Prometedor regreso del coreano Hong Sang-soo
Los cineastas Radu Jude o Maria Schrader también destacan
Perseo decapitó a la Medusa gracias a un escudo espejado, que le permitió mirarla sin quedarse petrificado. En «Bad Luck Banging or Loony Porn», el rumano Radu Jude nos dice que el cine es ese espejo móvil del héroe griego, ese que nos permite contemplar la realidad contemporánea sin dejarnos de piedra. Su película, uno de los estrenos mundiales de esta distópica Berlinale, está rodada en plena pandemia, con mascarillas y todo, y es una sátira provocadora y estimulante, que recuerda los títulos más anárquicos de Dusan Makavejev («W.R., los misterios del organismo», «Sweet Movie») en su libérrima estructura, su agresivo sentido del humor y su pesimismo lúdico. Película de dispositivo plural, que mezcla con descaro y brillantez un video amateur porno, un paseo por Bucarest con panorámicas erráticas, un diccionario irreverente y un juicio sumario que acaba comiendo consoladores, es firme candidata a formar parte del palmarés. La nueva (y van…) película de Hong Sangsoo, «Introduction», también se podría hacer con un premio si al jurado le seducen las miniaturas con aire melancólico.
Rizando el rizo
Tres historias que comparten (algunos) personajes, que acaban cuando apenas se ha planteado una anécdota, el asomo de un conflicto, y que ponen en duda la temporalidad que las rige, como en una composición opaca y disonante. En poco más de una hora, el cineasta coreano vuelve a rizar el rizo del relato en abismo o en forma de pliegue, siempre aparentando una simplicidad que deja al espectador en un perpetuo estado de perplejidad. La perplejidad parece vertebrar la propuesta de Maria Schrader (responsable de la serie «Unorthodox») en la alemana «I’m Your Man», suerte de episodio de «Black Mirror» que reformula los patrones de la comedia romántica invitando a la fiesta a un robot programado para amar a una académica escéptica. Es más simpática de lo que cabía esperar, aunque no pasa de ser un entretenimiento astuto.
También a medio gas se queda «Memory Box», de los libaneses Joana Hadjithomas y Khalil Joreige. Emparentada con la reflexión sobre la memoria histórica atrapada en el instante fotográfico que atraviesa buena parte de su obra artística, la película, que reivindica la necesidad de la reconciliación con el pasado a través del recuerdo de una historia de amor truncada por la guerra, no logra alzar el vuelo, más apegada a sus veleidades formales que a su potencialidad emocional.
«La nueva película de Hong Sang-soo, ‘‘Introduction’’ también se podría hacer con un premio»