Fernández Tapias, en los juzgados: «Estoy muy bien»
Tres de sus hijos piden su incapacitación al considerar que no está en plenas condiciones
Fernando Fernández Tapias se enfrentó ayer a primera hora de la mañana al que probablemente sea el juicio más duro de su vida. Hace menos de un mes, el empresario decidía abandonar las funciones ejecutivas de su Imperio naviero y ceder las riendas de la mayor parte de sus sociedades a su hijo Juan Carlos (38), más conocido como «Tito», fruto de su matrimonio con Juana Courel. Una decisión que no aceptaron sus hijos mayores Fernando, Borja e Iñigo, fruto de su matrimonio con Chiqui de la Riva, que decidieron denunciar a su padre y pedir su incapacitación, acusando al empresario de no estar en plenas condiciones para tomar ciertas decisiones, como la de su relevo al frente de sus empresas. Una traición que Fefé no se esperaba pero que ha afrontado con entereza y valentía, apoyado en todo momento por su esposa, Nuria González.
Fuentes cercanas aseguran a LA RAZÓN que Fernández Tapias está preparado mental y físicamente para lo que parece una traición en toda regla. Aunque todo el mundo confía en que impere el sentido común. Fernando les ha dado a sus hijos todo cuando lo han necesitado, incluido su apoyo cuando se han divorciado. Es un palo tremendo pero ya lo tiene asumido».
Fernández Tapias llegaba a las 9,30 horas de la mañana al Juzgado de Primera Instancia nº 65, situado en la calle Ventura Rodríguez de Madrid, aparentemente tranquilo, con muy buen aspecto físico y arropado por Nuria González. También ha querido estar presente para apoyarlo y defenderlo su hijo en común Iván, de 17 años, que ha llegado en silla de ruedas debido a una reciente lesión.
Ante las preguntas de los medios que esperaban su llegada, el naviero ha contestado en tono jocoso que se encuentra «muy bien, guapísimo». Y es que a sus 82 años, el gallego confía en que el juez le de la razón frente a la intención de sus tres hijos mayores de incapacitarlo, y no se plantea retirarse de la primera línea de sus negocios; es por ello que seguirá como Presidente Honorífico del Grupo Tapias.
Poco después, y para declarar como testigo, llegaba el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, gran amigo de Fernández Tapias, sin hacer declaraciones sobre este duro trago para el naviero.
Minutos antes de las 10.00 horas, que es cuando daba comienzo
El presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, gran amigo de Fernández Tapias, también acudió a declarar como testigo
el juicio, los hijos de Fefé, Fernando, Borja e Iñigo aparecían juntos y, muy serios. Los tres hermanos entraban en los juzgados para pedir que el juez incapacite a su padre y revoque la decisión de que la presidencia del Grupo Tapias recaiga en su hermano Juan Carlos, nombrado por el naviero hace menos de un mes. Todos ellos acompañados por Sandra, la hija DJ del empresario.
Desde la oficina de Tapias, y como ya adelantó hace unos días LA RAZÓN, un portavoz explicó que «don Fernando ya no ostentaba el cargo de presidente del Consejo, aunque sí mantenía el de presidente honorífico del Grupo Tapias. Ese paso atrás nada tenía que ver con su estado de salud sino con gestionar sus empresas de la mejor manera posible para que no hubiera conflictos entre los herederos». En este sentido, el empresario alguna vez ha reconocido que no quería retirarse, como cuando salió del hospital: «No tengo intención de jubilarme. Empecé a trabajar a los 16 años y me gusta lo que hago».
Tras dos horas y media, terminaba la vista y Fernández Tapias abandonaba el número 7 de la calle Ventura Rodríguez junto a su esposa e Iván, asegurando a la prensa que todo había ido «muy bien». Momento en el que el empresario sufría un pequeño traspié y ha tenido que ayudarse de Nuria y un árbol de la acera para llegar hasta el vehículo que le estaba esperando.
Los hijos mayores del naviero, a su salida del juzgado, tampoco se pararon a hacer declaraciones a la prensa, tan solo negaban las preguntas, e incluso comentaban entre ellos que debían de haber salido por separado para no llamar la atención de los medios de comunicación que se habían desplazado hasta ese Juzgado de Primera Instancia e Incapacidades de la capital.