Un origen aún confuso en China
El régimen sometió a la población a duras medidas para atajar antes que nadie la pandemia
Cuando ha transcurrido poco más de un año desde que el coronavirus iniciara su avance por el mundo, China ha logrado lo que muchos otros países no se han atrevido o no han podido. Con medidas de coacción y persuasión a partes iguales, el Partido Comunista se ha movilizado para llamar a filas a toda la población, en lo que Xi Jinping ha denominado una «guerra del pueblo» llena de desafíos contra la pandemia, y atendiendo a los datos, ha triunfado. Ante la repentina embestida del SARSCoV-2, la República popular se ha unido en torno a un propósito común: contener el virus y reabrir la economía de forma segura para restablecer el crecimiento económico.
China perdió el primer asalto porque los responsables dudaron, permitiendo que el virus escapara de Wuhan y sembrara una pandemia mundial. Pero una vez quedó claro que el país se enfrentaba a una grave crisis, la vasta burocracia se recompuso y se movilizó.
En esta guerra, donde el país ha estado cerrado a cal y canto, la armadura y las armas han sido los profesionales de la salud pública y el desarrollo de uno de los sistemas de vigilancia de enfermedades más sofisticados del mundo. Esto se ha combinado con el seguimiento activo y estricto de los casos, diagnóstico y gestión rápidos, cuarentena de las personas con contactos cercanos, y divulgación de directrices para ayudar al público a entender y adherirse a las medidas de control.
En los últimos 15 años, China ha experimentado numerosas crisis de salud pública causadas por brotes de enfermedades. Estas epidemias han causado enormes impactos negativos en la salud y la economía.
Aunque las restricciones en China son en la actualidad menos severas, la población continúa actuando con mucha cautela. Se mueven dentro de las ciudades para ir a trabajar o comprar, pero limitan las actividades de ocio o recurren al transporte privado.
Mientras, la recuperación económica está cobrando velocidad, superando a otras economías aún asoladas por el coronavirus. El factor más importante de estos notables resultados ha sido la contención de la crisis sanitaria que comenzó en Wuhan y que ahora parece estar controlada.
En un ejemplo de su política de «contagio cero», las autoridades del epicentro de la pandemia reaccionan ante cualquier señal de nuevas infecciones con medidas radicales. En Hebei, en enero, el Gobierno sometió a pruebas a millones de personas y aisló a comunidades enteras, con el objetivo de eliminar por completo los casos, oficialmente son docenas al día, en una población de 1.400 millones.
La capacidad de reacción de la provincia de Hubei se vio cuando hace un año, se reforzaron con 346 equipos médicos y 42.000 miembros del personal médico de otras provincias que se ofrecieron como voluntarios para viajar allí entre el 24 de enero y el 8 de marzo de 2020. En 10 días se construyeron en la ciudad dos hospitales especializados equipados con sistemas 5G, instalaciones médicas avanzadas, mientras que se establecieron 16 hospitales improvisados para tratar a las personas con síntomas leves.