«Tratar a una persona que quiere perder peso con dieta mediterránea se expande a la familia»
Un estudio pone en evidencia que sus beneficios se contagian en el entorno de los pacientes
LaLa obesidad y las consecuencias que ésta tiene para la salud del individuo es una de las grandes preocupación en el ámbito de los salud. Su prevención y tratamiento adquieren una gran relevancia en una sociedad en la que cada vez son más las personas que sufren sobrepeso. En este contexto, cualquier acción o iniciativa destinada a favorecer la pérdida de peso y adquisición de hábitos de alimentación saludables que pueda tener un efecto expansivo o colectivo es siempre una herramienta eficaz para combatir la obesisdad y es en este contexto que se enmarcan los resultados del estudio PREDIMED-Plus, desarrollado por investigadores del Institut Hospital del Mar de Investigaciones Médicas.
– ¿Qué es PREDIMED-Plus?
– Es un estudio que ya lleva cuatro años en marcha en centros líderes de investigación en nutrición de toda España y que pretende demostrar que la intervención intensiva con dieta mediterránea con intención de pérdida de peso previene problemas cardiovasculares y tiene beneficios para la salud. En este contexto, de un total de más de 6 mil personas que participaron en el estudio, todas ellas con obesidad general u obesidad abdominal y con otros factores de riesgo que podrían desencadenar un problema cardiovascular, la mitad participaron en un programa de intervención intenso para perder peso y llevar una alimentación más saludable a base de una dieta mediterránea y la otra mitad, hizo una intervención con dieta mediterránea pero no tan intensiva. Este estudio es la segunda parte de uno anterior, que se llama PREDIMED y que se desarrolló hace ocho años, el cual demostró que la dieta mediterránea, añadiendo aceite de oliva y frutos secos, disminuye los eventos cardiovasculares en un porcentaje muy importante.
– Gracias a PREDIMED-Plus, han comprobado que los familiares de los pacientes que participaron en el programa también se han beneficiado de éste. ¿De qué manera?
– En este segundo estudio yo me dediqué a no focalizar en lo que le pasaba al paciente al que estábamos interviniendo con dieta mediterránea, sino que fui a lo que pasaba en su entorno. Es decir que desenfoqué al paciente y enfoqué a su alrededor porque teníamos la intuición de que el tratamiento a la persona se expande al resto. Hemos demostrado que, tratando a una persona con intención de pérdida de peso con dieta mediterránea, este efecto se expande a su familia, a la que no hemos intentado tratar. Explicar al paciente que tiene que hacer este tipo de dieta tiene un efecto contagio a su familia. De hecho, hemos visto que, de media,
«Enfoqué alrededor del paciente porque teníamos la intuición de que el tratamiento a la persona se expande al resto»
«Hemos visto que, de media, los pacientes que intervinieron perdieron 6 kilos y sus familiares, 3,25»
estos familiares perdían una media de 3,25 kilos a los dos años, mientras que los pacientes que intervinieron perdieron seis kilos. Conseguir pérdida de peso en una persona que tiene una enfermedad grave como es la obesidad es difícil y cualquier cosa que maximice este efecto es importante. Además, no solo conseguimos pérdida de peso, sino también que la calidad de su alimentación mejore. Esto es lo que hemos demostrado con el seguimiento a 148 familiares que no recibían tratamiento directamente y que básicamente eran la pareja del paciente intervenido. – ¿Cómo se ha desarrollado esta parte del estudio?
– Cuando un paciente entraba en el programa PREDIMED-Plus, ya fuera en el grupo intensivo como en el de control, le preguntábamos quién vivía con él y si estas personas aceptarían que les hiciéramos también un seguimiento. Durante dos años hemos ido siguiendo a las personas que aceptaron y hemos ido recapitulando lo que les ha pasado.
– ¿Cómo explican que los efectos de la intervención se hayan extendido también a los familiares de los pacientes?
– Dieta mediterránea, por concepto, es sentarse alrededor de una mesa, preparar la comida … no es solo aceite de oliva, frutos secos y demás, sino que es todo el compuesto de lo que representa nuestra forma de comer. Si tú vas a comprar y te han explicado lo que tienes que comprar, comprarás más verdura, más legumbre y aquellas cosas que son más atractivas para ti pero que sabes que no te convienen no van a entrar en casa. También vas a cocinar de forma diferente. Hemos demostrado que si el que compra en casa o el que cocina es el paciente, los resultados van a ser más intensos.
-Sin embargo, ese efecto contagio solo no ha sido evidente en lo que respecta a la actividad física. ¿Tienen alguna explicación al respecto?
– No hemos sido capaces de que la familia incremente la actividad física. Probablemente tenemos que recomendar algún ejercicio que se pueda compartir más, porque si tenemos éxito compartiendo dieta saludable, los ejercicios que recomendemos también tienen que ser compartidos. Hay que cambiar nuestra estrategia de prescribir ejercicio en estas personas, quizá hay que hacer más «mediterráneo» este ejercicio. Al patrón que hemos demostrado que funciona en dieta, todos alrededor de una mesa comiendo una comida saludable, tendríamos que ponerle metodología para trasladarlo al ejercicio. -¿Podemos concluir que esa bajada de peso de los familiares no es algo puntual y hay una adherencia a la dieta?
– No es puntual. Son dos años de seguimiento, con lo que es una pérdida de peso muy mantenida. Mantener el peso perdido durante dos años quiere decir que has cambiado hábitos. Nosotros no decimos qué han de comer, sino que enseñamos a comer.
-¿Los resultados del estudio permiten sacar conclusiones sobre cómo deben ser las intervenciones en alimentación? –Si inducimos este germen de la dieta saludable a una persona y lo hacemos de una forma que sea más expansible, vamos a ser más rentables porque conseguimos efectos en más personas.