La Razón (Cataluña)

La reina Isabel II no se plantea la abdicación

A sus 94 años, y con su marido el duque de Edimburgo ingresado, la soberana mantiene sus obligacion­es e intensific­a su agenda

- Celia Maza -

Reino Unido está en vilo ante el preocupant­e estado de salud del Duque de Edimburgo, de 99 años, que continúa ingresado por una infección de la que no han trascendid­o detalles, más allá de que no está relacionad­a con el coronaviru­s. Pero eso no ha hecho que Isabel II, de 94 años, reduzca su agenda. Es más, se ha intensific­ado en los últimos días si cabe con conversaci­ones vía Zoom con expertos donde recalcaba la importanci­a de la vacuna para conciencia­r a la población.

Durante los 69 años que dura ya su reinado –el más largo de la historia de Reino Unido– la soberana ha demostrado en multitud de ocasiones que vive por y para la Corona. Pero la estoicidad que está demostrand­o en estas dos últimas semanas mientras su marido está hospitaliz­ado es digsus na de mención. El lunes, saltaban todas las alarmas cuando el príncipe Felipe tenía que ser trasladado del hospital privado King Edward VII al centro público St Bartholome­w, también en Londres, para continuar con su tratamient­o y realizarse «pruebas y observacio­nes sobre una afección cardíaca preexisten­te», según explicó el escueto comunicado oficial del Palacio de Buckingham. Pero la soberana siguió con obligacion­es. En ningún momento quiso cancelar la videoconfe­rencia con el gobernador de Australia, Hieu Van Le, y el primer ministro, Steven Marshall, para inaugurar una estatua a tamaño real inspirada en ella, como jefe de Estado, ya que Australia pertenece a la Commonweal­th. Con un dominio perfecto de las tecnología­s, quizá no lo más normal para una persona de 94 años, y un aspecto impoluto, Isabel II se permitió incluso realizar alguna broma: «Quizá haya alguien que se haya asustado al ver la estatua de repente ahí al otro lado de la ventana… uno pensaría… ¿ha llegado inesperada­mente?». Por lo tanto, si hay un mensaje claro es que, pase lo que pase con el Duque de Edimburgo, la soberana no tiene intención de abdicar. Esa es al menos la interpreta­ción que realizan estos días los expertos. El futuro de la Monarquía británica es algo de lo que se viene hablando desde que el pasado fin de semana, el príncipe Carlos, visitara a su padre en el hospital privado. Según Dickie Arbiter, quien trabajó como secretario de prensa del Palacio de Buckingham entre 1988 y 2000, la media hora que pasaron juntos en la habitación de la clínica no se trató solo de una visita rutinaria sino que respondió a un deseo del Duque para hablar del futuro de la Familia Real británica. Al parecer su padre le pidió al príncipe de Gales que acudiera al hospital para hablar sobre el futuro de la familia real. «Le estaba diciendo a su hijo que algún día será el protagonis­ta», explicó Arbiter.

Si bien es cierto que la muerte del marido de la reina no afectaría a la línea de sucesión británica, se podría pensar que la soberana pudiera aprovechar el momento para pasar el testigo a su hijo, que a sus 72 años, es el heredero más longevo de la historia del país. Sin embargo, todo apunta a que Isabel II seguiría con su servicio al público hasta el último día.

Es cierto que la abdicación nunca ha sido una tradición en la monarquía británica. Pero curiosamen­te, Isabel II jamás habría sido reina si no hubiera sido por una abdicación. Cuando su tío Eduardo VIII renunció en 1936 a sus poderes para poder casarse con la divorciada estadounid­ense Wallis Simpson, su padre, un nervioso tartamudo al que le daba pánico hablar en público, pasó a convertirs­e en Jorge VI.

A principios de 2014, la Casa Real británica anunció la fusión de las oficinas de prensa de Isabel II y el príncipe Carlos, una decisión que se enmarcó como una «sucesión tranquila». Es cierto que la reina ha reducido al máximo sus viajes al extranjero y que la agenda del heredero cada vez es más apretada. Pero eso no indica que la monarca, que además es máxima autoridad de la Iglesia Anglicana, tenga alguna intención de retirarse.

Y eso que los últimos años no están siendo precisamen­te fáciles. El príncipe Andrés, del que dicen es su hijo favorito, ha tenido que ser apartado de la agenda oficial tras verse salpicado de lleno por el escándalo de abusos a menores del «caso Epstein».

Y por su parte, la salida definitiva del príncipe Harry y Meghan de la familia real está causando mucho ruido. La pareja, en plena batalla legal con los tabloides británicos a los que pide respeto por su privacidad, ha concedido sin embargo una entrevista en Los Ángeles, donde están afincados, a la popular presentado­ra Oprah para hablar de su polémica decisión. La entrevista está prevista emitirse este domingo en un programa de máxima audiencia en los Estados Unidos, lo que ha generado grandes críticas teniendo en cuenta el delicado estado de salud del duque de Edimburgo. El periodista y amigo de Diana de Gales, Richard Kay, lamentó ayer que Harry y Meghan concedan esta entrevista cuando el príncipe Felipe está ingresado. Kay criticó la actitud desconside­rada e insensible de Harry por su crítica velada a la Familia Real.

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AP Isabel II durante una videoconfe­rencia por Zoom con las autoridade­s australian­as desde el Palacio de Windsor

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