La Razón (Cataluña)

Podemos y la CUP encarecen la investidur­a de Aragonès

Los morados exigen una coalición sin JxCat y los cuperos piden cambios en Mossos, un referéndum y un rescate social

- POR JAVIER GALLEGO BARCELONA

Cataluña tiene todavía margen para evitar tomar el camino hacia el bloqueo político tras las elecciones del 14 de febrero, aunque poco a poco se va revelando la complejida­d de formar Govern y se van vislumbran­do las dificultad­es que entrañará la próxima legislatur­a. Tanto Podemos como la CUP se encargaron ayer de advertir a Esquerra del caro peaje que tendrá que pagar por la investidur­a de Pere Aragonès.

Así, En Comú Podem, la marca catalana de Podemos, hizo su propuesta de gobierno, que pasa por dejar fuera a los dos socios independen­tistas de Esquerra (tanto JxCat como la CUP). El partido que lidera Jéssica Albiach apuesta por un ejecutivo en coalición con los republican­os y con el apoyo externo del PSC. En este sentido, Albiach constató ayer la imposibili­dad de un tripartito como había pretendido inicialmen­te porque la situación todavía no está suficiente­mente «madurada» para esa operación, pero sí reclamó «generosida­d» e «inteligenc­ia política» a los socialista­s catalanes. Los morados no se resignan pese a las dificultad­es de trabar este acuerdo y confían en que un gobierno de esta orientació­n en Cataluña apuntalará la mayoría progresist­a en Madrid, que ha permitido la investidur­a de Pedro Sánchez y la aprobación de los Presupuest­os Generales del Estado.

Los Comunes han puesto ya las cartas encima de la mesa, igual que la CUP. Los cuperos reunieron ayer a su Consejo Político (máximo órgano de decisión entre asambleas) para valorar qué papel adoptar en la próxima legislatur­a. Y, de momento, han desgranado sus líneas maestras para meter presión sobre Esquedel rra y JxCat al imponer un programa de máximos para alcanzar un acuerdo, pero mantiene las principale­s incógnitas: sigue en el aire su apoyo a una investidur­a de Pere Aragonés y sigue sin desvelar si formará parte de la Mesa

Parlament y de la Generalita­t, aunque también ha enviado algunas señales al mostrar su disposició­n a asumir responsabi­lidades sin que la «represión sea un límite». También es cierto que cualquier decisión, en una formación asambleari­a como la CUP, deberá pasar por el aval de las bases.

Los cuperos se limitan a fijar sus condicione­s, que ponen mucho el acento en cuestiones socioeconó­micas y dejan el «procés» algo orillado. En este sentido, Carles Riera y Eulàlia Reguant marcaron ayer las cuatro prioridade­s: adoptar cambios en los Mossos d’Esquadra de inmediato (supresión/moratoria de las balas de foam, veto a los antidistur­bios en desahucios y eliminar las acusacione­s particular­es de la Generalita­t) y afrontar los problemas de acceso a la vivienda; trazar un plan de «rescate social» y blindar los servicios públicos; «construir las bases de un nuevo país» con especial atención a los derechos y libertades, el feminismo y la transición ecológica; y, retomar la iniciativa en el proceso de autodeterm­inación con un referéndum antes de 2025.

La CUP se abre a asumir responsabi­lidades en la Mesa del Parlament y en el Govern sin que la «represión sea un límite»

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El president en funciones, Pere Aragonès, en el Palau de la Generalita­t

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