Nuevos tiempos

YaYa lo dice León Benavente en «La canción del daño»: «Es terrible asumir que te adelantan a toda velocidad». Al fútbol español le están desbordando por la derecha y sin intermitentes, igual que en la etapa salvaje de la M-30. Mbappé y Haaland son los exponentes de otra manera de entender el fútbol. Los enterradores de Messi y Cristiano han salido de las alcantarillas y los aduladores están camino de la jubilación. Los verdugos en octavos de la Champions de Barcelona y Sevilla son verticales, directos, un «aquí te pillo, aquí te mato» de manual. Generación twitch que parecieron las planeadoras de Sito Miñanco burlando a la Guardia Civil en las Rías Bajas a principios de los noventa. Hay que acostumbrarse a los nuevos usos. Como los de Laporta en el Barça o los de Díaz Ayuso en política. Te elimina el PSG en octavos o se te va el vicepresidente económico, sí pero estamos sonrientes porque ha llegado Jan, proclaman en el Camp Nou. Ayuso, para evitar que se la líen, convoca unas elecciones de manera preventiva y así evita papelones como en otros territorios. Laporta y Ayuso tienen algo de Blitzkrieg. Son remedios relámpago, un cóctel healthy de efecto inmediato en un futuro 14 de julio en Pamplona después del «Pobre de mí».

Otro «the end» ha sido el de Casillas y Carbonero. Suerte a ambos. Un apunte. Él era «el portero». En unas de esas cenas de un jueves mucho antes que se inventaran los juernes aparecía Iker de vez en cuando. «Viene el portero». De forma genérica, sin adornos, con mayúsculas tan grandes y luminosas como el anuncio de Schweppes de la Gran Vía. «Respect».

Al fútbol español le están desbordando por la derecha y sin intermitentes