Quiero un Koldo

Hay que reconocer que desde que gobierna Sánchez ha cambiado tanto la realidad que por ilógica comienza a ser surrealista. Lo privado es público y lo público es privado. Si necesitas disfrutar de los beneficios de una niñera, ni contratas ni pagas de tu bolsillo, llamas al Ministerio de Igualdad y te mandan una persona especializada en tales menesteres con cargo al erario público. ¿Quién será el tal erario público? A lo mejor se piensan que es Amancio Ortega.

Pero ahora lo que se ha puesto de moda es viajar con Koldo, un asesor de Ábalos que te sirve lo mismo para un roto que para un descosido. Te sirve tanto de chófer como de escolta, como de acompañante y, encima, se encarga de los gastos. ¡Es lo más de lo más! Que te vas al aeropuerto de Barajas a saludar durante una hora a la venezolana Delcy,

Se ha puesto de moda viajar con el asesor de Ábalos, que te sirve lo mismo para un roto que para un descosido

que no podía pisar suelo español ni europeo, pero que por lo visto, consiguió levitar durante la hora que duró su estancia, Koldo te acompaña y se encarga de todo.

Que te vas a Canarias, con la excusa de un acto y, ya que estás allí, te apetece disfrutar de la isla en un hotel de lujo, durante todo el fin de semana con tu familia, Koldo te acompaña, lo organiza y se hace cargo de los gastos, sin dejar huella que para eso lleva un taco de billetes en su mochila y tres sobres, el de Pepe, el del Ministerio y el del PSOE donde va metiendo las facturas.

A Churchill se le atribuye la frase: «Si pones comunistas a cargo del desierto del Sahara, en cinco años habrá escasez de arena». Pues bien, antes de la miseria, quiero un Koldo en mi vida.