IGLESIAS NO NOS AMORDAZARÁ
Vuelve a atacar la credibilidad de los medios y reclama para ellos «elementos de control»
No hay debate posible, al menos en una democracia plena, cuando desde el poder se pretende ejercer el control o la tutela de los medios de comunicación. De ahí que la intervención en el Parlamento del vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, reclamando instrumentos de supervisión pública de los contenidos informativos sea muy perturbadora para la libertad de los ciudadanos, que son soberanos y no precisan de más amparo que el que emana de los tribunales de justicia...
Nuevo intento por parte del vicepresidente segundo del Gobierno para tratar de silenciar a los medios de comunicación críticos en su función de informar libremente y con independencia. Censurar la actividad de los profesionales de la información se ha convertido en un objetivo prioritario para Pablo Iglesias en un momento especialmente delicado para su partido, que ha sido protagonista continuado de varias investigaciones judiciales.
Es por ello que el vicepresidente ha tratado de poner en cuestión –no por primera vez– la credibilidad de los medios de comunicación, atribuyéndoles servilismo a los intereses de los «millonarios» y de los bancos. Un debate que se produjo en el Congreso de los Diputados a raíz de una interpelación a Iglesias por parte de Ciudadanos para abordar las «garantías para el ejercicio del periodismo en libertad y sin injerencias políticas». En la tribuna, el diputado de Cs, Guillermo Díaz acusó al vicepresidente de haber «recrudecido su ofensiva contra la prensa y periodistas españoles» porque quiere «silenciar» a quienes le son «incómodos». «Hay quien dice que usted quiere silenciar a la prensa porque denuncian la corrupción de Podemos», denunció.
Por su parte, el vicepresidente se reafirmó en su crítica asegurando que los medios son «los brazos mediáticos del poder» – nada nuevo en su discurso de responsabilizar a los intereses de los poderes fácticos de acabar con Podemos– e incluso los señaló como responsables de tratar de bloquear que en España se limite el precio del alquiler o la publicidad de las casas de apuestas.
El vicepresidente aprovechó su intervención para mostrarse partidario de articular «elementos de control» contra los medios y sus empresas editoras. De esta manera, acusó a quienes dirigen los medios de ejercer su profesión sin «ningún elemento de control democrático» como en el poder legislativo, ejecutivo o judicial. «Cuáles son los dispositivos de control de un poder tan inmenso», se preguntó. Sin embargo, el vicepresidente olvida que los medios, como cualquier ciudadano, se encuentra limitado a la Constitución y puede ser juzgado o sancionado por los tribunales de Justicia. Además, como le recordó el diputado de Cs, Guillermo
Díaz, los ciudadanos pueden elegir libremente que diarios, televisiones o radios escuchar para informarse.
Así lo respalda, de hecho, la profesora titular de Derecho de la Información de la UCM, Isabel Serrano Maillo, que asegura que «los medios responden de sus abusos ante el poder judicial». Es por ello que no comparte las palabras del vicepresidente puesto que «hablar de democratización de los medios, cuando lo que se busca, en realidad, es su control político, es pura demagogia», sentencia para recordar que los medios «controlan al poder» y que cuando «el Gobierno controla los medios, la información deja de serlo para convertirse en propaganda».
En su ofensiva, el vicepresidente cuestionó el papel de los medios porque «es un poder empresarial concentrado en pocas manos fundamentalmente en los bancos, grandes empresas y fondos buitres». Para el vicepresidente es otro síntoma de que en España no existe «normalidad democrática plena». «Ustedes dirán que es plena normalidad democrática pero que los poderes mediáticos no puedan ser contrapoderes sino más bien brazos mediáticos de poderes económicos, yo creo que merece una cierta reflexión», alegó. El vicepresidente censuró que «los dueños de los medios tienen más poder que usted (en referencia al diputado de Cs), que ha sido elegido por la ciudadanía, e incluso tienen más poder que yo, que soy vicepresidente del Gobierno, dígame con el corazón en la mano que eso le parece normalidad democrática». Por su parte, el diputado de Cs censuró que se dedique «al activismo» desde el Gobierno hasta convertirse en «carcoma de la democracia» por los «señalamientos a jueces y periodistas» desde su ámbito de poder. «Con actitudes así, persiguiendo el periodismo, señalando a periodistas para que no denuncien sus miserias es el inicio de la muerte de la democracia», le espetó Díaz.
