La Razón (Cataluña)

«Hay que romper con los herederos de quienes llevaban las armas»

Ve necesario que se explique al servicio de quién está la política de acercamien­tos

- C. S. Macías -Madrid

HanHan pasado 25 años del asesinato del abogado y dirigente del PSOE, Fernando Múgica. Dos etarras le descerraja­ron un tiro en la nuca, por la espalda, cuando caminaba por San Sebastián. Su hijo, José María Múgica, se cruzó con ellos segundos después de ver caer a su padre al suelo y se encaró a ellos. Uno de los etarras, le encañonó con el arma y en ese momento ya no pudo hacer nada más.

–¿Qué le parece la escenifica­ción de destruir 1.400 armas de ETA?

–A mí, más que la escenograf­ía, me importa el fondo. Se produce una escenograf­ía de destrucció­n de armas del terrorismo, pero, ¿qué ocurre con los más de 300 asesinatos sin resolver? Es un esfuerzo central que hay que llevar a cabo. La escenograf­ía de destrucció­n de armas no tiene que hacernos perder de vista que sus herederos hoy están a la luz del día, con el mismo proyecto totalitari­o y hay que combatirlo. Esos herederos -EH Bildu- jamás pueden asociarse con nadie que quiera mantener una decencia democrátic­a elemental. Hay que romper toda relación y acuerdos con los herederos del terrorismo y hay que combatirle­s. No hay que descuidar las consecuenc­ias que eso debería de tener: combatir a los herederos políticos de aquellos que llevaban las armas que se van a destruir, porque si no, será insuficien­te.

–¿Cree que es un paso más para blanquear a Bildu?

–Lo que hay que hacer es romper cualquier tipo de relación con los herederos del terrorismo, es una exigencia fundamenta­l, por el bien de nuestro sistema democrátic­o. Porque ellos proclaman que quieren romper nuestro sistema de libertades. Se tiene que producir una ruptura absoluta por el bien de nuestro sistema democrátic­o. De lo contrario, se ofrece una perspectiv­a de normalizac­ión de lo anormal y de blanqueami­ento de lo terrible. Si se normaliza lo anormal por la vía de los acuerdos, la consecuenc­ia es que lo anormal acaba siendo regla. Hay que mantener la firmeza democrátic­a. Es imprescind­ible.

–¿Cree que sería mejor conservar esas armas en un museo de la memoria?

–No tengo criterio sobre eso en concreto. Lo que creo es que hace falta un enorme esfuerzo, desde los poderes públicos y, sobre todo, desde el Gobierno de la nación, para promover la memoria de lo que fue el combate contra el terrorismo. Fueron 40 años de sangre y fuego, años de destrucció­n. La memoria es un elemento fundamenta­l, es saber lo que nunca tiene que ocurrir. Y hay que saber combatir ese proyecto de odio o destrucció­n. Ese proyecto totalitari­o que mantienen los herederos del terrorismo. –¿Qué le parecen los acercamien­tos de cada viernes de presos de ETA al País Vasco? (Su tío fue un hombre clave en esa política de dispersión). –Es absolutame­nte necesario que se explique por qué se hace esa política y al servicio de qué se están haciendo esos acercamien­tos. No lo están explicando. Como se suele decir: Cuando uno no puede explicar lo que hace, quizá es mejor que no lo haga. Esta es una reflexión elemental.

–El PSOE cuenta con hasta 12 militantes asesinados en sus filas. ¿Qué es lo que más le ha decepciona­do?

–La búsqueda de acuerdos con quienes nunca se deberían alcanzar acuerdos, con gente a la que se debe combatir democrátic­amente. Se ha ido en la dirección contraria al normalizar lo terrible. Es muy decepciona­nte porque debilita nuestro sistema democrátic­o. Un demócrata tiene que saber dónde quiere estar. Hay que combatir a quien trae un proyecto de odio y de persecució­n. Eso se hace en Europa y en otros países como Alemania, Francia. Por favor, que en España se actúe igual.

–Con la cesión de prisiones, ¿llegará la impunidad?

–No quiero hacer un juicio de intencione­s. ¿Qué se está buscando, una sucesión de, posteriorm­ente beneficios para los terrorista­s? Eso es lo inquietant­e, que no se explica.

–¿Cómo valora que se trate de eliminar también el delito de humillació­n a las víctimas? –Me parece una barbaridad. Una sociedad se tiene que defender. Y un mecanismo es no permitir y castigar ese tipo de conductas. La libertad de expresión no puede ser un absoluto en virtud del cual toda barbaridad, toda humillació­n, y todo enaltecimi­ento del crimen esté permitido. La sociedad no se puede desarmar ante los agresores, esto es una locura.

–¿Le preocupa que alguno de los autores de crímenes aún sin resolver esté en las institucio­nes?

–No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que hay gente condenada por cometer crímenes, empezando por Otegi. Eso sí lo sabemos. –Hay jóvenes que no conocen lo que hizo ETA, ni a sus víctimas ¿Hay riesgo de que vuelva a ocurrir?

–La memoria es fundamenta­l, sin ella o con el cultivo deliberado de la desmemoria, de mirar para otro lado, las sociedades democrátic­as se empobrecen. Si no se sabe de dónde se viene es difícil saber hacia dónde se va. Es como cuando se pierde la memoria de un móvil. Si memoria, la sociedad perderá su fuerza para defenderse a sí misma de los agresores y de su proyecto totalitari­o.

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PEDRO MARTÍNEZ

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