La osadía íntima de Pío Cabanillas con la poesía de Valente
«A madame Chi» es un intenso diálogo en forma de libro entre poemas y fotografías
«Este libro es fruto de la admiración por un enorme poeta, pero también por el hombre. De José Ángel Valente siempre me impresionó su enorme cultura, filosofía, música, dibujo, astrología, la cábala, gran orador y conferenciante carismático, hechizaba a las audiencias. Un hombre libre y profundamente apasionado», así lo describe Pío Cabanillas (Madrid, 1958), fotógrafo, que fruto de esta admiración y su relación con él, propuso a la editorial La cama sol, ilustrar una parte muy especial de su obra. «A Madame Chi», es un diálogo intenso entre los poemas de Valente y las fotografías de Pío Cabanillas, un retrato del amor apasionado que el poeta sentía por su esposa Coral, «Madame «Madame Chi», como la llama en un poema escrito directamente en francés, y que titula el libro. Este encuentro, junto a la cuidada y casi artesanal edición de La cama sol, hacen de este libro una pequeña joya que sólo puede adquirirse por encargo a la editorial.
«Tiene el valor emotivo y original de incluir cuatro poemas manuscritos, que son un gran regalo de Coral –explica Cabanillas– porque los tiene enmarcados desde siempre en su cuarto. No es la primera vez que ven la luz, pero sí que aparecen como tales manuscritos. Poemas que ya fueron editados en un pequeño libro llamado «Estancias», aunque Coral no quería porque eran muy íntimos y personales y le parecía una traición que fueran leídos por otras personas. La convenció diciendo diciendo que sería un libro pequeño, sólo para amigos. Y como ella atravesaba una época artística azul, lo hizo de ese color. Y si azul eran Coral y “Estancias”, azul tenía que ser la portada de “A Madame Chi”», certifica. Para Cabanillas, «ilustrar la poesía íntima de Valente no deja de ser una osadía, pero está hecho con el corazón». Desde el cariño y el agradecimiento recoge los sentimientos más bellos y profundos de su extraordinaria relación, la complicidad y la pasión expresada desde lo más profundo.
Considerado como uno de los grandes de la generación de los 50, la obra poética de Valente (19292000), es muy personal y difícil de encasillar, un autor único y ajeno a escuelas o tendencias. Toda su obra conduce a un sentimiento y proceso de interiorización en torno a un concepto poético particular: «La poesía no solo no es comunicación; es antes que nada..., incomunicación, cosa para andar en lo oculto», manifestaba. Y a esta idea de «andar en lo oculto» se ha sumado Pío Cabanillas, que no es la primera vez que mezcla poesía con fotografía. «Creo que tienen mucho en común, ambas plasman el sentimiento de un momento concreto y la simbiosis entre ellas es perfecta –explica–. Tanto el fotógrafo como el poeta trabajamos con una especie de material oculto de la experiencia, del sentimiento interno. El instrumento del poeta para expresarlo es la palabra y el del fotógrafo la instantánea, el encuadre. No solo es notario de aquello que enfoca, sino que intenta trasladar la emoción que le provoca, lo que está sintiendo en ese momento a través de la naturaleza. El lector o el espectador tienen, así, la oportunidad de algo muy importante –señala–, dejar a un lado la rutina de identificar lo que ve y pensar solo en lo que siente al contemplar o leer sin necesidad de identificar el objeto».
Un nexo natural
Y la naturaleza, leitmotiv de Cabanillas, como nexo común. «Plasmada en una fotografía totalmente descontextualizada, hecha de líneas y colores, donde parece no importar el lugar, el tamaño o la materia, desvinculada de su forma reconocible, tratando de descubrir lo oculto que hay en ella, lo que transmite». Cabanillas recuerda la reacción de Coral al ver el libro. «Esto es lo que siento con los poemas que José Ángel hizo para ti. ¿Qué te parece?», le dijo. Y sorprendida respondió: «Están llenas de misterio, algunas son voluptuosas, otras con movimientos en eclosión, lagos de quietud, lugares secretos... pero también remansos de paz». «Y eso era para mí el mayor elogio, creo que le había transmitido lo que para mí era la relación amorosa viva entre ellos. ¿Y cómo los verías tú?»: «Rodeados todos con un halo de fuego incandescente», sentenció.