La Razón (Cataluña)

La imposible vuelta del hijo pródigo

- POR EDUARDO INDA

UnaUna de las cursilería­s de moda en ese lenguaje empresaria­l tan dado a los anglicismo­s es la del «win-win». Expresión que sirve para esas operacione­s en las que todo el mundo gana, en las que hasta el apuntador trinca legalmente su tajada. Lo de Cristiano Ronaldo con el Real Madrid tras su adiós en 2018 cabría denominarl­o como un «lose-lose». Perdieron los dos. El de Funchal se olvidó de lo que significa ganar una Copa de Europa desde que se mudó de Madrid a la tan bella como tristísima Turín, ciudad que no es precisamen­te la alegría de la huerta, ya que en invierno anochece a las cuatro de la tarde. En Italia ha conseguido las mismas Champions que el Atlético de Madrid en toda su historia: cero. Y, lo que es peor, no ha puesto aún más tierra de por medio con un Messi que atesora una Orejona menos que él (cuatro frente a las cinco de nuestro protagonis­ta).

A la entidad merengue le ha sucedido tres cuartos de lo mismo: desde que se fue el mejor jugador de toda su historia, ex aequo con don Alfredo, no se ha comido un colín en Europa. Sus participac­iones se cuentan por fracasos. Cayó en 2019 frente al Ajax en octavos, algo que no acontecía desde hacía casi una década, y la historia se repitió el verano pasado frente al City.

El futbolista más ambicioso de todos los tiempos ve impotente cómo no goza del plantel que tenía a su lado en Madrid, donde todos jugaban para él, pero donde no había un solo tuercebota­s, cosa que no se puede afirmar taxativame­nte del equipo de la Fiat. Mi amigo Jorge Mendes, el mejor en buscar talento joven, pero también el número uno a la hora de venderlo a la opinión pública, lanzó el globo sonda del regreso del hijo pródigo a la Casa Blanca. Las posibilida­des de que se cumpla ese sueño son las mismas que hay de que Errejón o Aguado sean el próximo presidente de la Comunidad de Madrid: entre cero y ninguna. La razón elemental es que el 7 tiene ya 36 años, muchos a pesar de su espectacul­ar forma física, como atestiguó ayer con el hat trick ante el Cagliari.

Con todo, la razón fundamenta­l es que el Madrid, que económicam­ente está mejor que nadie, lo cual no quiere decir que le sobre el dinero ni mucho menos, sólo tiene dos objetivos: Haaland y Mbappé. Nadie más. Irá a por el primero este verano y esperará al de 2022 para echarle el guante al segundo, que vendrá con la carta de libertad.

Lo de Cristiano es, además, física y metafísica­mente imposible por razones fiscales: los futbolista­s sólo tributan en Italia por los 100.000 primeros euros que perciben del exterior. Teniendo en cuenta que los patrocinio­s de Nike, Banco Espirito Santo, Tag-Heuer, Soccerade, Castrol y no sé cuántas más marcas llegan del extranjero y que esos ingresos por derechos de imagen suponen alrededor del 60 o el 70 por ciento de los 100 millones que se embolsa anualmente, entenderán en milésimas de segundo por qué no hay nada que hacer por mucho que nos duela. Por no hablar de los 30 kilos netos que, incentivos aparte, se lleva todos los años de la Juve. En fin, que, desgraciad­amente, no veremos a Cristiano espetarle a Florentino la celebérrim­a frase de la parábola del hijo pródigo: «No merezco ser llamado hijo tuyo». Ni a Florentino responderl­e: «Estabas perdido, pero te hemos encontrado». Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado. Era demasiado bonito para ser verdad.

 ?? AP ??
AP
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain