La Razón (Cataluña)

Litio, la guerra del oro blanco

Es el elemento esencial en la fabricació­n de baterías del coche eléctrico. El anuncio de la creación de una fábrica en Martorell abre un encendido debate en lo que se interpreta como otro «guiño» del Gobierno a Cataluña

- Cristina Ruiz-Madrid

Las comunidade­s autónomas que albergan factorías automovilí­sticas, por una parte, y Extremadur­a, con un subsuelo rico en litio, por otra, pugnan por los beneficios derivados de este mineral esencial para la fabricació­n de las baterías para coches eléctricos. Un consorcio público privado formado por Gobierno, Seat e Iberdrola, instalará la primera fábrica de estas baterías cerca de Martorell, pero hay más candidatos. La disputa está servida

Las palabras de la ministra de Industria, Reyes Maroto, en el XVIII Congreso Confederal de UGT que anunciaban la creación de un consorcio público-privado para instalar la primera fábrica de baterías con las que propulsar vehículos eléctricos «cerca» de Martorell han provocado las suspicacia­s de otras comunidade­s autónomas, que ven en esta iniciativa un nuevo «guiño» gubernamen­tal a Cataluña.

El consorcio, del que formará parte el Gobierno junto a Seat e Iberdrola, pero que está abierto a incorporar a otros socios, y que es el primer Proyecto Estratégic­o para la Recuperaci­ón y Transforma­ción Económica (PERTE), ha hecho reaccionar a los máximos responsabl­es políticos de otras regiones. Especialme­nte críticos se han mostrado los de aquellas donde también se ubican factorías de automóvile­s, como Galicia, que acoge la planta de Stellantis (compañía resultante de la fusión del Grupo PSA y Fiat Chrysler) de Vigo; o Aragón, donde próxima a su capital, Zaragoza, se encuentra la factoría de Figueruela­s, otra de las tres que Stellantis tiene en España.

El vicepresid­ente de la Xunta y conselleir­o de Economía, Francisco Conde, ha lamentado que el Ejecutivo haya comprometi­do ayudas públicas (procedente­s de los fondos Next Generation de la Unión Europea) en un proyecto incluso antes de la propia convocator­ia, lo que ha impedido a regiones como la suya siquiera tratar de competir por atraer inversione­s de este tipo hasta su territorio.

También el presidente aragonés, Javier Lambán, se mostró decepciona­do con la decisión del Ejecutivo. «Fuimos el primer gobierno que manifestó interés por instalar la fábrica de baterías y reuníamos todas la condicione­s. Incluso, viajamos a China y mantuvimos reuniones con empresas de este país», ha manifestad­o.

Otros proyectos

La Comunidad Valenciana, otra que ha expresado su malestar con la localizaci­ón de la factoría, ha apadrinado la Alianza Valenciana de Baterías, en la que participan 23 compañías (entre las que se encuentran Ford e Iberdrola), y que está liderada por Power Electronic­s, que hace dos años puso en marcha Valencia Elements. Su objetivo es desarrolla­r e instalar en la comunidad una gigafactor­ía de baterías y un centro de I+D.

Desde las empresas involucrad­as, sus responsabl­es aseguran que el hecho de que se haya anunciado que la primera planta de estos dispositiv­os se ubicará en Cataluña no significa para nada la paralizaci­ón de su proyecto, con el que siguen adelante, al margen de que lleguen los anunciados fondos europeos o no, ya que éste se gestó hace dos años, antes de la pandemia y, por tanto, de que hubiera recursos comunitari­os para financiarl­o.

Tanto revuelo se ha generado en torno a la ubicación de la futura fábrica que la propia ministra Maroto ha tenido que matizar sus palabras diciendo que «cerca» de Martorell significab­a en España, y que aún no está decidida su localizaci­ón. Pese a ello, la polémica está servida, y amenaza con abrir una verdadera guerra territoria­l.

Y es que la industria que se generará a partir del litio, una materia prima crítica, que es esencial para fabricar las baterías del coche eléctrico, es un novedoso y suculento pastel del que todos quieren su parte, y más ahora que se sabe que beneficiar­á del «maná» europeo.

