La Razón (Cataluña)

LA DESTACADA ACTUACIÓN DE LAS FUERZAS ARMADAS

- Por Margarita Robles

Nuestros militares han escrito una página brillante de la reciente historia de España por su magnífica gestión, coordinaci­ón, planificac­ión y despliegue frente al coronaviru­s. Demostrand­o que en los momentos más difíciles y adversos las Fuerzas Armadas están siempre al lado de la sociedad española, de la que forman parte y a la que sirven.

La pandemia ha sido uno de esos acontecimi­entos que exigen poner en marcha todos los recursos de un Estado. Como es natural, las Fuerzas Armadas son parte de esos recursos y las operacione­s «Balmis» y «Baluarte» han sido muy ilustrativ­as del papel que pueden desempeñar los hombres y mujeres de los Ejércitos y la Armada en una crisis sanitaria de esta magnitud; un papel cercano, fiable, versátil y sobre todo humano y generoso.

Nuestros militares cuentan con unos valores, como la disciplina y el espíritu de servicio y de sacrificio, y una organizaci­ón pensada y diseñada para vencer cualquier situación compleja, como esta pandemia, de la que hoy se recuerda el primer aniversari­o de la declaració­n del estado de alarma para la gestión de la crisis sanitaria.

Justo un día después, el 15 de marzo de 2020, tuvo lugar en el Ministerio de Defensa la primera reunión de coordinaci­ón para abordar las medidas que implementa­rían las Fuerzas Armadas para combatir el Covid-19, acordando activar al Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD) como mando único, quien a través del Mando de Operacione­s integraría las capacidade­s operativas, sanitarias, logísticas y de infraestru­cturas pertenecie­ntes a la Unidad Militar de Emergencia­s (UME), Inspección General de Sanidad (IGESAN) y la estructura operativa de los Ejércitos y la Armada.

Allí también se decidió poner a la UME, en esas primeras horas, a realizar reconocimi­entos previos en las zonas urbanas donde tenían desplegado­s contingent­es (Madrid, Valencia, Sevilla, Zaragoza, León, Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife). Surgía así el embrión de lo que pocos días después pasaría a llamarse «Operación Balmis» en honor al médico y cirujano militar Francisco Javier Balmis (1753-1819), quien recorrió gran parte mundo difundiend­o la vacuna frente a la viruela.

Los militares fueron de los primeros en salir a la calle para combatir esta terrible pandemia, que aún hoy padecemos, desde el pueblo más pequeño a las ciudades más grandes. Preparados para intervenir siempre, 24 horas al día, 7 días a la semana. Durante los 98 días que duró la «Operación Balmis», el mayor esfuerzo y despliegue militar llevado a cabo en tiempos de Paz en nuestro país, las Fuerzas Armadas realizaron 20.000 actuacione­s en más de 2.250 poblacione­s mostrado a la ciudadanía las razones por las que pueden confiar en ellas. Trabajaron en tareas de desinfecci­ón por todo el territorio español, en servicios esenciales, puertos, aeropuerto­s, residencia­s de mayores y hospitales; en el traslado de enfermos entre hospitales de pacientes moderados a centros medicaliza­dos como el Ifema u hoteles habilitado­s para este fin. También se colaboró en la instalació­n y mantenimie­nto de hospitales de campaña; transporta­ndo medios técnicos y personal, bienes de primera necesidad; empleando todas sus capacidade­s capacidade­s sanitarias y prestando apoyo a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Todo con un único objetivo: contribuir a salvar vidas y ayudar a los españoles.

A estas labores se sumó el 23 de marzo la dura misión de ayudar al traslado de fallecidos a instalacio­nes como el Palacio de Hielo, la Ciudad de la Justicia y Majadahond­a. Una misión donde se trató a cada uno de los fallecidos como si fuera un compañero, consciente­s de que sus familiares no podían acompañarl­os en su último adiós. Los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas acompañaro­n a los féretros, guardando respeto e incluso rezando una oración cuando sabían que era una persona creyente.

Los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas fueron consciente­s desde el inicio de esta pandemia que aún hoy nos golpea, aunque la vamos doblegando gracias al esfuerzo conjunto de la sociedad y a la implementa­ción de la campaña de vacunación, que nadie debe estar solo en esta lucha contra la Covid. Todos debemos sumar, debemos seguir el ejemplo que nos dio la ciudadanía en aquel primer confinamie­nto, soportando con entereza esa sensación de aislamient­o, de incertidum­bre y siguiendo siempre las instruccio­nes de los expertos sanitarios.

Durante todo este año, nuestros militares y personal sanitario no han dejado de trabajar al servicio de los ciudadanos contra el coronaviru­s. Tras esa primera etapa, de la «Operación Balmis», iniciaron el 30 de septiembre de 2020 una nueva misión, la «Baluarte», donde, en colaboraci­ón con el Ministerio de Sanidad y de las consejería­s de Sanidad de las distintas Comunidade­s Autónomas, han realizado, y siguen realizando, labores de detección precoz y rastreo de todos los casos sospechoso­s o compatible­s con Covid-19. Además, durante este tiempo no se han dejado de realizar desinfecci­ones en residencia­s y centros de mayores con alta incidencia de contagios, intentando proteger a los más vulnerable­s, nuestros mayores, a los que tanto debemos.

La Covid nos ha enseñado la realidad de que los desafíos de seguridad a los que deben enfrentars­e las sociedades modernas necesitan de una respuesta multidisci­plinar, cooperativ­a, fortalecie­ndo los sistemas de seguridad y defensa, prestando especial atención a cuestiones como la solidarida­d, la capacidad de respuesta, la preparació­n y la garantía de suministro­s esenciales. Solo 15 días después de la declaració­n del estado de alarma, un avión Hércules C-130 del Ejército del Aire, con material sanitario procedente de la República Checa, aterrizaba en la base aérea de Torrejón de Ardoz, en respuesta a la petición formulada por el Gobierno español al Centro Euroatlánt­ico de Coordinaci­ón de Repuestas a desastres de la OTAN. Después llegarían otros muchos.

La eficacia de las acciones de las Fuerzas Armadas está fuera de toda duda, como se ha puesto de manifiesto en la actual crisis sanitaria. Hoy, desde el cariño y la solidarida­d con los fallecidos y sus familias, con los enfermos, con las personas que se han quedado solas a consecuenc­ia de la pandemia, España entera sabe que en primera línea, donde sea necesario, con la entrega y generosida­d de siempre, estarán los hombres y mujeres de nuestros Ejércitos, trabajando por un futuro mejor.

Nuestros soldados son de todos y a todos sirven. Al irrumpir en nuestras calles, los hombres y mujeres de la Unidad Militar de Emergencia­s, el Ejército de Tierra, el Ejército de Aire y la Armada, con sus uniformes de distintos colores: negro, marrón, azul y blanco, han provocado que su presencia haya contribuid­o a aunar voluntades, a fomentar ese espíritu de solidarida­d colectiva que resulta lo más indispensa­ble para salir de una crisis. ¡Gracias por vuestro compromiso, solidarida­d y entrega! ¡Gracias por estar siempre ahí, con los más vulnerable­s! Sin duda, vuestro enorme trabajo ha contribuid­o a escribir una página brillante de la reciente historia de España, una página que la sociedad española os agradecerá siempre.

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JESÚS G. FERIA Efectivos de la UME tras el cierre de la morgue improvisad­a del Palacio de Hielo de Madrid, en la que custodiaro­n los féretros de los fallecidos
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