DINERO REAL PARA EL VALENCIA
EL PRÍNCIPE DE JOHOR, CON UNA FORTUNA DE 750 MILLONES DE EUROS Y EXTRAVAGANTES POSESIONES, PUEDE COMPRAR EL CLUB
CalderónCalderón de la Barca advirtió de que cuando uno dice que es pobre o muy pobre es mejor que no miré a su lado porque hallará «la respuesta, viendo/que otro sabio iba cogiendo/las hierbas que él arrojó». No escribió nada de los ricos, pero la idea es la misma. Puedes sentir que tienes dinero hasta que giras la cabeza y ves los lujos que tienen otros. Y si giras un poco más, por ejemplo hasta Johor, en Malasia, entonces descubres que lo bueno, como se dice habitualmente, es que tienes salud.
En Valencia, estos días, están mirando dónde está Johor porque todo indica que su príncipe está dispuesto a comprar el club. «No soy un hombre de negocios, soy un príncipe. El dinero no me motiva. La gloria y hacer historia, sí. No es un secreto que amo el fútbol», dice el primogénito y heredero del sultán Ibrahim Ismail. Por ahora es un asunto aún opaco, con declaraciones que parecen que sí y luego otras que parecen que no. Con, de repente, una reunión telemática de LaLiga tras la que tiene que comunicar que no es por la compra del Valencia y, en definitiva, con la sensación de que algo está sucediendo, pero que no nos lo están contando todo.
Sin embargo, en Valencia suena bien. Primero porque están cansados de los últimos años de gestión, con un equipo al que se le han ido o vendido las figuras y que ahora se dedica en LaLiga a ir tirando, sin las aspiraciones que tenía antes. Era un conjunto que tenía que sonar a la misma altura que el Sevilla y sin embargo, no lo hace. Por eso, en tiempos de penuria, cualquier cambio suena a esperanza. Y más si se empiezan a recitar la lista de propiedades de la familia al mando: un Boeing 737, que cuesta unos 90 millones de euros y que es como una casa, con cocina, duchas y un salón, en el que caben 30 personas. Podría vivir allí al viajar, pero suele escoger los mejores hoteles. O rechazarlos, como sucedió una vez que estuvo en Barcelona y no le gustó la habitación a la que le habían invitado, de apenas 10.000 euros la noche.
El patrimonio de su padre está valorado, según Forbes, en 750 millones de euros y con eso, por ejemplo, da para tener una flota de 300 coches, ya se pueden imaginar que ninguno de segunda mano, y todos de marcas de alta gama. Casi podría coger un coche al día. Pero no lo hace y para que no pierdan capacidad y valor por la temperatura en esa zona del mundo, en el garage siempre está encendido el aire acondicionado y hay una corte de mecánicos mecánicos para tener los automóviles a punto para que no les falte la batería, por ejemplo, tras mucho tiempo sin usar. Ésa es la medida de las cosas: si te quedas sin batería, eres pobre.
Y sin embargo, eso queda en nada ante el capricho de la familia: Los Picapiedra. La famosa serie de los setenta, ochenta y los noventa, que dejó una huella profunda en la familia real. Tanto que tienen un palacio construido a imagen de la casa de los protagonistas. Pidieron permiso a Hanna-Barbera para poder replicarlo y una amigo de una familia aristócrata cercana les regaló el coche de la famosa serie, con motor a combustión, a ver si después de tanto lujo iban a tener que empujar con los pies.
Casado y con tres hijos, en Valencia no saben si pensar que esto es verdad o ciencia ficción. Él va dejando pistas: «No voy a cambiar el logo o la tradición del club… Estoy aquí para la gloria, el éxito y la historia», ha dicho.