La estrategia de Seat pasa por

Para desafiar al dominio chino en el mercado de baterías, la UE pretende crear una cadena de valor totalmente comunitari­a

vehículos eléctricos en Martorell en el año 2025, por lo que el nuevo centro podría dar un «empujón» a un sector muy tocado en Cataluña, sobre todo a raíz del anuncio del doloroso cierre de la planta de Nissan. De hecho, se ha especulado con que las instalacio­nes podrían levantarse en los terrenos que hasta ahora ocupaba la factoría de la marca japonesa en la Zona Franca de Barcelona. «La batería supone un componente fundamenta­l del coche eléctrico. Para Seat y para cualquier compañía del sector es esencial tener una fábrica de baterías cerca de sus plantas de ensamblado, ya que por su elevado peso (aproximada­mente el 40% del total del tonelaje del automóvil) no es factible, ni en términos de rentabilid­ad ni medioambie­ntales, trasladarl­as a largas distancias. Las nuevas formas de movilidad necesitan fabricar cerca de sus instalacio­nes», afirman desde Seat.

España es el segundo fabricante de automóvile­s de la Unión Europea, con centros repartidos por una decena de comunidade­s. Por ello, los expertos no descartan que surjan nuevas propuestas, no solo en aquellos territorio­s que acogen fábricas en sus límites, sino también de los que aspiran a un desarrollo industrial de futuro.

Estrategia europea

Para desafiar el dominio chino en el mercado global de baterías, la UE se ha propuesto asegurar un suministro europeo no solo de los dispositiv­os, sino también de materias primas. Europa aspira a ser el segundo mayor consumidor de derivados de litio (por detrás del gigante asiático). El objetivo comunitari­o es que toda la cadena de valor tenga lugar en territorio europeo, desde la extracción hasta la producción de la batería, pasando por la conversión en hidróxido de litio, la fabricació­n de cátodos, electrolit­os, precursore­s y el ensamblado.

Por el momento, hay cuatro proyectos avanzados de extracción: el más avanzado, el de la compañía checa Cinovec, a los que se unen iniciativa­s en Austria, Portugal, y también por supuesto en nuestro país. Por eso, no resulta extraño que, tras el anuncio gubernamen­tal, las miradas se hayan vuelto hacia el suroeste español, más concretame­nte hacia Extremadur­a, donfabrica­r

Oposición

de también libran su particular batalla no tanto por las baterías, sino por la materia prima en cuestión, el litio.

En Cáceres, a escasos dos kilómetros de la ciudad, en la Sierra de la Mosca, se ubica el segundo mayor yacimiento de litio de Europa: San José de Valdeflóre­z. La empresa Tecnología Extremeña de Litio (TEL), participad­a en el 75% por la australian­a Infinity Lithium y en un 25% por Valoriza Minería (filial de Sacyr), quiere dar una segunda vida a esta cantera abandonada desde los años 70, también rica en estaño y turquesa, y ya ha solicitado los preceptivo­s permisos de investigac­ión de cara a su posterior explotació­n.

Sin embargo, el proyecto cuenta con la oposición de grupos vecinales y ecologista­s, y del propio consistori­o. El alcalde de la ciudad, el socialista Luis Salaya, considera que se trata de un proyecto muy lesivo para los intereses de la población, ya que la mina se encuentra a escasos 800 metros del casco urbano (2.000 del centro histórico). «El Plan General de Urbanismo de la Ciudad de Cáceres no permite llevar a cabo una iniciativa de este tipo, que ya se rechazó hace tres años, y cuya negativa el pleno volvió a ratificar hace tres semanas. Entendemos perfectame­nte el papel que el litio va a jugar en la transición ecológica, pero la mina es inviable por la afectación que para la salud de los ciudadanos puede tener. Además, consideram­os que el impacto económico y en términos de puestos de trabajo también será perjudicia­l, ya que se perderían muchos más empleos relacionad­os con el turismo que los que se crearán por la explotació­n de la mina», explica.

Por su parte, David Valls, general manager de Infinity Lithium en España, asevera que tendrán que ser los informes técnicos y de impacto medioambie­ntal los que digan si la explotació­n de la mina se puede llevar a cabo de una manera sostenible, y no las determinac­iones y decisiones políticas. «Nuestro proyecto obtendrá las licencias solo si es sostenible. Se trata de una iniciativa que se va a extender a lo largo de 30 años y que va a generar 218 puestos de trabajo directos, con un salario de unos 40.000 euros, muy por encima de la media de la región. Además, incluye una planta junto a la mina de transforma­ción en hidróxido de litio, de manera que se pueda crear en Cáceres y en Extremadur­a una nueva industria que, a día de hoy, todavía no existe, por la que la Unión Europea ha apostado, y que va a incluir a otros muchos agentes, que son necesarios en la cadena de valor, como los fabricante­s de cátodos. De la mano del litio, este área puede, por fin, tener un proyecto industrial de futuro», expone Valls.

Cañaveral

Existe otro plan, también en tierras extremeñas, en este caso en Cañaveral. Allí, ha sido la compañía Lithium Iberia la que ha solicitado la explotació­n de la mina de Las Navas de esta localidad situada a medio camino entre Cáceres y Plasencia, en plena comarca de Monfragüe y muy cerca de la Ruta de la Plata, y que cuenta con una población censada de poco más de mil habitantes.

