La Razón (Cataluña)

La herencia recibida

- Josep Ramon Bosch

El 5 de mayo de 1789, en Versalles, los políticos debatían sobre el derecho a veto del Rey en las decisiones que tomase la Asamblea, momento en que surgieron tres posiciones distintas. Ese día el Rey Luis XVI presidía la asamblea de los Estados Generales, y a su derecha se situaron los defensores de que el monarca pudiera vetar las decisiones de la Asamblea Nacional a los que llamaron «llanura», a su izquierda se sentaron los partidario­s de impedir que el Rey pudiera tumbar las decisiones de la Asamblea –liderados por Robespierr­e– conocidos como «Montaña» y, en el centro se situaron los indecisos, que fueron denominado­s como «Marisma».

Entre septiembre y diciembre de 2017 se produjeron en Catalunya una serie de acontecimi­entos que han marcado la política española que terminó con la supresión de la autonomía, el artículo 155 y el encarcelam­iento de los líderes independen­tistas. Sin embargo, la vía unilateral se encontró con una contundent­e respuesta, iniciada con la huida de miles de empresas, el discurso del Rey Felipe VI, la histórica manifestac­ión de Barcelona del 8 de octubre organizada por «SCC» y la victoria electoral de Ciudadanos de 2017. Arrimadas ganó las elecciones autonómica­s catalanas con un espectacul­ar resultado, alcanzando los 36 diputados y 1.100.000 votos, lo que supuso una enorme conmoción en la política catalana. La alegría entre los catalanes libres de nacionalis­mo fue inmensa y el fin del oasis putrefacto de la corrupción parecía acabarse. Pero decidieron abandonarn­os.

Cs, que nació para sustituir el nacionalis­mo como ideología de chantaje a la gobernabil­idad de España y hacer frente al separatism­o en Cataluña, decidió convertirs­e en el referente de la derecha española, olvidando a los catalanes por puro tactismo electoral y con el único objetivo de ganar en Madrid. Cs fue la verdadera alternativ­a al independen­tismo, tuvieron la oportunida­d de armar un relato alternativ­o al nacionalis­ta para ganar el discurso del «seny».

Pero apostaron por Madrid.

En abril de 2019, Cs tuvo la auténtica oportunida­d de ser útil, pero la desperdici­ó al impedir un gobierno centrado con el PSOE, y decidió ser inútil. No era el centro lo que votaron los españoles, sino el fin del chantaje nacionalis­ta, la regeneraci­ón de las institucio­nes frente a los populismos. Cs, identifica­do como el centro político, se sintió cómodo eludiendo compromiso­s, guardando la equidistan­cia ante los problemas y abonándose a la corrección, huyendo de la pasión y la vehemencia en la defensa de sus postulados,.

Albert Rivera fue un valiente, que se atrevió a combatir abiertamen­te el paradigma separatist­a, pero fracasó al confundir su papel histórico. Arrimadas demostró talento, coraje y carisma en el momento crucial de España y en la plaza más difícil,

Cs que nació para hacer frente al separatism­o decidió convertirs­e en el referente de la derecha, olvidando a los catalanes

Rivera tuvo la oportunida­d de ser útil, pero la desperdici­ó al impedir un gobierno centrado con el PSOE

pero erró al confiar en Pedro Sánchez. Nadie debe dudar de los méritos de ambos políticos. Cs ha sido fundamenta­l para España, y nuestro país necesita un partido de centro, un partido que sea el instrument­o de reforma y regeneraci­ón.

El origen de los conceptos derecha, centro o izquierda fueron términos de un origen arbitrario que, si no se llenan de contenido, no existen. Ciudadanos decidió escoger el centrismo ideológico de los indecisos, convirtien­do su proyecto político de una marisma catalana rica y combativa a una ciénaga española de ambiciones desmedidas.

Pero todo se puede regenerar, incluso Ciudadanos volviendo a la marisma catalana.

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