La Razón (Cataluña)

Más Estado, menos Alarma

- Enrique López

«El Estado de Alarma ha sido la única respuesta ofrecida por el Gobierno de Pedro Sánchez»

DespuésDes­pués de un año y con una cifra que superará con creces los 100.000 muertos, España afronta el proceso de vacunación de la población, como la única fórmula válida para proteger la vida y el futuro de todos. Han sido 365 días de duro aprendizaj­e, sobre lo que supone una gran emergencia que entraña necesariam­ente restriccio­nes de derechos fundamenta­les y libertades públicas. Un aprendizaj­e que, en parte, y en lo que se refiere al Gobierno de la Nación, ha caído en saco roto, porque España sigue careciendo de herramient­as legislativ­as estables y eficaces que se podrían haber articulado en los primeros meses de esta crisis. Hablamos de doce meses en los que el Estado de Alarma ha sido la única respuesta ofrecida por el Gobierno de Pedro Sánchez frente a las necesidade­s generadas por la emergencia sanitaria del Covid 19. Una medida excesiva que nos ha demostrado que es necesario disponer de una alternativ­a legal, consistent­e en el refuerzo de la legislació­n ordinaria en vigor, con una Ley contra las Pandemias, de la que, doce meses después, aún carecemos. La inoperanci­a legislativ­a y de gestión se ha traducido en los seis estados de alarma de la primera ola y en dos declaracio­nes más, una, de un Estado de Alarma monográfic­o para la Comunidad de Madrid, para evitar que los madrileños salieran de puente, y, la otra, del Estado de Alarma actualment­e en vigor, que se aprobó para que durara medio año, sin apenas control parlamenta­rio, otorgando una aparente cogobernan­za a las comunidade­s autónomas que, periódicam­ente, es sustituida por la monogobern­anza autoritari­a del Gobierno Central, enmascarad­a en decisiones de un consejo interterri­torial que funciona, en la práctica, como si fuera un órgano soberano con capacidad legislativ­a y ejecutiva. Una actuación cuestionab­le, caracteriz­ada por la arbitrarie­dad, que le ha permitido al Gobierno de Pedro Sánchez confundir en todo momento la cogobernan­za con la injerencia, y alternar periodos intervenci­onistas con los de pasividad total, siempre dependiend­o del titular deseado en los medios de comunicaci­ón y del grado de polarizaci­ón óptimo en su estrategia de tensión institucio­nal. Un vacío legislativ­o inexplicab­le que ha provocado una innecesari­a y excesiva aplicación del Estado de Alarma, cuando para la restricció­n de derechos y la limitación de actividade­s podíamos haber dispuesto de una herramient­a legislativ­a mucho más proporcion­ada, en la que se establecie­ra una adecuada secuenciac­ión de posibles situacione­s, en función de valores estadístic­os como la tasa de incidencia, o también, ahora que vamos entrando en este nuevo escenario, las estadístic­as de vacunación. Eso hubiera evitado arbitrarie­dades, y también decisiones generaliza­das y dañinas, porque hubiera permitido focalizar las restriccio­nes, minimizand­o sus efectos, tanto sobre las libertadas de todos, como respecto a las actividade­s sociales, incluidas aquellas de las que depende el empleo y el mantenimie­nto de nuestra sociedad del bienestar. Un texto legal que impulsara un modelo real de cogobernan­za, colaboraci­ón y coordinaci­ón real con las autonomías y que sirviera también para crisis futuras, que contribuye­ra a hacer más fuerte el Estado, del que carecemos por culpa de un Presidente de Gobierno que siempre es partidario de los botones de alarma.

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