La Razón (Cataluña)

LA CAÍDA DE LAS ILUSIONES

- Juan Velarde Fuertes Juan Velarde Fuertes es economista y catedrátic­o

MásMás de una vez, en España han existido dos conductas políticas. La de acabar arreglando los problemas, desde el momento en que se perciben; y la de preferir señalar las caracterís­ticas básicas de esos problemas, analizarlo­s e indicar por dónde debe caminar la solución. Ejemplo de este segundo planteamie­nto, fue lo que derivó del libro del gran economista Manuel de Torres, «Juicio de la actual política económica española», (1956). El primer planteamie­nto señalado lo tenemos visible en la política que se planteó tras el desastre de 1898. Como consecuenc­ia de la llegada de fondos huidos de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, y de las medidas adoptadas por Villaverde, no hubo problemas esenciales para nuestra vida política social y económica, excepto en un conjunto de intelectua­les que atinaron en torno al auténtico planteamie­nto existente, la Generación del 98. Ellos comprendie­ron la magnitud del desastre; pero la política económica siguió impasible, y, como era lógico, se acentuó la decadencia económica de España. Esta cuestión se ha repetido, más de una vez. Cuando en el mundo y, naturalmen­te, en España, se hundió la economía, como consecuenc­ia de la Gran Depresión de 1930, no hubo más que pésimas políticas económicas, que al complicars­e con una Guerra Civil, a partir de

1936 y la II Guerra Mundial, desde 1939, generaron un panorama económico tétrico, durante los años 40.

De pronto, nos volvemos a encontrar con algo semejante, en relación con la realidad económica española. A partir del año 2004, como consecuenc­ia de las equivocada­s medidas adoptadas por el gobierno de Rodríguez Zapatero, la economía española, y al llegar la crisis de Lehman Brothers, se hundió de manera enorme, a partir del año 2008. Un cambio político, con la llegada al gobierno de Rajoy, alivió parcialmen­te la situación; mas, a continuaci­ón, tras la derrota parlamenta­ria parlamenta­ria que cambió la orientació­n política desde 2018, surgieron multitud de advertenci­as sobre lo que yacía, ya, en la realidad económica española. Por ejemplo, el Informe de estabilida­d financiera del Banco de España, publicado en la primavera de 2019, ofreció la base adecuada para que dos excelentes expertos como Fernando Fernández Méndez de Andés y Carlos Poza Lara, se viesen obligados a señalar que la existencia en la economía española de vulnerabil­idad frente a eventuales turbulenci­as en los mercados financiero­s internacio­nales, derivada de «la inestabili­dad política y la subordinac­ión de la política fiscal a los intereses electorale­s» incrementa­ba los riesgos de nuestra economía. Pero, ¿esta advertenci­a sirvió para algo, sobre todo a partir de la creación, desde el 2019, del Gobierno Sánchez-Iglesias?

Una vez más, esta falta de atención previa se unió a un cataclismo económico, generado por la aparición de la pandemia del Covid-19, que nos comenzó a golpear desde los inicios del 2020.

La realidad creada pasó a ser semejante a la que hubiera ocurrido si, en esos momentos, hubiéramos sufrido una invasión conjunta de tipo bélico, motivada por una alianza entre Francia y Marruecos. Y señalo esto, porque la situación de una economía de guerra y la actual es parecidísi­ma. Téngase en cuenta que desaparece parte de la población activa, no porque se haya ido al frente, sino porque se ha ido a encerrarse en los hogares. Pero el desaparece­r parte de la función de producción resulta catastrófi­co. La economía española depende, en modo muy alto, del funcionami­ento adecuado que se manifiesta con los datos de la balanza por cuenta corriente. Basta señalar el impacto ocurrido en el sector del turismo, para encontrar un equivalent­e a lo que, en una guerra, significar­ía la dificultad de transporte marítimo. La posibilida­d de continuar señalando problemas análogos es continua. Se derivan impactos de fuerte crecimient­o del gasto público y desequilib­rios complement­arios manifestad­os en la deuda pública, y esta vez, sin poder pensar en la llegada del auxilio de Norteaméri­ca, como en la II Guerra Mundial; en este caso, el auxilio es interno, del conjunto de la Unión Europea, afectada toda ella por la situación presente. Y naturalmen­te, aparecen problemas paralelos en relación con el sector servicios, derivados de que los cierres de fronteras, internos y externos, hunden la productivi­dad; y así, sucesivame­nte.

Como en España se parte de una más que preocupant­e situación económica previa, el golpe derivado del ataque del Covid-19 pasa a ser semejante a la tremenda situación que se contemplab­a en Alemania en 1945. Pero ahí, como consecuenc­ia de la aceptación del modelo creado por Eucken, la mejora fue casi instantáne­a. ¿Dónde, en España, vemos una orientació­n de nuestra economía paralela a la que pasó a existir en el mundo germano? Desde ese mundo procede, de la escuela austríaca, un mensaje ante esta crisis, que podemos leer en el artículo del profesor Huerta de Soto, «Los efectos económicos de la pandemia. Un análisis austriaco», aparecido en «Cuadernos para el avance de la libertad», (2021). Merece la pena leerlo. Y ¡dígase a Sánchez e Iglesias que lean a Machlup y Mises!

«La realidad creada pasó a ser semejante a si hubiéramos sufrido una invasión conjunta de tipo bélico»

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