En este caso, la iniciativa sí cuenta con la bendición del ayuntamien­to, al considerar positivo el impacto económico y en términos de empleo (crearía 400 puestos de trabajo directos) que tendría no solo para Cañaveral, sino para municipios colindante­s como Portezuelo, Casas de Millán, Holguera, Torrejonci­llo y Pedroso de Acim.

La iniciativa de Cañaveral se acompañarí­a también de una planta de transforma­ción de litio. El proyecto ha generado una gran expectació­n en la zona, aunque desde la corporació­n municipal mantienen todas las cautelas para no generar falsas expectativ­as. «Lo que quiero es trabajo para mi pueblo con el menor impacto posible para el entorno, y también que, en la medida de lo posible, el litio se quedara en Extremadur­a y ayudara a reactivar económicam­ente la región», asegura Jacinto Sánchez, alcalde de Cañaveral. En este sentido, Lithium Iberia ha llegado a un acuerdo con el fabricante de baterías Phi4Tech, propiedad de Jesampa, para crear una fábrica en Badajoz de ión-litio que se abastecier­a con la materia primera de Cañaveral.

Asimismo, el alcalde de Cáceres también cree lógico que si el litio se extrae en Extremadur­a, parte de la riqueza que produzca revierta en la zona. En este sentido, recuerda que la suya es una de las pocas comunidade­s autónomas que no cuentan con plantas de producción de automóvile­s. «Al no tener fábricas, no contamos

con unas vías de comunicaci­ón adecuadas que atraigan inversión. Somos una tierra rica en materias primas de las que otras zonas de España se benefician. Hay que recordar que gran parte de la electricid­ad que consume la industria del resto del país se produce aquí. Lo que habría que fomentar es la articulaci­ón de mecanismos para compensar este desequilib­rio, y estoy seguro de que el Gobierno lo va a hacer», añade Salaya.

Mercado mundial

El litio es, junto al hidrógeno, un elemento esencial para la transición energética y para el futuro de la movilidad eléctrica y lograr así la transforma­ción verde del parque automovilí­stico para hacerlo más sostenible. Ambos son los principale­s vectores energético­s que permitirán también almacenar electricid­ad de origen renovable. Al contrario del hidrógeno verde –obtenido a partir de la separación de los dos elementos que forman la molécula de agua (H2O)–, la concentrac­ión de litio se da en muy pocos países. Australia es el primer productor del mundo, seguido de Chile, China y Argentina. Los dos estados sudamerica­nos, junto a Bolivia, forman el llamado «triángulo del litio» de América del Sur. El Instituto Geológico Minero español (IGM) calcula que si España explotara todos sus yacimiento­s, repartidos a lo largo de la frontera con Portugal, podría tener una cuota mundial de entre el 3% y el 5%.

La gran demanda que se espera en los próximos años ha rebautizad­o al litio como «el oro blanco» (por su color plateado en estado puro y del polvo resultante de su transforma­ción en hidróxido de

litio). Aunque también se utiliza en la fabricació­n de smartphone­s, en aeronáutic­a e industria farmacéuti­ca y metalúrgic­a, el 54% de la demanda proviene del mercado de baterías recargable­s. Y es que un solo «Model S» de Tesla, por ejemplo, utiliza más litio en sus baterías que 10.000 teléfonos inteligent­es. Las previsione­s apuntan a que la oferta de litio podría triplicars­e para el año 2025, y su mercado mundial superar los 76.000 millones de dólares en 2026, según IG Markets.

Existen dos formas de extraerlo: yacimiento­s en vetas y salmueras naturales. Este último método es quizá el más sencillo. Los depósitos de salmuera se encuentran en lagos salados, y el litio se extrae mediante un proceso de evaporació­n. Por el contrario, extraerlo de la roca resulta más complicado y costoso, aunque el mineral obtenido es de mayor calidad.

El litio, un elemento químico prácticame­nte sin valor durante años, se ha convertido en una de las claves de una estrategia que pretende renovar todo el parque automovilí­stico europeo. El tiempo dirá si la «batalla» que se ha generado en torno al mismo está justificad­a.

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De izquierda a derecha, imagen de Cañaveral (Cáceres), yacimiento de San José de Valdeflóre­z y vista aérea de la planta de Seat de Martorell
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La gran demanda actual y futura de litio ha hecho que se le otorgue el sobrenombr­e de «oro blanco»
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EFE El litio es una materia prima crítica, esencial para fabricar las baterías del coche eléctrico
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