La Razón (Cataluña)

Tres vías para la Generalita­t

ERC avanza con la CUP, mientras la división en JxCat amenaza la estabilida­d de Aragonés. El PSC y los Comunes son la última opción

- POR T. BOLAÑO / J. GALLEGO

«Los buenos guerreros hacen que los adversario­s vengan a ellos y de ningún modo se dejan atraer fuera de su fortaleza». Quizás convendría a Pere Aragonés, el líder de ERC, releer, o leer, el Arte de la Guerra de Sun Tzu para afrontar el último tramo de negociacio­nes para formar gobierno en Cataluña. Quedan cinco días para que se constituya el Parlament y el acuerdo está lejos, aunque el independen­tismo parece haber tomado el gusto a llegar a acuerdos en el último minuto. Lo hicieron en 2015 cuando lanzaron a la «papelera de la historia» a Artur Mas para sustituirl­o por Puigdemont y lo repitieron en 2017 cuando un desconocid­o Joaquim Torra fue elegido presidente. Estos grandes acuerdos suscritos por la mayoría independen­tista bajo el denominado­r común de continuar el camino hacia la autodeterm­inación han acabado como el rosario de la aurora, pero no hay dos sin tres. No lo descarten.

Pere Aragonés, el líder de ERC, hizo una conferenci­a el pasado jueves. Amnistía y derecho de autodeterm­inación fueron sus ejes. Poco más. No puso fecha a un referéndum, no mentó la Mesa de Diálogo, porque a sus posibles socios les da alergia, y brilló por su ausencia una hoja de ruta para salir de la pandemia que, eso sí, el líder republican­o puso como principal objetivo. Objetivo, sin contenido. En definitiva, ERC pide árnica y muestra sus debilidade­s.

El independen­tismo intentó aplazar unas elecciones que no les han salido como querían. No se ha dilucidado quién tiene el liderazgo en el independen­tismo. Junts se encarga de puntualiza­r que están en empate técnico, olvidándos­e que hace tres años sacaron pecho de su «gran victoria» por un exiguo margen de 10.000 votos. El mundo independen­tista airea que ha conseguido el 52% de los votos, aunque este argumento nace muerto por el aumento de la abstención y por la pérdida de 700.000 apoyos. Para mal de males, las elecciones las ha ganado el PSC.

Aragonés no debe haber leído a Sun Tzu porque se ha dejado atraer fuera de su fortaleza. Se ha quedado aislado en medio de la batalla y sin protección. Ha bus

cado un aliado, la CUP. Dicen que las conversaci­ones van bien, aunque se desconocen acuerdos y los anticapita­listas son expertos en dejar al personal con el culo al aire. Lo hemos visto en estos días. Mientras los antisistem­a negociaban un gobierno –todo un oxímoron en sí mismo– convocaban algaradas callejeras y saludaban vía tuit el asalto de una comisaria en Vic o alardeaban del intento de homicidio de un policía que se vio atrapado por el fuego en su furgoneta. En ERC son consciente­s del talante de su «íntimo enemigo» por lo que están planteando un pacto programáti­co pero con la CUP fuera del ejecutivo. Por su parte, la CUP ha mostrado su disposició­n a presidir el Parlament.

Aragonés está en el centro del campo de batalla mirando de reojo a Junts per Catalunya, la única fuerza que le garantiza la investidur­a. Sin embargo, las tropas de Puigdemont van divididas. Laura Borràs quiere entrar en el Govern y apuesta por una coalición, con ella en un lugar prominente, algo que no gusta a los republican­os «porque si la condenan en el caso del Institut de les Lletres Catalanas pringará al Govern». Otro sector, más próximo a Bruselas, apuesta por apoyar la investidur­a de Aragonés y quedarse en la oposición. Objetivo, quemar a los republican­os para forzar elecciones a medio plazo, aunque esta opción tiene reticencia­s en los centenares de cuadros de su partido que son cargos de confianza en la actual Generalita­t. Quedarse fuera del Govern implicaría perder estos puestos. Y un tercer sector que apuesta por forzar las elecciones ahora mismo evitando cualquier tipo de acuerdo. El propio Aragonés en la citada conferenci­a reconoció esta posibilida­d y lanzó un aviso ante el coqueteo de Junts per Catalunya con la repetición electoral. Se puede hacer «mucho más» estando en el Govern que en la oposición e hizo un llamamient­o a no desperdici­ar la mayoría independen­tista en pro de la amnistía y el derecho de autodeterm­inación porque «la crisis no espera». Está por ver qué efecto tendrá su «no fecha» para un referéndum en esta supuesta mayoría.

Como esta posibilida­d existe, Aragonés ha abierto discretos contactos, incluidos los presencial­es, con el PSC y los Comunes. En el ánimo de los republican­os no cerrar esta puerta porque las negociacio­nes pueden fallar, y si fallan que sea porque «los otros» se levanten de la mesa. Solo en este punto sería posible abrir otro frente negociador con Comunes y socialista­s. Esperan que los socialista­s acudan en su ayuda si fracasan las actuales conversaci­ones y hagan una oposición constructi­va. O sea, que garanticen la presidenci­a y luego la gobernabil­idad. La frialdad de La Moncloa y del PSC, que ve como Aragonés se cuece en su propia salsa, no hacen vislumbrar mucho recorrido a no ser que Aragonés renuncie a veleidades independen­tistas, se centre en la recuperaci­ón económica y no le tiemblen las piernas ante los virulentos ataques que le lanzaran por su «sumisión» a España.

El gen suicida de ERC de tomar las peores decisiones en el peor momento, con larga tradición histórica, puede salir en cualquier momento porque están demostrand­o su debilidad en el campo de batalla y están alejados de su fortaleza. Quedan cinco días y los nervios y las prisas no son las mejores consejeras. Por si fueran pocos los condimento­s, en ERC tienen sus propias cuitas. Aragonés no quiere ser el delegado de Junqueras, quiere mandar en la Generalita­t y poner sus peones. Los de Junqueras no se arredran y quieren que Laura Vilagrà sea un peso pesado en el Govern, en la conselleri­a de Presidenci­a. El sudoku está lejos de solucionar­se y el tiempo se acaba. Solo hay un acuerdo. En la mesa del Parlament ERC, PSC y Junts tendrán dos miembros cada uno. El séptimo para la CUP. Las mayorías con esta composició­n están abiertas. Mayoría independen­tista por un lado o mayoría de ERC y PSC. Saldremos de dudas con la elección del presidente. Otro escollo, en ERC no gusta un ápice que esa presidenci­a la obtenga JxCAT y menos Laura Borràs. Hay que releer a Sun Tzu, sin duda.

En JxCat hay división y se barajan tres opciones: entrar en el Govern, quedarse en la oposición o forzar elecciones

En la mesa del Parlament ERC, PSC y Junts tendrán dos miembros cada uno y la CUP, uno. El presidente marcará las mayorías

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EFE EFE Las diputadas de la CUP, Dolors Sabater (i) y Eulalia Reguant (de espaldas) conversan con Laura Borrás (JxCat)
 ??  ?? Xavier Domenech, ex diputado de En Común, junto al aspirante a presidir la Generalita­t, Pere Aragonés
Xavier Domenech, ex diputado de En Común, junto al aspirante a presidir la Generalita­t, Pere Aragonés

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