La Razón (Cataluña)

La tensión se dispara entre Obrador y las feministas

La represión del 8-M enciende la cólera de las mujeres contra el presidente mexicano

- C. de México Javier Villaverde -

«Es una bomba de gas que se utilizaba durante ‘‘el peñato’’ y con Felipe Calderón. Prometiero­n no utilizar esto y lo están utilizando». Un miembro de la Brigada Humanitari­a de Paz Marabunta se agachó, observó un pequeño objeto metálico similar a una granada y gritó nervioso: «Son con las que abrieron la cabeza a Keykendall y le sacaron el ojo a Uriel Sandoval en la toma de Peña Nieto. Son muy peligrosas». El hombre de mediana edad con casco rojo muestra el artefacto a los presentes. Sus decenas de compañeros trataron de velar por la seguridad en la marcha del 8-M en Ciudad de México que congregó a 22.000 personas. Los Marabunta tienen una amplia experienci­a por su participac­ión en muchas de las marchas de la capital. La tensión entre el movimiento feminista y el presidente López Obrador ha ido en aumento en las últimas semanas. México encaraba el 8-M con «muchas mujeres decepciona­das con el presidente», como explicó a LA RAZÓN durante la marcha la estudiante de Relaciones Internacio­nales Aránzazu de Marie, de 21 años. «La violencia es nuestro día a día. No dañar objetos», explicaba emocionada en su segunda marcha del 8-M. La principal proclama escuchada en la marcha señalaba al presidente López Obrador: «Rompamos el pacto patriarcal». Obrador aseguró que no entendía esta «expresión importada». «¡Rompamos el pacto!», «¡Rompamos el pacto!», se animaban unas a otras las mujeres durante la marcha. La crispación se hizo evidente cuando un grupo de encapuchad­os derribó una parte del muro metálico que el gobierno instaló rodeando el Palacio Nacional. Las antidistur­bios mujeres que desplegó el Gobierno cargaron contra los manifestan­tes congregado­s en una de las plazas más grandes del mundo. Muchos corrieron a las calles aledañas tocándose los ojos y pidiendo agua. El voluntario de casco rojo advertía que el presidente López Obrador había incumplido sus promesas de no usar gas lacrimógen­o y «no reprimir jamás al pueblo». El vídeo de los Marabunta mostrando los restos de una supuesta bomba de gas lacrimógen­o se ha hecho viral. Pese a ello, la alcaldesa de la Ciudad de México del partido que AMLO, Claudia Sheinbuam Pardo, negó ayer el uso de gas lacrimógen­o y bolas de goma. «He tenido que irme porque me picaban los ojos pero por suerte no estaba cerca», contrasta Aránzazu. La jefa de Gobierno de la capital informó que habían resultado heridas 62 policías, 19 manifestan­tes y fueron detenidas cuatro personas. En Aguascalie­ntes detuvieron a 23 mujeres. Las feministas piden su libertad sin cargos. Las proclamas en favor de la igualdad se intercalar­on durante toda la jornada con momentos de tensión. La Secretaría de Seguridad Ciudadana informó ayer que ha suspendido temporalme­nte a los policías involucrad­os en una agresión dentro de la estación Hidalgo en el centro de la capital. El mando policial que ordenó la actuación también fue suspendido.

En esa misma estación colectivos feministas han denunciado en un vídeo subido a las redes sociales la detención de la periodista Leslie Pérez: «¡Ella es periodista!», gritaba con rabia una manifestan­te.

El equipo de seguridad de la Presidenci­a de la República desplegó en la azotea de Palacio Nacional un sistema anti drones durante el 8-M. Desde lejos el instrument­o que utilizan para esta tarea es muy similar a un rifle de francotira­dor. La confusión inundó Twitter. Las imágenes invitaron a pensar a muchos que el Gobierno mexicano había colocado hombres armados en la azotea de la sede del poder ejecutivo. La

mira telescópic­a que se utiliza para bloquear la señal del dron aumentó la crispación, el miedo y llevó a muchos a conclusion­es precipitad­as. La Presidenci­a de la República confirmó que se trata de un sistema empleado para derribar drones, mediante el bloqueo de señales hasta una distancia de 1.200 metros. El Secretario de Gobierno de la Ciudad de México, Alfonso Suárez, calmó los ánimos: «Los hombres que están encima de Palacio Nacional son cazadrones. Recordemos que para sobrevolar la zona se necesita un permiso especial».

Ana Katiria Suárez, defensora de los Derechos Humanos, denunció que fue encañonada por un agente de la policía capitalina. Un vídeo colgado en redes por «Las Monitoras» muestra como la penalista denuncia a gritos que un grupo de policías las rodeó, las patearon, las robaron y detuvieron a sus escoltas. Este colectivo asegura que la abogada de Katiria fue encañonada y golpeada por un policía de paisano. El grupo sostiene que la ayuda de las personas que estaban cerca impidió la detención de Katiria pero no evitó que detuvieran a sus guardaespa­ldas. Los momentos más emotivos de la marcha se vivieron cuando se recordaba a las mujeres asesinadas en México. México. Los colectivos feministas colocaron varios murales alrededor del centro histórico con fotos, nombres, edad y aficiones de las víctimas de feminicidi­os. Las cifras de feminicidi­os en México se estancan o suben ligerament­e en los últimos años. «Salgo a la calle y a la universida­d con el táser de un lado y el gas pimienta en el otro», cuenta enfadada la estudiante de 19 años Mónica Higareda. La mitad de los feminicidi­os en México quedan impunes, según la organizaci­ón Impunidad Cero en base a los datos facilitado­s en 2019 por 16 estados mexicanos. Los Estados con mayores índices de impunidad presentan cifras alarmantes. En Baja California Sur el 100% de los feminicidi­os quedaron sin castigo, en Guerrero el 93%, en Jalisco el 86% y en Colima el 81% de los asesinatos de mujeres no se resuelven. Las autoridade­s mexicanas no proporcion­an informació­n periódica sobre los índices de impunidad de los feminicidi­os. El 75% de las agresiones a mujeres mexicanas las cometen hombres de su entorno. «Aquí no tengo ningún miedo porque estoy rodeada de mujeres que me van a ayudar si pasa algo. Es indescript­ible. Queremos revolución y lo vamos a conseguir», concluye con una sonrisa Higareda.

La Policía utiliza gases lacrimógen­os y objetos metálicos, a pesar de que Obrador se comprometi­ó a no usar estas técnicas «Salgo a la calle y a la universida­d con un táser», cuenta una estudiante molesta por la pasividad ante los feminicidi­os

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Mujeres derriban la valla levantada por López Obrador para proteger el palacio presidenci­al en las marchas del 8-M
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REUTERS

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