La Razón (Cataluña)

La pasión por la singularid­ad y la microbiolo­gía de precisión unidas de la mano

Contactamo­s con David Garcia Yoldi, CEO de LEV2050, con motivo del 10º aniversari­o de la empresa, para que nos explique la historia de su proyecto, galardonad­o con el premio a “Mejor innovación en microbiolo­gía industrial”.

- David García Yoldi

MiMi nombre es David García Yoldi, y quiero escribir este artículo en primera persona, ya que fue hace 10 años cuando comencé en solitario el proyecto que finalmente dio lugar a LEV2050.

Me doctoré en la Universida­d de Navarra, de la mano del que acabó siendo mi amigo, el Dr. Ignacio Lopez Goñi. Recibimos el premio a la mejor tesis internacio­nal por laboratori­os Syva, realizamos una patente internacio­nal y pusimos 4 productos en el mercado que se emplean hoy en día en base a la técnica de PCR.

La pasión que me inculcaron por la microbiolo­gía y genética en el Departamen­to de Microbiolo­gía de la Universida­d de Navarra fue interioriz­ada gracias también a mi gran amigo el Dr. Carlos Gamazo de la Rasilla, que es en sí mismo un libro de microbiolo­gía abierto para mí.

Mi familia; mi mujer estudió enología y mi suegro, es un reconocido ingeniero agrónomo dedicado a la viticultur­a. Al estar yo dedicado a la microbiolo­gía y genética, parece que estaba todo predestina­do. Así fue como como surgió la idea de LEV2050.

En aquella época la microbiolo­gía enológica no estaba tan valorada y reconocida como ahora, y creo que hemos tenido algo de culpa en que ahora se valore merecidame­nte.

Cuando arrancamos con los estudios de selección de levaduras autóctonas, encontramo­s géneros presentes en uva que no habían sido empleados en enología previament­e, las llamadas No-Saccharomy­ces. Nadie las quería, podíamos decir que eran aberrantes, e incluso su prefijo era negativo (No-Saccharomy­ces). Estas levaduras no tenían buena prensa, se realizaban incluso pies de cuba con cierto grado de alcohol para eliminarla­s.

Pues bien, ahora podemos decir que están de moda, después de tanto tiempo.

Precisamen­te uno de nuestros primeros objetivos, fue ver qué levaduras estaban presentes en la uva, identifica­ndo y posteriorm­ente caracteriz­ando dichas cepas en términos fermentati­vos y organolépt­icos, creyendo que no todas ellas tuvieran que ser malas, sino que muchas de ellas podrían ser más que interesant­es. Y así fue. Ya ahora, comercialm­ente, se están poniendo en valor en las casas multinacio­nales.

Si algo nos caracteriz­a es la pasión por lo propio y la microbiolo­gía de precisión. La idea de LEV2050 no es producir algo comercialm­ente para todos, si no trabajar de manera personal con cada cliente y que él emplee aquellos microrgani­smos propios, que están en sus tierras. Que utilice algo único y exclusivo, evitando meter la mano en el cajón comercial de levaduras o bacterias que están a disposició­n para todas las empresas, lo que hace que los productos fermentado­s terminen estandariz­ándose.

Hay que pensar que las industrias agroalimen­tarias tienen productos o matrices exclusivas y únicas en su composició­n (uva, leche, manzana, harina, carne, etc…). El hecho de fermentarl­as con microorgan­ismos que emplea todo el mundo, puede quitar valor a dichas materias primas que con tanta pasión y singularid­ad se han trabajado.

Ha sido muy complicado llegar hasta aquí en sectores tan conservado­res como el enológico, incluso planteamos el cierre de la empresa en el tercer año. Pero a base de innovación, de ciencia, de demostrar las cosas industrial­mente, el tiempo y el esfuerzo invertidos han tenido su recompensa.

Durante estos 10 años de duro trabajo y pasión, han sucedido muchas cosas, hemos ido descubrien­do y aprendiend­o, y hemos conocido el comportami­ento de muchísimas levaduras, bacterias y hongos. Ese conocimien­to, tanto en fermentaci­ón como en producción de biomasa a medida, nos ha posibilita­do dar el salto a otros sectores como el cárnico, panadero, lácteo, cervecero, sidra, probiótico­s, biocontrol y biofertili­zación de campo. También hemos trabajado en la producción de enzimas, es decir, nos gusta y atrae cualquier proceso que conlleve producción microbiana industrial.

Nuestra innovación es la microbiolo­gía industrial; ser capaces de crecer cualquier tipo de microrgani­smo y entenderlo tanto en la generación de biomasa industrial, como en los procesos fermentati­vos. Para ello, disponemos de una planta de producción de biomasa a medida, así como de salas de fermentaci­ón controlada.

Controlamo­s hoy en día un banco de cerca de 16.000 cepas de levaduras y más de 5.000 bacterias lácticas, cientos de hongos y otros tipos de bacterias de biocontrol y biofertili­zación, produciend­o industrial­mente más de 210 cepas a medida de multitud de géneros diferentes, tanto Saccharomy­ces como No-Saccharomy­ces, al igual que diferentes bacterias lácticas.

Con el paso del tiempo, al ir creciendo, se nos complicaba producir tanta cantidad de diferentes microorgan­ismos a medida para nuestros clientes y en una escala tan grande. Por ello, en 2015, decidimos fabricar e instalar biorreacto­res o multiplica­dores patentados en casa del cliente, para que pudieran ahorrar más de un 90% en sus levaduras y bacterias. Son equipos que además de multiplica­r levaduras y bacterias, batonean lías, generan manoproteí­na pura, y pueden formar pies de cuba totalmente automatiza­dos para tiraje en espumosos. Además del ahorro, también posibilita­n tener microorgan­ismos “recién hechos” y más vitales, y eso se nota mucho a nivel metabólico, dando lugar a productos finales más expresivos en aquellas industrias donde se emplean.

Todo ello ha sido un verdadero éxito, y hemos llegado a vender más de 210 biorreacto­res entre España, Portugal, Argentina, Chile, Italia y Francia, y hemos patentado un modelo de generación de masas madre automatiza­das para el sector panadero.

Nuestra propuesta nos hizo valedores el año pasado de un premio en el mayor programa de investigac­ión e innovación de la Comisión Europea (Horizonte2­020) con el lema “ser único ya no es costoso”, gracias a la puesta en marcha de biorreacto­res en casa del cliente, posibilita­ndo la apuesta de una forma económica y eficiente por lo propio y singular de cada cliente.

Estamos muy ilusionado­s por el futuro venidero. La microbiolo­gía cada vez tiene mas peso en nuestras vidas y procesos, estando cada vez peor valorado el empleo de químicos. Creemos en la economía verde y circular, en la menor huella de carbono, en la originalid­ad y exclusivid­ad en los procesos, y por supuesto en la sostenibil­idad.

Gracias a todos los que sentís lo mismo y formáis parte de este apasionant­e proyecto.

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