«ESA FÁBRICA DE BATERÍAS NO SE VA A NUTRIR CON LITIO DE EXTREMADURA»
NoNo ha dejado muy claro el alcalde socialista de Cáceres si su oposición a que la fábrica de baterías que se pretende instalar en Cataluña se nutra de litio extremeño se debe únicamente a causas medio ambientales. Porque, según el regidor, regidor, «lo que no puede suceder en ningún caso es que ahora se condene el futuro de la ciudad de Cáceres y de Extremadura para seguir reforzando el desarrollo industrial en unas comunidades concretas». Es decir, que no van a permitir la explotación de los yacimientos de litio, producto escaso donde los haya, de la Sierra de la Mosca, a poco más de un kilómetro del casco urbano cacereño, lo que ya es un fastidio, para que se beneficien en Martorell o en otra comunidad. Hombre, que te planten una mina a cielo abierto en la puerta de casa, como quien dice, no es plato de gusto, por más que el litio esté llamado a convertirse en un producto tan geoestratégico como el petróleo, pero que se argumente en términos de «si no es pa mi, no es pa nadie» denota, por un lado, cierta cortedad de miras, lo que no representa mayor problema, pero, por otro, demuestra que la insidia del nacionalismo está infectando a la sociedad española con la misma eficacia que el coronavirus. Comenzamos por admitir lo de las balanzas fiscales y la comparación de la carga impositiva por regiones, munición para el agravio victimista de los más ricos, olvidando que los impuestos no los pagan los territorios, que los pagan los individuos y las empresas y que, por lo tanto, a mayor producción de riqueza, mayor recaudación fiscal. Y así llegamos a creernos esa caricatura de una España llena de vagos, subvencionada por los industriosos catalanes y vascos, habitantes de unas comunidades donde, al parecer, no existen pensionistas, incapacitados, parados, familias con necesidad de apoyo social, enfermos o simples desocupados vocacionales. Pero que tampoco se equivoque el alcalde. Si no quiere explotar un mineral que deja ganancias millonarias, también, claro, en impuestos, porque le afea el paisaje, pues está en su derecho. Pero es un lujo asiático, que conste.