La Razón (Cataluña)

Italia se encierra por la virulencia de las cepas

Draghi decreta el confinamie­nto estricto en dos tercios del país ante la subida de contagios por las variantes y el fiasco de la vacunación

- Ismael Monzón -

Italia retrocedió ayer un año en el calendario. Las calles, como entonces, volvieron a amanecer desiertas. Con diferencia­s, sí. Al centro de las ciudades, entregado en sacrificio a los turistas, le faltaban atractivos para visitarlo.

Con bares, restaurant­es y tiendas cerradas, las fotos servían para postales, sin nadie que las emborronar­a. En los barrios todo era distinto. Sus pobladores salían a los supermerca­dos, uno de los pocos entretenim­ientos, y paseaban por las aceras a falta de otras alternativ­as. Desde ayer 42 millones de personas, dos tercios del país, se encuadran dentro de las llamadas «zonas rojas», en las que solo está abierto lo esencial. El resto queda en las «zonas naranjas», donde se mantienen cerrados bares y restaurant­es. Tan solo se salva la isla de Cerdeña, en la que las restriccio­nes son mucho más livianas. Ésta es la nueva Italia, al menos hasta final de Semana Santa.

En las «zonas rojas» el confinamie­nto no es tan estricto como hace un año. Entre las indicacion­es está no salir de casa, aunque las autoridade­s son consciente­s de que ya es muy difícil llegar a ese punto. No se permite abandonar el propio municipio, visitar a parientes o amigos, acudir a segundos domicilios o ir a cualquier negocio que no sea considerad­o esencial, porque están cerrados. Con lo cual, quedan pocas vías de escape más que salir a un parque o pasear por la calle. Las «zonas naranjas» permiten pocas alegrías más. Se puede visitar una vez a algún conocido, aunque solo en pareja o con menores de 14 años. También es posible comprarse un abrigo en una tienda, pero no tomarse un café en un bar. A excepción de Cerdeña, toda la hostelería está cerrada en Italia, aunque se les permite la entrega a domicilio. Además, siete millones de estudiante­s, el 80% del global del alumnado, volvió ayer a las clases a distancia.

Italia ha llegado hasta aquí porque la tercera ola ha empezado más tarde que en otros países de su entorno. Tras descubrir la llegada del virus antes que nadie en Europa y sufrir una segunda ola aún más mortal a partir de octubre, en Navidades hubo un cerrojazo completo. Se aplicaron las mismas medidas que ahora durante aquellas fiestas, lo que permitió llegar a enero en el punto más bajo de la segunda ola. En España, con muchas menos restriccio­nes, comenzaba la tercera. Tras un par de meses de relativa calma, el país transalpin­o está actualment­e en ese momento. Aunque también ha rebajado los criterios para aplicar confinamie­ntos, por lo que las regiones entran ahora en «zona roja» en cuanto la incidencia acumulada supera los 250 casos por cada 100.000 habitantes. Este sistema de colores se aplica a nivel regional, pero se dicta desde el Gobierno de Roma. Cada uno de los territorio­stienen unas restriccio­nes en función de su situación sanitaria, pero las medidas y criterios son iguales para todos.

En los últimos días los contagios han llegado a rozar los 28.000 diarios, mientras que la media semanal está en 22.000. Se trata de un nivel menor al pico de la segunda ola, aunque los expertos calculan que las cifras todavía crecerán hasta finales de mes. Por eso la Semana Santa ha quedado también en suspenso. Pese a que las medidas cambian evaluando los datos epidemioló­gicos cada dos semanas, el Gobierno ha decidido que durante los días festivos quedará cerrado todo salvo lo esencial en el conjunto del país. El factor clave es el incremento de las variantes, en especial la británica, que ya son prepondera­ntes, pues representa­n más de la mitad de los casos.

Las decisiones del Ejecutivo han estado apoyadas por los miembros del comité técnico científico, que no encontraba­n otro modo de frenar estas cepas.

Los hospitales italianos vuelven a estar saturados. Las UCI ya están ocupadas en un 35% por pacientes con covid, un porcentaje que supera el umbral de riesgo, fijado en el 30%. En el resto de plantas, los enfermos que ha dejado el virus representa­n el 39%, a un punto de la cota límite. Así, los italianos apuraron el último fin de semana para salir en tromba antes de las restriccio­nes. Les esperan tres nuevas semanas de encierro, que se acumulan a los confinamie­ntos anteriores.

Con más de 100.000 fallecidos, Italia es el país de la UE con más muertos por covid. El primer ministro, Mario Draghi, ha prometido acelerar la campaña de vacunación, pero el país no logra salir de esa espiral en la que entró hace un año. Ayer también se suspendió el suministro de vacunas de AstraZenec­a. Difícil observar con perspectiv­a ese lema global nacido en Italia, que prometía que todo iba a «ir bien».

«Zonas rojas»

Solo permanecen abiertos los comercios esenciales y bares y restaurant­es están cerrados. Dos tercios del país, unos 42 millones de italianos, viven en ellas.

«Zonas naranjas»

Los habitantes pueden acudir a comprar a comercios no esenciales, pero la hostelería permanece cerrada. Se puede visitar a un amigo o familiar.

Repunte de contagios

Los casos diarios rozan los 22.000 cuando la media semanal era hasta ahora de 28.000. La ocupación de las UCI por enfermos de covid está en el 35%.

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EFE Así de desierta está la Plaza de San Marcos de Venecia tras ponerse en marcha nuevas restriccio­nes contra la covid-19

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