesia independen­tista de hace poco, Sant Jordi era Pujol, el caballo blanco la corrupción del 3% y el dragón que vomita fuego por la boca, España, siempre España. Después, solo han tenido que sustituir a Jordi Pujol por la Santísima Trinidad de Puigdemont, Junqueras y Laura Borràs, con Jéssica Albiach y Dolors Sabater como madres adoratrice­s suplentes.

Para completar el cuadro, solo falta que los presos del procés saquen en procesión a la Moreneta dándole el pecho a Messi para que aprenda catalán de una vez mientras Lluis Llach canta saetas desde el balcón. Nada podrían hacer contra está fuerza sobrenatur­al los rezos por Whatsapp que hace Illa a diario. Ni Tezanos entonando el «Magnificat» le ayudaría.

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