La Razón (Cataluña)

SÁNCHEZ PONE EN PELIGRO LA RECEPCIÓN DE FONDOS EUROPEOS

- Daniel Lacalle es Economista Jefe en Tressis

«Ningún país de Europa ha situado a la oficina del presidente como órgano director de los fondos»

EspañaEspa­ña es el único país de la Unión Europea donde se ha fiado toda la recuperaci­ón al «dinero de Europa». Desafortun­adamente, esa actitud pasiva esperando una especie de cheque en blanco que solucione todos nuestros problemas estructura­les nos recuerda a lo que pasó en 2009 con los fondos de la UE y el Plan «E». Una oportunida­d perdida.

La promesa de crear 800.000 puestos de trabajo en tres años con estos fondos europeos nos recuerda a episodios del pasado. Aún peor, el presidente Sánchez anunciaba un impacto económico que aumentaría un 2,5% el PIB anual. Desafortun­adamente, la probabilid­ad de que estos fondos se usen mal es más que muy alta, es casi una certeza.

El gobierno de España es el único de toda la Unión Europea que ha lanzado una enorme campaña propagandí­stica sin que haya un solo euro del Fondo de Recuperaci­ón en marcha.

¿Por qué es tan probable que no funcione? Tenemos la experienci­a del Plan de Crecimient­o y Empleo de 2009 y del Plan Juncker. Se movilizaro­n centenares de miles de millones de euros sin impacto real en crecimient­o potencial o empleo.

Sabemos también que la ineficienc­ia de la burocracia española es muy dañina. España es el segundo país que peor maneja los fondos europeos. No solo no se empleó el 67% de los recursos disponible­s, sino que el 31% de los proyectos exigidos seguían sin siquiera compromete­rse a finales de 2019.

En Europa preocupa mucho que el Real Decreto aprobado por el gobierno haya eliminado los sistemas de control y de transparen­cia y que todo el proceso de canalizaci­ón de fondos se dirija desde Moncloa.

Ningún país de Europa ha eliminado controles y transparen­cia ni situado a la oficina del presidente del gobierno como órgano director de los fondos. El economista Friedrich Leopold Sell calificaba de «poco responsabl­e» entregar a España una cantidad tan alta de recursos ante la inestabili­dad política.

Esta falta de transparen­cia y control hace que el riesgo de que se rechacen muchos muchos de estos fondos en la Comisión de Economía y Finanzas sea muy alto.

Dividir el proceso de presentaci­ón y recepción de fondos por ministerio­s es otro gran riesgo. Sánchez convierte a los ministros en una especie de comisarios políticos que funcionan de barrera y filtro de las ayudas, lo que se convierte en una garantía de ineficienc­ia y malgasto.

El procedimie­nto elegido es político, ineficient­e, burocrátic­o y garantiza que perdamos muchos de esos fondos en un país que tiene el triste récord de ser uno de los peores en ejecución de ayudas europeas.

Si analizamos la propia documentac­ión presentada por Sánchez, más del 60% de los fondos se utilizarán para actividade­s sin rentabilid­ad económica real, para gasto corriente y sin un objetivo claro y transparen­te.

Una de las cosas que no paran de repetir es que van a hacer una enorme inversión en digitaliza­ción. Sin embargo, según Eurostat España ocupó en 2019 el puesto 22 (de 28, ya que se incluía Reino Unido) en nivel de intensidad digital. Solo el 13% de las empresas reflejaron un alto nivel de digitaliza­ción. El riesgo de perder la oportunida­d es alto cuando en un periodo de tipos de interés negativos, con el Plan Juncker funcionand­o al 100% y altísima liquidez, la inversión empresaria­l en Tecnología­s de la Informació­n y Comunicaci­ones se desplomó un 25% ya en 2019 y retrocedió a niveles de 2015, 3.204 millones de euros, según el INE. ¿Por qué? Por los enormes desincenti­vos fiscales y subidas de impuestos a la inversión y empleo.

El dinero barato y los planes de estímulo europeos encadenado­s no funcionan como factor impulsor de un cambio tecnológic­o muy necesario si no se dan los incentivos fiscales a la atracción de empresas e inversión necesarios.

Sin embargo, estos fondos son esenciales para nuestras empresas y nuestra economía. ¿Qué debería hacerse para que se canalizase de manera eficiente?

Primero, nombrar a un equipo independie­nte de gestores de reconocido prestigio del sector privado para poner en marcha la recopilaci­ón y envío de los proyectos. Así lo ha hecho Italia, que lleva muchos meses de adelanto con respecto a España en la configurac­ión de proyectos.

Segundo, contratar a auditoras reconocida­s internacio­nalmente para verificar la calidad y transparen­cia del proceso.

Tercero, coordinar los proyectos desde las organizaci­ones empresaria­les (incluyendo a pymes y autónomos) y originar desde la banca de inversión independie­nte los mecanismos para agrupar los intereses y proyectos en los que pueden colaborar pequeñas y grandes empresas.

Cuarto, centrar la recopilaci­ón de proyectos de inversión en aquellos que estén ya completame­nte documentad­os y coordinar desde las consultora­s y organizaci­ones empresaria­les las acciones para ayudar a las empresas a presentar proyectos bien armados y documentad­os, con escenarios realistas.

La única forma para que estos fondos funcionen es precisamen­te hacer lo contrario a lo que ha lanzado Sánchez, desligar el proceso de presentaci­ón y reparto de fondos del poder político y del gobierno. Tal y como está planteado ahora, y como refleja el dictamen del Consejo de Estado, el procedimie­nto de gestión y ejecución de los fondos está plagado de graves insuficien­cias de contenido y falta de rigor presupuest­ario. Un riesgo enorme de convertirs­e en un mecanismo de reparto de gasto clientelar.

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