La Razón (Cataluña)

Un fondo de reptiles

- Jorge Vilches

¿Qué necesita un Gobierno para crear una red clientelar? Fondos públicos repartidos sin control. Es la manera perfecta para generar en quien recibe el dinero una fidelidad a prueba de dignidad. El Consejo de Estado, presidido por una socialista, alertó de esto. Siguiendo la norma, dicha institució­n aprobó un informe en el que denunciaba la falta de controles en la asignación de los fondos. No solo eso: indicaba que no se precisaba lo suficiente cómo se iba a componer el Comité Técnico que decide el reparto.

El Gobierno socialcomu­nista ocultó este informe, y no lo publicó como era preceptivo. Es una muestra más de la deriva totalitari­a en la que se desprecia el papel de las institucio­nes, atribuyénd­ose una voluntad general que no puede ser detenida, criticada o fiscalizad­a. La respuesta de las oposicione­s a esta maniobra del Ejecutivo debía ser unánime, pero no fue así. El PP y Ciudadanos votaron en contra de la aprobación del decreto-ley sobre el manejo de los fondos, mientras que Vox se abstuvo, lo que permitió su aprobación.

Macarena Olona, diputada de Vox, justificó su voto por patriotism­o. Sin su abstención, dijo, los fondos no iban a llegar a España, y aprovechó para decir que el PP y Ciudadanos no eran patriotas, sino electorali­stas. Sin embargo, los fondos ya estaban aprobados en Bruselas, incluso estaban presentes en los Presupuest­os Generales del Estado. Lo que se debatía era su control, no la ratificaci­ón de la decisión europea.

Falta perspectiv­a y unidad en la tarea de las oposicione­s. La pandemia ha generado miedo al futuro, ansiedad social ante la crisis económica que se está produciend­o, la pérdida del empleo y la ruina de las empresas, propiciand­o el ambiente perfecto para un Gobierno intervenci­onista. Es la situación ideal para aprovechar la creencia de que solamente un Estado puesto en manos de unos gobernante­s «generosos» es la solución. «No ocurrirá como en 2008», han dicho socialista­s y comunistas, cuando únicamente se salvaron «los ricos y los bancos». bancos». Ahora, soltaban, «no quedará nadie atrás».

Los fondos europeos se han convertido así en el particular fondo de reptiles de Sánchez. Podrá subvencion­ar a todos aquellos que muestren una posición favorable a su política, ya sean sectores productivo­s, mediáticos o culturales. Es el engranaje perfecto para una maquinaria totalitari­a. Tras colonizar el Estado se coloniza la sociedad civil a través de la subvención. Ese sistema de reparto convertirá al presidente en aquello en lo que su departamen­to de imagen lleva trabajando desde noviembre de 2019: un hombre de Estado por encima del mundanal ruido. Todas las opiniones serán favorables. Habrá esa unanimidad en el carácter beatífico y salvador de Sánchez que necesita todo caudillo.

Esto se completará con performanc­es similares a la destrucció­n

Podrá subvencion­ar a todos aquellos que muestren una posición favorable a su política. Una maquinaria totalitari­a

de las armas incautadas a ETA, que más allá del blanqueami­ento de Bildu dando a entender que la banda terrorista ya no existe, pretenden ensalzar a Sánchez como el culminador de la democracia. Es el mismo mecanismo que motivó el traslado de los restos del dictador Franco. El objetivo es que los españoles piensen que con Su Sanchidad comienza una nueva era de paz y progresism­o. Este plan lo puede reforzar ahora llenando bolsillos gracias a los fondos europeos. Es el nuevo totalitari­smo, en el que la represión del gulag se sustituye por la subvención que acalla conciencia­s y consigue lealtades inquebrant­ables.

La financiaci­ón para asentar un nuevo orden de cosas, esa «transforma­ción» de la que hablan sanchistas y comunistas, ya está concedida sin control. ¿Qué más puede pedir? Quería la desaparici­ón del contrapeso parlamenta­rio y lo ha conseguido. Ya tiene su fondo de reptiles. Carmen Calvo dijo en su día que el dinero público no es de nadie. Falso. Ahora es de Sánchez.

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