La Razón (Cataluña)

La «Púnica» de Bartomeu

Los Mossos concluyen que el expresiden­te del Barça pagó con dinero del club a una empresa para mejorar su imagen

- POR TONO CALLEJA

En septiembre de 2017 el entonces presidente del Fútbol Club Barcelona, Josep Maria Bartomeu, se encontraba contra las cuerdas. El empresario Agustí Benedito promovía una acción de moción de censura que buscaba desalojarl­e del club.

Y fue entonces cuando el máximo responsabl­e del Barça recurrió al dueño de la empresa Telampartn­ers, Jaime Malet, quien se benefició de un acuerdo millonario. Según las conclusion­es de los Mossos d’Esquadra, Bartomeu buscaba mejorar su imagen y reputación, por lo que este gasto «no sería en beneficio del FC Barcelona», que pagó estos trabajos, según consta en un oficio policial del pasado 1 de marzo.

Ya en ese momento, en septiembre de 2017, había estallado en Madrid la denominada «Operación Púnica», que había provocado la dimisión de varios consejeros del Gobierno del PP de la Comunidad de Madrid por haber pagado con dinero público los servicios del informátic­o Alejandro de Pedro. Este empresario utilizaba «periódicos zombis», sin apenas trabajador­es y que únicamente publicaban notas de prensa positivas, para compensar las noticias negativas sobre la corrupción del Gobierno de la Comunidad de Madrid.

Sin embargo, al Barça de Bartomeu no le frenaron las consecuenc­ias de este escándalo y mediante cinco contratos fraccionad­os, de menos de 200.000 euros cada uno -para saltarse los controles de la Junta Directiva-, se comprometi­ó a pagar tres millones a una empresa de posicionam­iento en internet, de los que se abonaron 2,3 millones. Según los Mossos, el perjuicio al club podría llegar a 1,2 millones.

Pero la persona que llevó a cabo esos trabajos para mejorar la imagen del presidente del FC Barcelona no fue quien contactó con la mano derecha de Bartomeu, Jaume Masferrer, uno de los detenidos en el «Barçagate». Fue Jaime Malet, de la firma Telampartn­ers, quien ejerció de intermedia­rio a cambio de un porcentaje del negocio que le facilitó facilitó el equipo directivo. El que desarrolló este trabajo en internet fue finalmente el empresario argentino Carlos Ibáñez, propietari­o de la empresa Nicestream.

Tras ser contratado, Ibáñez utilizó a un equipo de profesiona­les radicados en Barcelona para inundar las redes sociales con noticias positivas de Bartomeu. Alabó su gestión a la vez que ridiculizó a sus rivales.

Los Mossos concluyen que de esta forma se promovió la crítica a posibles candidatur­as alternativ­as: «Durante años y de forma periódica se alimentaro­n perfiles en Twitter y Facebook contra cualquier persona que representa­ra una amenaza hacia Bartomeu,

que pudieran promover mociones de censura o discursos críticos contra una hipotética candidatur­a continuist­a o que se postulara a unas futuras elecciones, como Jaume Roures, Víctor Font, Joan Laporta, Xavi Hernández, Josep Guardiola y Gerard Piqué, entre otros», indica el informe policial, dirigido a la magistrada que investiga el «Barçagate», Alejandra Gil.

Un empleado del empresario argentino confesó que su trabajo tenía, entre otros cometidos, «hacer dos publicacio­nes al día para mejorar la imagen del Barça y erosionar la de personas rivales» desde una cuenta de Facebook denominada «Sport Leaks».

Al pedir los Mossos a este empleado que especifica­ra las labores que tenía encomendad­as, declaró que debía «mejorar la imagen de Josep Maria Bartomeu, al mismo tiempo que tenía que minimizar las críticas que recibía en las redes sociales».

En el caso de uno de los perfiles que se crearon tras contratar el Barça estos servicios, en concreto el denominado «Jaume un film de terror», la finalidad de los trabajos que realizaban era «erosionar la imagen de Roures».

Y para realizar estas labores, el empresario argentino contratado por el Barça desplegó otros perfiles de Facebook y Twitter, que también cargaron contra los candidatos a la presidenci­a del FC Barcelona, pero también contra jugadores como Leo Messi o Gerard Piqué. Estos futbolista­s, de gran prestigio entre los aficionado­s del club, habían criticado en varias ocasiones la gestión de Bartomeu, quien se veía cercado, sobre todo después de haber mantenido enfrentami­entos con jugadores como Neymar, que abandonó el equipo, o Andrés Iniesta.

Los Mossos también descubrier­on listas negras de periodista­s críticos con Bartomeu y su gestión, pero también que la empresa intermedia­ria disponía de un listado de los socios del Barça.

Otro de los indicios que demuestran, según los agentes, que Bartomeu se valió personalme­nte del acuerdo, es un correo de 2 de octubre de 2017 en el que el intermedia­rio Jaime Malet pregunta a Carlos Ibáñez por qué el precio del contrato se había triplicado desde la propuesta inicial. Y este último contesta que elevó el presupuest­o tras detectar que el 86% de los comentario­s sobre Bartomeu en redes eran negativos. Entonces el trabajo necesario para compensar esta situación y atacar a sus rivales era mayor de lo esperado. Por eso el presidente se comprometi­ó a pagar 3 millones de las cuentas del club a su «Púnica» particular.

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Imagen de los Mossos d’Esquadra durante el registro de las oficinas del Barça
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EFE

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