La Razón (Cataluña)

Duques de Sussex: historia de una traición

El príncipe Harry y su esposa protagoniz­an una demoledora entrevista en la que apuntan a una posible discrimina­ción racial y acusan a la familia real de ser «incapaz de amar y de comprender».

- Celia Maza

Meghan Markle acusa de racismo a la monarquía británica

La entrevista de la todopodero­sa periodista americana Oprah Winfrey con Harry y Meghan segurament­e sea una de las grandes exclusivas del año, incluso del siglo. Pero puede que no se gane la simpatía pública de los duques de Sussex, quienes, de entre todas las cosas que denuncian haber perdido, de momento, no nombran a sus títulos. Lo que es seguro es que su intervenci­ón vuelve a poner en el foco de atención de manera implacable todos los aspectos de sus vidas. En definitiva, es una forma extraña de conseguir la privacidad, compasión y amabilidad que dicen anhelar.

Ni la entrevista de Lady Di

Apenas un mes después de cortar definitiva­mente los lazos con la familia real, la pareja regresa con una demoledora intervenci­ón en la que acusan a la monarquía inglesa de racismo y de haberles dado la espalda cuando Meghan comunicó que tenía incluso pensamient­os suicidas. Una auténtica bomba de relojería que deja como «minudencia» la entrevista concedida por Lady Di a la BBC en 1995 hablando de que en su matrimonio con el príncipe Carlos «siempre habían sido tres». La intervenci­ón de Diana fue vista por más de 20 millones de personas y en su día fue considerad­a la «primicia del siglo». Pero su hijo y su nuera vienen ahora a superar la expectativ­as. La defensa a ultranza de Harry de su mujer contrasta sobremaner­a con la soledad que siempre caracteriz­ó a Diana. Carlos jamás estuvo a su lado. Y ahora su propio hijo le acusa también de haberle abandonado porque no le atiende sus llamadas.

El «show» gira por y para Meghan. Pero es Harry quien da la puntilla condenando a una institució­n a la que acusa de ser incapaz de cambiar, de amar, de comprender. Las dos horas de programa fueron emitidas también en el Reino Unido después de que ITV pagara más de un millón de euros por hacerse con los derechos. Hasta el último momento hubo dudas de que fuera correcto emitirla debido al delicado estado de salud del duque de Edimburgo, marido de Isabel II, que a sus 99 años sigue hospitaliz­ado.

Pero el material era demasiado suculento como para dejarlo enfriar. La pareja da un repaso a los detalles más íntimos de su vida: en realidad, se casaron tres días antes de toda la pompa que se organizó luego en el castillo de Windsor, con un coste de 28 millones

millones de euros; fue Kate quien hizo llorar a Meghan –y no al revés, como se había dicho, o eso dice la pareja de Harry– por un problema con los vestidos de las damas de honor; sobre cómo miembros de la casa real mostraron su preocupaci­ón sobre si el tono de piel de Archie (su hijo) fuera demasiado oscuro; la relación con el príncipe Guillermo es nula; que nadie enseñó a Meghan el protocolo y que dejaron de tener apoyo financiero en el primer cuatrimest­re de 2020, cuando decidieron dejar de ser «working royals».

El hecho de que la pareja tuviera que asistir a un acto público con sus mejores galas después de que Meghan revelara a su marido sus pensamient­os suicidas es quizá uno de los momentos más escalofria­ntes. Pero son las acusacione­s de racismo las que más repercusió­n han tenido en un país que está ahora dividido entre defensores y detractore­s. La oposición laborista ha pedido una investigac­ión, mientras que el Gobierno recalca que «en la sociedad del Reino Unido no hay espacio para el racismo».

Mientras la tenista Serena Williams o Amanda Gorman, la joven poeta que estuvo en la investidur­a de Joe Biden, se han volcado para dar su apoyo a la

duquesa de Sussex, al otro lado del Atlántico los cronistas reales acusadon a Harry y Meghan de «autoindulg­entes y egoístas». El emblema «abolir la monarquía» se convirtió también en «trending topic» en las redes sociales, encabezado por la campaña «República», que califica a la familia real como una «institució­n podrida».

La reina, incuestion­able

En Estados Unidos, a los miembros de la realeza se les llega a tratar cual «celebritie­s». Pero el programa emitido en «prime time» tiene en Gran Bretaña repercusio­nes para una institució­n que ahora se sostiene en una monarca de 94 años y cuya popularida­d está en sus cuotas más altas. Su impecable servicio público es incuestion­able.

De momento, palacio continúa con un silencio sepulcral. Solo se sabe una versión de los hechos. Sin embargo, está por ver qué futuro queda a la institució­n cuando Isabel II no esté. Las antipatías hacia Carlos, heredero al trono, y los escándalos del príncipe Andrés por su vinculació­n con el pedófilo Jeffrey Epstein ya no auguraban un futuro fácil a corto plazo. Y Meghan y Harry ha venido ahora a dar la última puntilla.

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REUTERS Los duques de Sussex, el príncipe Harry y Meghan Markle, han sido tachados de «egoístas» por los cronistas reales tras conceder la entrevista a Oprah

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