Soldados de EE UU y España sufren un ataque en Irak
Lluvia de misiles contra una base de la coalición internacional. El Papa continúa con sus planes de viaje a pesar de la violencia
Poco más de una semana después del primer bombardeo norteamericano en Siria bajo el sello de la Administración del nuevo presidente Joe Biden, diez proyectiles fueron lanzados ayer sobre una base aérea en Ain al Asad, al oeste de Irak. El sitio alberga a tropas estadounidenses y de países de la coalición internacional, entre ellos España. Nadie reivindicó el ataque, aunque se da por hecho la autoría de milicias chiíes que operan en la región fronteriza entre Siria e Irak. El Pentágono confirmó ayer la muerte de un contratista estadounidense que sufrió un infarto. Entre los 188 militares españoles desplegadas en Irak, 70 estaban en la base de Ain al Asad. Afortunadamente, todos han salido ilesos del ataque.
La lluvia de misiles, vuelve a tensar el conflicto entre Washington y Teherán, se produjo dos días antes de la visita del Papa Francisco a Irak, y justamente sobre la misma base que Irán bombardeó como represalia tras la muerte del general Qassem Soleimani, fulminado por un dron norteamericano a las afueras del aeropuerto de Bagdad en enero de 2020. Misteriosamente, las defensas antiaéreas Patriot instaladas tras la represalia iraní del año pasado no se activaron.El bombardeo se produjo a las 7:20 de la mañana, y acorde a un comunicado emitido por el Ejército iraquí, no logró causar daños materiales significativos. Además, confirmaron que se localizó la lanzadora de misiles: un camión carbonizado ubicado a ocho kilómetros de la base.
El incidente supuso el primer ataque contra objetivos militares de EE UU en Oriente Próximo desde el primer bombardeo de la era Biden, que dejó un miliciano chií muerto y la preocupación de que supusiera una continuación de los frecuentes ataques aéreos de EE UU. En una declaración de intenciones tras asumir el cargo, el presidente prometió que «utilizaré la fuerza militar con responsabilidad y como último recurso. No regresaremos a las guerras interminables en Oriente Medio».
El portavoz de la coalición internacional, el coronel Wayne Marotto, apuntó que se está investigando la autoría del ataque sobre Ain al Asad. El año pasado, la presencia de reclutas norteamericanos se redujo sustancialmente por orden de Donald Trump, y las tropas restantes se concentraron en la base aérea atacada ayer, en Erbil y en Bagdad. En la capital, se encuentra la fortificada «Zona Verde», que alberga la embajada de EE UU, y que también fue objetivo constante de lanzamiento de misiles por parte de las milicias chiíes iraquíes.
El bombardeo de la aviación estadounidense se produjo tras semanas de continuos ataques con misiles contra objetivos de EE UU, que incluyeron la muerte de un contratista militar filipino en el aeropuerto de Erbil en febrero. El Pentágono afirmó tras el ataque aéreo en Siria que fue «una respuesta militar proporcionada», y que se ordenó tras consultar con los socios de la coalición.
Los países que forman parte de la alianza internacional formada para combatir al Estado Islámico (EI) condenaron el ataque de ayer. Stephen Hickey, embajador de Reino Unido en Irak, afirmó en un tuit que «las fuerzas de la coalición están en el país para combatir al EI por iniciativa del Gobierno iraquí. Estos ataques terroristas dañan la misión y desestabilizan Irak». A pesar de la escalada de violencia, el Papa Francisco continuará con su visita como estaba marcada. Desde 2013 ya anunció su voluntad de visitar Irak para dar respaldo a la castigada minoría cristiana del país, y no va a abandonar. «Hace tiempo que quiero encontrarme con esta Iglesia mártir», indicó ayer. Francisco considera que «Irak no puede esperar». «Esperaba a Juan Pablo II y se le prohibió ir. No se puede desilusionar a un pueblo la segunda vez».