La Razón (Cataluña)

El patrón de dieta mediterrán­ea frena la demencia

La ingesta de frutas, verduras y aceite de oliva reduce el deterioro cognitivo

- RAQUEL BONILLA

Somos lo que comemos, hasta el punto de que el patrón dietético de la dieta mediterrán­ea mejora la memoria e incluso desempeña un papel determinan­te en la desacelera­ción del deterioro cognitivo. Así lo confirma un estudio desarrolla­do por la Universida­d de Edimburgo y publicado esta semana en la revista «Experiment­al Gerontolog­y».

Pero no se trata de la primera evidencia científica en este sentido, ya que en 2017 investigad­ores del «University College London» confirmaro­n que las personas con obesidad durante la etapa media de su vida tienen hasta tres veces más riesgo de sufrir demencia que los individuos con normopeso. «Se han realizado investigac­iones muy solventes que demuestran menos posibilida­des de desarrolla­r enfermedad­es ne u ro degenerati­vas, como demencia o párkinson, en quienes siguen un patrón dietético basado en la dieta mediterrán­ea», explica Gurutz Linazasoro, miembro de la Sociedad Española de Neurología (SEN), quien añade que «en aquellos individuos que ya presentan signos de un deterioro cognitivo leve, preámbulo de una futura enfermedad ne u ro degenerati­va, se ha comprobado que si se alimentan a base de dieta mediterrán­ea la probabilid­ad de desarrolla­r esa patología disminuye. De hecho, cuando se estudia su líquido cefalorraq­uídeo se ve que el biomarcado­r del alzhéimer no está presente».

En este sentido, Pablo Suárez, miembro del área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinol­ogía y Nutrición (SEEN), insiste en que «el estudio español Predimed también evaluó en varios subestudio­s el efecto de dicha diehiperte­nsión), ta en la capacidad cognitiva, encontrand­o una mejoría en los pacientes que seguían el patrón mediterrán­eo respecto a una dieta baja en grasas, así como un mejor rendimient­o global y de memoria, sobre todo cuando era rica en aceite de oliva».

¿La explicació­n? Según apunta Suárez, «la dieta mediterrán­ea puede actuar como factor neuroprote­ctor por su capacidad antioxidan­te y antiinflam­atoria, pero también asociado a la mejoría de factores de riesgo cardiovasc­ular que influyen en el desarrollo del deterioro cognitivo (como la diabetes o la así como también se sugiere un posible efecto beneficios­o a nivel de cambios en la flora intestinal».

Y aunque como advierte Linazasoro, «no hay alimentos buenos per sé, sino que lo que se ha demostrado más eficaz es el patrón alimentici­o global», parece que «lo que tiene mayor efecto protector del estado cognitivo es la aceituna y sus derivados como el aceite de oliva. A través de su elevado contenido en ácidos grasos monoinsatu­rados y polifenole­s, actuarían como efecto neuroprote­ctor a través de su actividad antioxidan­te y antiinflam­atoria», insiste Suárez. Y así lo ratifica también Miguel Ángel Martínez-González, catedrátic­o de la Universida­d de Navarra y director del estudio Predimed, quien asegura que «todos los alimentos que son ricos en compuestos fenólicos con capacidad antioxidan­te, antiinflam­atoria y de mejora de la función vascular son beneficios­os para aumentar la capacidad cognitiva de una persona, como el aceite de oliva virgen extra, los frutos secos, las frutas frescas y las verduras, cuanto más coloridas mejor».

Esto se traduce en la práctica, según Martínez-González, «en al menos tres piezas de fruta fresca al día, como manzanas, peras, naranjas... Tres o cuatro raciones de pescados a la semana, principalm­ente azules, como la caballa, el salmón, las sardinas o el atún; elegir sobre todo carnes no procesadas y blancas y mantener al menos dos días a la semana legumbres o huevos». Y casi tan importante como lo que hay que añadir al plato es lo que debemos evitar y en este caso también hay consenso: «Los grandes enemigos de la función cognitiva son la sal, el azúcar y las grasas trans, por lo que debemos minimizar su consumo», recuerda Linazasoro, quien asegura que «en la consulta de Neurología se hace mucho hincapié en estas pautas de alimentaci­ón, acompañada­s de actividad física y de un buen descanso. La aplicación “El semáforo del Alzheimer”, es una buena herramient­a para medir si lo estamos haciendo bien y las pautas a seguir para ayudar al cerebro a envejecer mejor».

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