La UE expedienta a Reino Unido por violar el Brexit
La Comisión Europea inicia una batalla legal por la ruptura del Protocolo de Irlanda
Las relaciones post Brexit arden. Bruselas abrió ayer un nuevo procedimiento de infracción contra Reino Unido –el segundo en seis meses–, después de que Londres decidiera modificar de manera unilateral el Protocolo de Irlanda que forma parte del acuerdo de divorcio. El pasado 3 de marzo, Downing Street anunció que a partir del 1 de abril continuará la ausencia de controles aduaneros y fronterizos para los productos que parten desde Reino Unido rumbo a la provincia británica de Irlanda del Norte. Londres pospondrá la puesta en marcha de estos chequeos seis meses hasta el 1 de octubre, lo que viola lo acordado con los ex socios europeos.
Bruselas envió ayer una «carta de emplazamiento», el primer paso de un procedimiento de infracción. Además, el vicepresidente encargado del seguimiento del Brexit, Maros Sefcovic, también remitió una carta a su homólogo británico, David Frost, en la que abre la puerta al diálogo, con el objetivo de que Reino Unido rectifique y se pueda encauzar la situación. En las últimas semanas, el enfado y el malestar por estos movimientos unilaterales han sido las notas dominantes en la capital comunitaria.
En respuesta por este quebrantamiento de la confianza, la Eurocámara ha decidido congelar la aprobación del acuerdo sobre la relación futura que entró en vigor de manera provisional el 1 de enero, como modo de evitar un Brexit caótico a ambos lados del Canal de la Mancha. En un principio se esperaba que la votación tuviera lugar a finales de marzo sin demasiados sobresaltos, pero los últimos acontecimientos han llevado al Parlamento Europeo a dejar en el aire esta fecha y guardarse esta bala en la recamara. De momento, no hay motivos para el pánico. La aplicación provisional del acuerdo está garantizada hasta el 30 de abril y las dos partes pueden prorrogar este periodo. Tras la apertura del procedimiento de infracción, Reino Unido tiene un mes para contestar contestar a los requerimientos europeos y si estos no son satisfechos, Bruselas pueda continuar con este tramite legal a través de un dictamen motivado.
A pesar de que las islas han salido del bloque europeo, el Tribunal de Justicia de La UE, con sede en Luxemburgo, continúa siendo el garante de la aplicación de derecho comunitario y puede acabar imponiendo una multa al antiguo socio, si se demuestra que Reino Unido está incumpliendo lo acordado.
En realidad, el expediente abierto ayer consta de dos vertientes, ya que Bruselas y Londres acordaron un sistema «ad hoc» para superar las previsibles fricciones de las relación post divorcio. La carta enviada por Sefcovic a Frost tiene como objetivo que las dos partes emprendan consultas bilaterales dentro del
Comité Conjunto que regula el cumplimiento de este acuerdo y lleguen a una solución antes de que termine este mes. Si esto no sucede, Bruselas puede elevar este violación del acuerdo a un panel de arbitraje que tenga la última palabra. Si este organismo falla en contra de Reino Unido, no sólo podrían imponerse al antiguo socio europeo sanciones económicas, sino que también está abierta la posibilidad de que la UE suspenda parte de las obligaciones a las que se comprometió en el acuerdo de retirada o el pacto sobre la relación futura, a excepción de los derechos de los británicos que residen en suelo europeo.
Esto significa que los Veintisiete podrían, por ejemplo, imponer tarifas arancelarias a los bienes provenientes de Reino Unido. El Protocolo sobre Irlanda del Norte fue uno de los puntos más conflictivos del acuerdo de divorcio debido debido a su alta sensibilidad política. Con el objetivo de evitar una frontera dura entre las dos Irlandas que hiciera revivir los peores fantasmas de la violencia terrorista del IRA durante décadas, las dos partes acordaron una solución para que los controles a los productos se realicen en los puertos norirlandeses, lo que desplaza la frontera al mar de Irlanda Aunque el acuerdo de salida sobre la relación futura consagra que el intercambio comercial de bienes entre Reino Unido y los Veintisiete está sujeto a 0 tarifas y 0 cuotas, obliga a controles sanitarios y fitosanitarios y a cumplimentar los formularios de aduanas con las declaraciones de bienes.
Reino Unido alega que el retraso en la puesta en marcha de estos chequeos se debe la falta de infraestructuras y organización suficientes para cumplir lo pactado, ante el peligro de desabastecimiento en los supermercados de bienes de primera necesidad. «El Protocolo de Irlanda y Norte de Irlanda es la única manera de proteger los Acuerdo de Viernes Santo y preservar la paz y estabilidad a la vez que se evita una frontera dura en Irlanda y se mantiene la integridad de la UE en el mercado único. La Unión Europea y Reino Unido acordaron este protocolo juntos y también están obligados a ponerlo en marcha juntos», aseguró ayer Sefcoviv en un comunicado.
La dificultad para encontrar una salida a la situación en el Ulster fue lo que propició el fracaso de la ex primera ministra Theresa May, después de que la propuesta inicial alcanzada con los Veintisiete fuera rechazada hasta tres veces en la Cámara de los Comunes. Con la llegada de Boris Johnson a Downing Street, se ideó una nueva alternativa que deja a Irlanda del Norte alineada con las normas del mercado común europeo, pero formando parte de la unión aduanera británica. De esta forma, Londres cumplía su promesa de no seguir formando parte ni de la unión aduanera ni del mercado común y preservaba a su vez la unidad de mercado en todo el territorio británico.
Bruselas puede elevar este desacuerdo a un panel de arbitraje con capacidad de imponer sanciones a Londres