Unas declaraciones que, sin embargo, se desvirtúan si se repasa la web de «La Última hora» que dirige la ex asesora de Pablo Iglesias, Dina Bousselham, un medio que aprovecha a cargar contra los partidos y periodistas que informan sobre noticias que afectan directamente al vicepresidente o a su partido. Un punto, que le recordó el diputado de Cs. «Usted monta un panfleto desde el que señala quienes son los primeros (medios) que deben caer en la prensa española», le censuró.
A lo que el vicepresidente contestó que la mayoría de medios no son rentables de por sí, sino por la influencia mediática que les generan a sus propietarios, entre los que predominan «bancos y fondos buitre». «No puede ser un privilegio de los millonarios el derecho a la información», dijo para cargar contra el «oligopolio mediático» de los dos grandes grupos audiovisuales, citando a Mediaset y Atresmedia.
El vicepresidente trata de silenciar a los medios críticos y lo achaca a la falta de «normalidad democrática» Carga contra la falta de control, pero obvia que los medios responden ante el poder judicial, como recuerdan los expertos
Jefferson ya dijo que prefería prensa sin Gobierno que Gobierno sin prensa. La alternativa es el modelo de Granma en Cuba»
Vicente Vallés
Director de los Informativos de Antena 3
El periodista, que ha sido señalado por Podemos por informar sobre las investigaciones del partido, recuerda que el modelo de Cuba es «periódico único y partido único». Por tanto, prefiere a Jefferson.
La regeneración no puede pasar por el ataque. La inquisición laica de Podemos reparte sambenitos entre los periodistas, nada nuevo»
David del Cura
Locutor de la «Brújula Madrid» en Onda Cero
Critica que «cuando se señala con nombres y apellidos se indica a las hordas a quien atacar impunemente». Cree que «el empobrecimiento democrático también es colgar el sambenito a periodistas molestos».
No creo que los periodistas tengamos que perder tiempo hablando de las teorías de la conspiración del vicepresidente» César González Antón Director de Informativos La Sexta
Cree que menos tiempo debería Iglesias dedicar a «defenderse a sí mismo». Recuerda que otros políticos han sido «atacados», pero que «ninguno como él lo ha convertido en casi el eje central de su política».
El presidente del Tribunal Superior de Justicia de C-León tiene razón: ‘Estos comunistas ponen en solfa la democracia’» Eduardo Inda Director de OK Diario
Cree que «lo de Iglesias y el totalitarismo es como lo del espcorpión y la rana, está en su naturaleza que el uno pique al otro a mitad del río, y en la naturaleza de Iglesias acabar con los medios críticos».
Hay que agradecer a Iglesias su sinceridad: aspira a ser él quien decida de qué podemos hablar y de qué no»
Carlos Alsina
Locutor de «Más de Uno» en Onda Cero
Dice que cuando Iglesias «presentaba ‘La Tuerka’ no recuerda que reclamara que nadie le controlara la escaleta». Lamenta que «su discurso sobre los medios sea el de Trump».
Revela su deseo de evitar la crítica y que ambiciona mecanismos para someterlos a la arbitrariedad gubernamental Juan Ramón Lucas Presentador de «La Brújula» en Onda Cero
Asegura que Iglesias sabe que la «mejor garantía de independencia de un medio es su fortaleza. Cuanto más fuerte, más independiente. Pero ese es su problema, la independencia».
Putin o Rafael Correa. Los demócratas encomendamos la protección del honor a los tribunales y hemos dejado en manos del capital privado y de los profesionales el ejercicio de un periodismo que sólo tiene sentido como contrapoder. Los sujetos como Iglesias sostienen que lo del cuarto poder no es metáfora sino verdad irrompible. Toca por tanto someter las redacciones a los mismos controles del gobierno, la judicatura y el legislativo. Llegaron a vicepresidentes los que ayer no
más hablaban de quemar las calles, los de la garrafa iliberal, los que lloran orinocos de lágrimas a la muerte de unos mandarines a los que anteayer asesoraban. Ahora que tienen mando en plaza quieren rematar la obra traficando con una idea desdichada del periodismo. Les gustaría atar al reportero al mástil... y después azotarlo hasta que sangre.
Para algunos libertad de prensa rima con apología del terrorismo y es indistinguible de sostener que en España hay presos políticos. La
prensa libre también ocultará las peripecias de los amados líderes en el Cono Sur, donde hicieron carrera como arquitectos de febles proyectos cesaristas. Sus palabras caen como caricias en el invierno de la profesión, cuando sultanes con coleta aspiran a que seamos letristas de sus particulares delirios. Que Iglesias, que pedía la televisión pública como si fuera un cromo, trate a los periódicos de veneno ennoblece a este oficio como sólo pueden lograrlo los ataques de un gánster.