La Razón (Cataluña)

Hace un año

- David F. Villarroel

Un año –pero qué triste y largo se ha hecho– del estado de alarma, del confinamie­nto, de la distancia social… Y tenemos tantas ganas de que pase la pandemia, estamos tan ansiosos por volver a la normalidad (lo de ‘nueva normalidad’ no suena del todo bien, pero nos conformarí­amos) que querríamos que las horas se apresurase­n y volara el tiempo.

El tiempo, que es el bien más preciado (oro, según el viejo proverbio), aunque se hayan inventado infinidad de artilugios para acortar las distancias y acelerar el curso de la vida: «No tengo tiempo», «Me falta tiempo», «¿De dónde voy a sacar yo el tiempo para hacer tantas cosas?», se oye decir.

Nos parece, de tan acostumbra­dos como estamos a verlo pasar, que va a durar siempre, o que nos queda mucho todavía. Lo medimos con los relojes, y lo entretenem­os con cualquier ocupación. Buscamos el modo de que no se nos haga demasiado largo, y deliberada­mente lo perdemos a veces para que transcurra más ligero; incluso en ocasiones, cuando mortalment­e nos aburrimos y no sabemos qué hacer con él, nos obstinamos en matarlo, o eso decimos: «¿Qué haces?», pregunta uno, y responde el otro: «Nada, matando el tiempo».

El paso del tiempo (tempus fugit, «el tiempo huye» del dicho latino convertido en tópico literario), la callada tragedia de la que en todo momento somos protagonis­tas y testigos sin siquiera darnos cuenta. O si nos la damos, ya se encarga cada cual de fingir que no es así, no es tan difícil, basta con cerrar los ojos y mirar para los afanes y preocupaci­ones que traen las horas, al fin y al cabo la vida sigue y hay siempre otras cosas más importante­s de las que ocuparse...

El tiempo, lo único que tenemos si bien se mira, pero así y todo que pase pronto este y venga otro mejor, pensamos desde hace un año.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain