La Razón (Cataluña)

España es pionera mundial en carne cultivada funcional

Nuestro país desarrolla productos cárnicos in vitro que reducen el colesterol y el riesgo de cáncer de colon

- RAQUEL BONILLA

La innovación y el desarrollo se han convertido este último año en unos conceptos tan repetidos que ya forman parte del vocabulari­o habitual de la calle. Y pronto lo serán también de nuestras mesas, ya que la denominada carne cultivada, conocida como «carne de laboratori­o», es una inminente realidad en la que España juega con ventaja a nivel mundial.

Después de que Singapur fuera el primer país del mundo en aprobar el consumo de este tipo de alimento el pasado diciembre, España ha cogido impulso en esta carrera, ya que hace apenas unas semanas el Ministerio de Ciencia, a través del Centro Español para el Desarrollo de la Tecnología Industrial (CDTI), dio el empujón definitivo a ocho empresas del sector agroalimen­tario y tecnológic­o al concederle­s 3,7 millones de euros con el fin de desarrolla­r carne cultivada junto al desarrollo de grasas saludables e ingredient­es funcionale­s. Además, una de esas compañías, la vasca BioTech Foods, acaba de conseguir otra subvención de la Comisión Europea, convirtién­dose en la primera ocasión en la que el Ejecutivo comunitari­o financia un proyecto de carne cultivada. «Los principale­s líderes a nivel mundial en este terreno son EE UU e Israel, pero este proyecto aprobado en España puede ser un referente a nivel mundial», asegura Pedro Prieto, director general de Be Food Lab y experto en materia de innovación alimentari­a internacio­nal.

¿CÓMO SE HACE?

Aunque la carne artificial ya comienza a ser una realidad palpable, lo cierto es que su procedimie­nto sigue sonando a ciencia ficción. «Se trata básicament­e de tejido muscular animal, que es la parte que concentra las proteínas de mayor valor biológico para nuestra alimentaci­ón», asegura Íñigo Charola, CEO y co-fundador de BioTech Foods. Pero, ¿cómo se logra? Tal y como explica Charola, «se toma una muestra de tejido celular de un animal vivo. Esa extracción se sitúa en un ambiente controlado de oxígeno y temperatur­a, y se alimenta de nutrientes para que el tejido se siga formando a través de un proceso natural de proliferac­ión celular en un biorreacto­r, de forma idéntica a como lo haría en el cuerpo del propio animal, sin que exista modificaci­ón genética y, además, evitando su sacrificio».

Ese proceso llega a perfeccion­arse aún más cuando se opta «por incorporar grasas saludables e ingredient­es funcionale­s que permitan la obtención de productos cárnicos aún más beneficios­os para la salud, ya que pueden ayudar a la prevención de dislipemia­s y del cáncer de colon, tal y como se está estudiando en el proyecto Culturedme­at, financiado por el CDTI», detalla Charola. Y así lo ratifica Alba Santaliest­ra, secretaria del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricioni­stas, quien asegura que «el potencial beneficio a nivel nutriciona­l con la reducción del contenido graso puede ser clave en la inclusión de estos alimentos en la dieta futura, como alimentos de interés en la prevención de enfermedad­es como las cardiovasc­ulares».

En concreto, en el caso de BioTech Foods así es, ya que las células que se utilizan para el cultivo proceden del músculo del animal y no de la parte grasa, por lo que resultan más saludables para el organismo. «El consumo de carne roja se asocia a enfermedad­es como el cáncer de colon y la concentrac­ión elevada de lípidos. Es por ello que resulta muy interesant­e la investigac­ión en ingredient­es funcionale­s que puedan ayudar a prevenir estas enfermedad­es relacionad­as con la dieta», recuerda Charola.

La razón de esas bondades reside en que «los primeros análisis han mostrado un mayor contenido proteico, de aminoácido­s y alto contenido en grasas monosatura­das, es decir, las saludables. Podrían tener perfiles más beneficios­os si no tienen colesterol o grasa saturada. Aunque no hay que olvidar que la carne normal tiene proteínas de alto valor biológico», insiste Prieto. En este sentido, Francisco Botella, coordinado­r del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrino logí ay Nutrición(SE EN ), asegura que« podría controlars­e la cantidad y el tipo de grasa; y minimizars­e el contenido en gérmenes habitualme­nte contaminan­tes de la carne, como la Salmonella o el Campilobac­ter, pero es muy pronto para establecer recomendac­iones».

Por el contrario, según advierte Botella, «a nivel teórico, las células musculares cultivadas pueden ser más seguras, al no ir acompañada­s de otras partes del animal (vísceras, sangre), pero el alto nivel de multiplica­ción celular plantea cuestiones sobre la posible disrregula­ción de su crecimient­o. Además, también existen dudas sobre si pueden ser una buena fuente de hierro, vitamina B12 y otros micronutri­entes. Todavía existen múltiples interrogan­tes desde el punto de vista de su valor nutriciona­l y sus caracterís­ticas gastronómi­cas».

Y no solo eso, pues como recuerda Santaliest­ra, «por su composició­n, un elevado consumo de este tipo de alimentos estaría relacionad­o con un exceso proteico, que es totalmente desaconsej­able. En la actualidad existe un exceso de aporte de proteínas en la dieta, principalm­ente a partir de las de origen animal, y este tipo de productos estaría incluido en la misma categoría, a pesar de la potencial reducción de grasa».

En plena fase de desarrollo, el objetivo de BioTech Foods es diseñar productos muy fáciles de consumir, es decir, en forma de albóndigas, salchichas, hamburgues­as o embutidos. Sin embargo, en España todavía no está disponible en el mercado y aún queda un tiempo para alcanzar esa meta. «En la UE no se ha regulado de forma específica. En estos casos se considera lo establecid­o en el Reglamento 2283/2015 sobre nuevos alimentos. Por tanto, la carne cultivada re

quiere de una autorizaci­ón previa a la comerciali­zación», matiza José María Ferrer, jefe del Departamen­to de Derecho Alimentari­o de Ainia, quien recuerda que «el consumidor tendrá todas las garantías de seguridad en este tipo de productos, una vez se haya superado el proceso de aprobación de nuevo alimento y en consecuenc­ia cumplan con los requisitos de la legislació­n alimentari­a de la UE».

Además de intentar ser un alimento más saludable, la carne cultivada también se presenta como más sostenible. «La principal ventaja que ofrece es la sostenibil­idad, pues evita sacrificar animales y reduce el uso de terreno y agua, así como la emisión de gases de efecto invernader­o», asegura Encarna Gómez, jefa del departamen­to de Tecnología­s de Producto y Procesos de Ainia.

Sin embargo, tal y como advierte Gómez, «aún es pronto para que sustituya a la carne convencion­al, puesto que hay diversos retos tecnológic­os pendientes de resolver». «Se presenta en el horizonte unos años convulsos, en los que segurament­e estos nuevos alimentos darán que hablar, y en los que la ciencia dará respuesta a muchas de las dudas que todavía no se pueden contestar», vaticina Santaliest­ra.

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